sábado, 17 de marzo de 2018

El plan – Capitulo 9º


Al día siguiente, John volvió a reproducir la película, esta vez se detuvo en las partes creyendo reconocer una cara. Sin embargo, esta vez no pudo obtener ninguna imagen lo suficientemente nítida por lo que es útil para chantajear a alguien. En cierto momento él creyó haber identificado a un periodista conocido de las noticias, pero no era él, después de todo. Y también vio un jefe de policía, pero su rostro no se veía con detalle, y él prefería no hacer frente a los policías.
Viendo la película John experimento un cruce de sentimientos. Por un lado había una excitación provocada por su cuerpo femenino. Como si solo mirando las imágenes sucias despertó un impulso sobre él que no pudo reprimir. Una vez más, sin quererlo la pequeña voz estaba allí. Cada vez era más difícil ignorarla. Por otro lado estaba la culpa y la humillación de ver los actos tan viles y pervertidos. No, esa situación tenía que parar definitivamente.
Se dirigió a la despensa, cogió las galletas, y cuando estaba a punto de tirarlas a la basura cambio de opinión en el ultimo minuto.
“no hubo suerte la última noche”, pensó. “tengo que darme por lo menos una oportunidad más. Solo una mas y juro que luego me deshago de ellas, lo juro por mi hombría”, se dijo a sí mismo y se santiguo mientras él tenía ese último pensamiento. Así que se preparo para realizar de nuevo el fin de semana siguiente.
Y él lo hizo. Al comer tantas galletas juntas, el vio que esta vez se había transformado en la misma mujer que en el segundo tiempo. “Tal vez la primera de ellas era diferente porque no había comido dos galletas al mismo tiempo”
Esta vez tomo más precauciones para evitar la misma situación que la semana anterior. Al día siguiente comprobó varios relojes hasta que estuvo seguro de que era el momento adecuado y solo entonces configuro el temporizador para abrir las esposas y el cinturón de castidad. Y en este caso uso un cinturón de cuero que si era necesario podía abrir con un instrumento afilado.
Pero al día siguiente, al comprobar el contenido de la película, el fallo otra vez. Preparado para cumplir su juramente, abrió la despensa, cogió las galletas y las arrojo sobre la basura. Y se fue al sofá. Sin embargo, el no podía concentrarse en nada de lo que veía, la imagen de las galletas todavía estaba allí, en su mente.
Cerró los ojos y recordó mirarse en el espejo y ver su magnífico cuerpo de mujer con las piernas delgadas, la cintura delgada, esos pechos enormes que tenían el tamaño de una bola de bolos, pero suave al tacto y muy firmes, incluso sin sujetador. Esos labios carnosos que invitaban a ser mordidos hasta romperlos. Ese pelo largo y rubio, esos ojos…
Sin case darse cuenta ya tenía ambas manos sobre su miembro levantado y se estaba frotando hasta que exploto dentro de su pantalón y sin quisiera pensar pudo evitar las salpicaduras. No podía dejarlo, ahora era parte de su vida. Era algo que necesitaba, casi más que el dinero para obtener lograr un chantaje. “ok, ok, puedo controlarlo”. Se dijo a sí mismo.
Y después de desnudarse y tomarse una ducha fría volvió a la TV. Miro frenéticamente el canal de deportes mirando de encontrar algo para ver y hacerle olvidar. Se detuvo en una de carreras de coches. Sin embargo solo mirando la imagen de las mujeres voluptuosas que solían salir por ahí en los coches al inicio de las carreras, penso,”puedo ser mucho mejor que cualquiera de esa putas baratas. ..· Y el pulso volvió.
Sabía que no podía controlarlo y lo conducirá a volverse loco acaba de bajar la basura y si el camión de la basura lo cargara tendría siempre ese deseo. Se fue corriendo a la basura y las volvió a guardar en la despensa.
“Vamos a intentarlo de nuevo. Esta vez tiene que funcionar, no puede fallar.” Pensó en sí, no estaba actuando por el deseo, sino por el dinero. Sin embargo, el hecho de saber que el próximo fin de semana lo intentaría de nuevo lo mantuvo bastante controlado durante esa semana. Pero cada día al despertar, se decía en sus adentros. “Hoy es martes, todavía quedan cuatro días para el día…”
Y finalmente el sábado llego. Y paso su desempeño, como si se tratara de la cosa más natural del mundo y de una manera previamente planeada. No solo era cada mas experto en sus “técnicas de trabajo”, obtenía una mirada más seductora y elegante en cada ocasión. Termino haciendo ese trabajo como si lo hubiera hecho siempre en la vida, él lo hacía como una profesional. Por un momento, no podía creer que estaba empezando a pensar de esa manera, no, él tenía definitivamente no darse por vencido, todavía no era el final.
Pero él estaba empezando a disfrutar de su nuevo trabajo y finalmente se daba cuenta de lo que estaba tratando de negarse a sí mismo, la extraña sensación que había sentido en el callejón no era tan desconocida para él como había tratado de pensar. Ser tratado de esa manera le provoco orgasmos, uno tras otro y con una intensidad diferente. Eso no era posible, ¿no significaba que él estaba empezando a disfrutar de ser abusado?
Por un momento se imagino su futuro en ese tipo de trabajo. Estaba seguro de que si él lo hacía podría conseguir un beneficio económico muy alto, incluso sin chantajear a nadie. Después de todo algunos de sus “Clientes” estaban empezando a ser regulares y llegaban nuevos cada día. Parecía que el rumor se difundía por allí. Algunas de esas personas le dejaron tarjetas con números de teléfono y frases sucias escritas. Estaba perdida cada vez más la sensibilidad y se las arreglaba para desconectar completamente del dolor y de la humillación.
Pero él siempre estaba tratando de convencerse a si mismo que lo hacía solo por el dinero y que iba a dejarlo una vez que encontrara un buen candidato. Pero sin embargo, una pequeña voz en su mente repetía sin parar “Estas disfrutando de ella, ¿verdad?, solo tienes que comerte todas las galletas restantes y tendrás lo que estas buscando, Zorra”. John estaba completamente seguro de que era una alucinación provocada por la tensión de ser sometido a esos actos, estaba seguro de que tenía que dejarlo tan pronto como fuera posible. Tal vez esta sería la última vez que tenía que hacerlo.
Pero no encontró nada digno esta vez. Y no encontró nada de nuevo en la próxima. Había solo dos galletas que dejo en el primer caso y él estaba empezando a pensar que no lo lograría.
La noche del sexto intento se hizo una promesa, pero esta vez lo juraría por su madre. “si esta noche no encuentro ningún candidato quiero comerlas todas y terminar con esto definitivamente”
Esa noche se preparo con más cuidado que los anteriores. Era todo o nada y eso le gusto. Había perdido apuesta como que más de una vez, el coche, la casa. Pero la adrenalina de la última mano valía todo.
En esta ocasión se vistió e hizo –a sí mismo de una manera más meticulosa y cuidadosa. Él seguía mirándose como una puta, pero al igual que una de alto nivel.
Eligio un conjunto de lencería, medias negras, un sostén muy sugerente y casi transparente de color negro atenuado y las medias a juego. El mismo corsé rojo con patrones negros que ya había utilizado, un par de aros de oro de pendientes y un collar a juego, y por supuesto, sus lindas pulseras del tobillo. Un mini vestido negro ajustado con un gran escote dejando ver sus enormes pechos para ser admirados y como toque final unos zapatos de tacón de color negro.
Jonh se sorprendió al ver que se estaba convirtiendo en un maestro en caminar sobre tacones y comenzó a disfrutar bastante en usarlos. No solo hacía que sus piernas se vieran más grandes, también levantaba su culo dándole una forma aun más sugerente. Se estremeció la tener ese tipo de pensamientos, que estaba empezando a pensar como una mujer. No, eso noche seria el definitivamente todo o nada.
Como último detalle se roció una vez más con el perfume “pasión oscura”, le emocionaba el aroma.
Se paró un momento para mirarse a sí mismo en el espejo, se había convertido en una verdadera delicia. Así que sabiendo su rutina a se fue al lugar de trabajo sin pensar en ello, haciéndolo de una manera rutinaria y calculada, eso le relajaba.
En este caso, la última mano duraría muchas horas, pero la idea de que si todo salía mal su vida como un hombre terminaría dejarle aguanta incluso con más fuerza de voluntad del castigo y de la sumisión.
La noche tocaba a su fin. El último grupo de clientes ya se había ido y dejado sus recuerdos dentro de John. Se dio cuenta con tristeza de que si salía de su control del libido lo que realmente disfrutaba de la situación ya que tuvo un montón de orgasmos esa noche. El detective estaba ya imaginando pasando el resto de su vida en burdeles o como esclavo sexual de un magnate del petróleo. Pues bien, este último que en el mejor de los casos, que no sabía que podría sucederle con ese cuerpo y un deseo sexual incontrolable, pero varias ideas e imágenes mentales desagradables le recorrieron su mente. No, prefería pensar en que para ese momento.
Cogiendo la hora como terminada el trabajo se arrastro de nuevo a buscar las llaves de las esposas, pero en ese momento vio una enorme limusina blanca que se detuvo justo delante de él. Miro a ambos lados y vio a otras dos limusinas que estaban detenidas cerrando el callejón ambos lados. Era evidente que era un pez gordo quien estaba allí dentro, pero uno muy grande.
John se coloco en su posición original de nuevo. Él estaba completamente sucio, desordenado, con el maquillaje totalmente arruinado, con un olor mezcla de sudor y otros olores de algún tipo. Y él no podía hacer nada para mejorar su aspecto.
Pasaron algunos minutos y nada sucedía. De repente una puerta trasera se abrió y un hombre vestido con un traje caro salió del coche y camino hacia él.
Llevaba un sombre tejano, cuando salió John casi se desmaya. No era menos era el gobernador de Texas, y el próximo candidato a presidente por el partido republicano. Pero él no era solo un candidato, él era casi seguro el ganador de todas las encuestar. Y él era el favorito porque era un momento de demasiadas libertades y vino con posiciones conservadoras y muy victorianas. También tenía una imagen de hombre recto, un hombre de familia con un comportamiento impecable. Era un hombre muy poderoso se sospechaba que tenia vínculos con la mafia del tráfico de armas. Era la última persona que John esperaba encontrar allí.
El hombre se le acerco, le miro con una mirada feroz y le dijo: “Veo lo que me ha dicho no era ninguna mentira”.
John se quedo petrificado. Por un momento pensó que el hombre no quería su cuerpo para usarlo como el resto de los clientes. ¿Y si el quiera usarlo como un símbolo de lo que él estaba luchando para limpiar el país?
Por un momento, John no sabía qué hacer, se imaginaba si mismo siendo sometido algún tipo de tortura o humillación muy diferente a lo que había vivido en ese callejón. ¿Y si ese hombre quería herirlo o incluso matarlo?
Un sudor frio le atravesó la espalda de John y comenzó a sentir algo volando alrededor de su estomago. Por un momento tuvo la sensación de haber perdido el control de su vejiga y justo cuando pensaba que todo estaba perdido, luego….
“Usted es aun más perfecto de lo que me imaginaba” dijo el tejano, “tu podrías ser una gran posesión mía. Pero de todos modos no voy a llevarte conmigo ahora. Voy a tratar de que en primer lugar, y si mi complaces, voy a venir aquí la próxima semana para buscarte y llevarte conmigo”
Así que ahora John tenía que pasar un examen, para ver si se calificaba. Si eso era así, entonces tenía que dar lo mejor de sí mismo. Tuvo que realizar hasta el máximo por lo que el hombre podía dejar que lo llevara por todo lo reprimido de falta de control que debía tener.
Y se dejo el coche por eso. Él le presento los castigos más terribles que John jamás podría haber imaginado. No dejo ningún pedazo de su cuerpo sin maltratarlo. Se orino, defeco, e incluso vomito sobre él. John nunca habría imaginado que un tipo como él hubiese sido capaz esos tipos de perversiones. Él le presento las humillaciones y depravaciones que estaba más allá de lo que sus clientes más salvajes le habían hecho a él.
John pensó que había tocado el fondo de la depravación humana y pronto tuvo que corregirse a sí mismo. Lo que ahora lo estaba poseyendo y abusando de su cuerpo no era un ser humano mas. Él era un cerdo, enloquecido por la lujuria, sin ningún remordimiento ni piedad hizo que John se arrepintiera de haberse presentado voluntariamente a ese tormento. Solo deseaba que se detuviera tan pronto como fuese posible, pero el tiempo parecía extenderse infinitamente. La brutalidad que se aplico sobre él le dejo marcas en todas partes, tanto física como mentalmente.
Sus experiencias anteriores había sido duras, pero este cerdo había hecho que John realmente se sintiera violada. Lo único que pensaba era que iba a pagar por todo esto. “oh, sí, hijo de puta, lo que te costara, esto te costara mucho”.
De vez en cuando John miraba su coche para ver si la posición de la mini cámara cogía bien esas escenas.
Finalmente, después de mucho rato, el hombre se canso y decidió terminar, “Debo decirte que has aprobado con la mejor nota. El próximo sábado voy a volver aquí a la misma hora y te llevare conmigo. Y será mejor que estés aquí, porque si no estás no parare de buscarte hasta que te encuentre. Y te podría encontrar en cualquier lugar del mundo, nunca serás capaz de esconderte de mí”
Y diciendo eso cogió su sombrero tejano, se lo puso y camino con decisión hacia la limusina.
Al día siguiente John estaba aun emocionado tanto, que incluso con el estimulo habitual de las esposas y del cinturón de castidad no paraba de tener más de cinco o seis orgasmos, muy por debajo de lo habitual. El abuso del tejano definitivamente lo había dejando solo perturbado sino también dañado. Estaba seguro que iba a recuperarse a sí mismo, tarde o temprano. Tenía que mantenerse con vida.
Una cosa le iba alrededor de su mente todo el rato, ¿Cuánto vale ese hombre? Si fuera un hombre sabio debería olvidarse de todo en realidad. Si el gobernador le ocurrirá descubrir que no habría lugar en la tierra donde esconderse. Pero él ya estaba hecho y preparado para todo. Y el signo del dólar brillaba en su mente con un resplandor que era más grande que cualquier otra cosa. Además, solo recordando la experiencia vivida con ese chico le hacía hervir la sangre. Él iba a pagar, en definitiva, tendría que pagar mucho.
Finalmente decidió el número. Pediría 50 millones. Con eso podría vivir como un emperador el resto de su vida y cumplir su sueño dorado. Él se proporcionaría toda una isla con ese dinero. Y el candidato, después de sufrir un éxito tan grande para la presidencia, no tendría ni siquiera ganas de buscarlo en el callejón la próxima semana. De todos modos no le encontraría porque ahora él sería capaz de seguir su promesa y destruir las galletas. Pero él no lo haría hasta conseguir el dinero.
No fue tan fácil llegar al tejano. No era tan fácil como llamar a su puerta o dar un sobre a su secretaria. De todos modos, recurrió a un amigo experto en delincuencia cibernética (en cometerlos en lugar de buscar a los criminales), y con su ayuda se las arreglo para obtener la dirección de correo electrónico privado del gobernador. Por supuesto que, además de pagar a su amigo una buena cantidad de dinero que solo le dijo que quería enviarle un mensaje de odio de cómo estaba cabreado del partido. Además utilizo otros contactos para abrir una cuenta numerada en un paraíso fiscal, las que los traficantes utilizan para hacer su dinero sucio huyendo de cualquier control.
Envió un mensaje al gobernador. Adjunto varias fotos que había obtenido en las que se mostraban los momentos más calientes de su encuentro de la noche. La respuesta no tardo mucho en llegar. Algunos días más tarde, su cuenta numerada tenía un saldo de 50 millones de dólares. Él los transfirió inmediatamente a una segunda cuenta en un paraíso fiscal diferente, para evitar que nadie pudiera rastrear la primera. John no se lo podía creer, había tenido éxito.
Él era inmensamente rico y al fin podía deshacerse de las galletas, las mismas que uso para ganar todo ese dinero. Pero también las mismas que podrían destruir las arrojo a la basura, pero esta vez cerro la bolsa y la dejo en el contenedor de residuos. También se deshizo de toda la lencería y el vestuario de mujer y de las cajas con aquellos objetos, cerrando el embalaje con cinta adhesiva para que nadie se diera cuenta de su contenido. El empleado llegaría tarde por la noche para sacar todo del camión y todo se compactaría dentro del vertedero.
Muy aliviado se fue al ordenador y empezó a buscar por internet lo que sería su próxima casa. En una paradisiaca isla en cualquier lugar de la tierra, preferiblemente tropical.
Después de haber estado buscado, encontró varios prospectos y decidió encender el televisor para distraerse, estaba puesto en el canal de noticias. De repente, un rostro que conocía muy bien apareció en la pantalla al lado de unos titulares grandes con letras blancas que decían “CANDIDATO PERVERTIDO”.  Era la misma persona que había abusado de su cuerpo de mujer unos días antes. Y el mismo que había transferido el dinero que le había hecho millonario.
Viendo esas imágenes se puso a temblar. Era una imagen, una de las que él había enviado al gobernador para chantajearlo. Incluso pensó que era borroso en algunas partes de su contenido era totalmente evidente y que todo el mundo, adulto o menos de edad, podía verlo. El gobernador estaba en un primer plano haciéndose pis en sus pechos desnudos. John con un ataque de terror apago la televisión con miedo.

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