Él
no tenía ninguna herramienta disponible en su apartamento para tratar de forzar
la cerradura y lo que tenia estaban guardadas en su coche en una caja de
herramientas con llave.
“puedo
utilizar el arma”, pensó desesperado. Tal vez podría abrir la cerradura
con un disparo pero interrumpió esa idea porque el uso de la pistola implica el
riesgo no solo de perder un tiro y herirse a sí mismo, sino que también
atraería una atención inesperada.
Él
sabía que, probablemente, no se encontraría ninguna persona en los pasillos,
pero no podía correr el riesgo de ir abajo en el ascensor y de ser descubierto
en el garaje. Se le ocurrió una solución un poco arriesgada, pero él ya había
enfrentado a mayores riesgos y no parecía haber ninguna otra opción.
Su
vecino que vivía en el apartamento cercano al ascensor era, como él sabía muy
bien, un borracho y un degenerado. Sabía que sin duda seria en casa en ese
momento, porque lo había escuchado insultando a la televisión mientras miraba
el beisbol en su TV. Y también sabía que su esposa se había ido sin duda a
tomar algún café con sus amigas, el otro riesgo añadido era que si estuviera en
su casa su plan se reduciría el fracaso. Así que mejor era que se diera prisa
porque ella podía volver en cualquier momento.
El
borracho era su única esperanza, porque en el otro apartamento vivían familias
o personas mayores que no le podrían ayudar en esa situación. Necesitaba a
alguien que quisiera abrir su cinturón de castidad sin tener que dar demasiadas
explicaciones, porque él no tenía ninguna manera de pedir nada.
Por
suerte tenia la máscara de mujer aun puesta. Posiblemente, el hombre con poca
luz y una gran cantidad de alcohol no se enteraría de que era falso. Su abrió
estaba sobre una base, así que era un poco más fácil para el ponérselo pero aun
así le costó un poco cubrirse totalmente con él.
Había
llegado el momento de actuar. Él puso su oreja contra la puerta para asegurarse
de que no escuchaba voces en el pasillo. Cuando estuvo seguro de ello, abrió la
puerta y se asomo brevemente hasta que estuvo seguro de que no había nadie
alrededor. El pasillo estaba completamente vacío y no podía escuchar ninguna voz
de cualquiera de los otros apartamentos.
Cogió
aliento y se aventuro hacia el pasillo, dejando su puerta abierta. Camino hacia
el ascensor y por un momento pensó que oía ha alguien que se acercaba. Tras
comprobar que no había nadie se calmo.
Se
paro frente a la puerta del vecino y para golpear la puerta tuvo que darse la
vuelta y hacerlo del revés, por culpa de las esposas que lo hacían difícil. Al
principio nadie respondió, él escucha el sonido de la televisión, por lo que
sabía que el hombre estaba allí. Siguió golpeando con insistencia. De repente,
la puerta se abrió a destiempo provocándole un susto que le hizo saltar.
“¿quien diablos osa interrumpir el partido
justo en la novena entrada…?”
John
se volvió y se topo con el vecino que estaba realmente borracho, con su nariz
roja y con olor de no haberse duchado en días. Al alzar la vista delante de él
se quedo paralizado y no sabía cómo reaccionar al ver con asombro era demasiado
grande.
Como
él no era capaz de hablar lo único que John podía hacer era verlo a través del
rostro inexpresivo de la máscara. De repente, el hombre reacciono con violencia
e introduzco a John al interior de la vivienda.
“Yo sé
lo que eres, eres una puta, verdad? Ven aquí, sihhnno me haces olvidar la
mhhhala entrada del jugador…”
Su
voz apenas se podía entender y por un momento temía lo que iba a pasar allí,
pero no fue así. El venció retiro la vestimenta de John y la tipo a un lado. Al
mirar sus enormes pecho y darse cuenta de que estaba esposado la expresión
comenzó a caminar sobre la base de algo similar a la lujuria.
“esto
es un regalo! Ven aquí, puuhhta, te voy a dar lo que te medddehhhes”
Pero
cuando trato de arrancar la cinta John se sorprendió porque no podía hacerlo.
“pero
qué? Diablos eshhhtts esta cosa!”
Siguió
tirando de la correa de John y cuando él finalmente se convenció de que no
renunciaría arrastro a John por el brazo hasta dentro de la habitación. Por un
momento, John pensó que había sido una terrible idea. El borracho no podía
tomar el control de la situación, por un momento se imagino lo que ocurriría si
su mujer regresara y los encontrara en esa situación.
Comenzó
a analizar sus posibles vías de escape. No tenía otra opción que recurrir a sus
vecinos de los otros apartamentos, pero primero tenía que tratar con el
borracho. No hubiera sido rival para él, porque John era un experto en las
artes marciales, pero en este caso tenía ventaja sobre él ya que estaba
esposado, además al llevar el cuerpo de una mujer no sabía cómo actuaria en una
situación de lucha.
La
mente se perdía en esos pensamientos cuando empezó a llegar los tirones
nuevamente. Ahora el borracho utilizaba algunas herramientas y una especie de
palanca de metal para tratar de forzar el candado del cinturón de castidad. No
parecía importarle sus esfuerzos tuvieran poco progreso, incluso araño la piel
de John que él era incapaz de pronunciar algún grito, ya que la mordaza hacia
bien su función.
Él
pensó que todo era inútil. Observo el reloj de la pared y vio que el efecto de
las galletas estaba a punto de terminar. Empezó a temblar pensando en lo que
pasaría cuando recuperase su cuerpo y sobre todo su pene. Empezó a luchar, pero
de repente se oyó un fuerte crujido… y se abrió el candado.
Se
le llenaron de lágrimas la cara cuando el borracho sin ningún miramiento, tiro
de los consoladores de su ano y de la vagina al mismo tiempo. El borracho al
ver que había logrado quitar el cinturón lo sacudió como un trofeo y cuando
estaba a punto de lanzarse sobre su víctima para llevar a cabo lo que su libido
le estaba pidiendo vio como la meta se había transformado de un orificio a un
falo masculino.
Se
quedo congelado y se rasco la cabeza sin entender, John aprovecho ese segundo y
lo utilizo para prepararse a sí mismo y dar al hombre una tremenda patada en
los cojones. El borracho seguía teniendo la expresión de impresión en su
rostro. El dolor le hizo agacharse y cogerse la zona afectada con un llanto de
dolor, así que John aprovecho para darle una segunda patada pero esta vez en la
nuca. El hombre cayó al suelo con la mirada en blanco.
John
salió corriendo del apartamento y entro en su propia casa completamente
cubierto de sudor. Cerró la puerta de un empujón y se dejo caer jadeando y
respirando profundamente. Lo había hecho! Evitar otra situación de riesgo. El
permaneció sentado en el sofá un largo tiempo hasta que escucho la alarma de la
caja fuerte. Por fin podía deshacerse de sus ataduras y al menos podía respirar
con alivio una vez que él podía quitarse su mordaza y las esposas.
“esto
merece una buena bebida!”, se dijo. Así que lleno un par de copas para
olvidar la amarga experiencia. Conto que nadie lo hubiera visto huir de la casa
del borracho y que este no le diría su aventura a nadie, o incluso no
recordaría nada al día siguiente a causa de la embriaguez, o no se atrevería
decir a nadie que casi viola a una travesti. En cualquier caso tenía que tener más
cuidado. Se ducho, esta vez con agua fría, y cayo exhausto en la cama de nuevo.
Esa tarde había sido realmente emocionante.
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