sábado, 10 de marzo de 2018

El plan – Capitulo 8º


Él no tenía ninguna herramienta disponible en su apartamento para tratar de forzar la cerradura y lo que tenia estaban guardadas en su coche en una caja de herramientas con llave.
puedo utilizar el arma”, pensó desesperado. Tal vez podría abrir la cerradura con un disparo pero interrumpió esa idea porque el uso de la pistola implica el riesgo no solo de perder un tiro y herirse a sí mismo, sino que también atraería una atención inesperada.
Él sabía que, probablemente, no se encontraría ninguna persona en los pasillos, pero no podía correr el riesgo de ir abajo en el ascensor y de ser descubierto en el garaje. Se le ocurrió una solución un poco arriesgada, pero él ya había enfrentado a mayores riesgos y no parecía haber ninguna otra opción.
Su vecino que vivía en el apartamento cercano al ascensor era, como él sabía muy bien, un borracho y un degenerado. Sabía que sin duda seria en casa en ese momento, porque lo había escuchado insultando a la televisión mientras miraba el beisbol en su TV. Y también sabía que su esposa se había ido sin duda a tomar algún café con sus amigas, el otro riesgo añadido era que si estuviera en su casa su plan se reduciría el fracaso. Así que mejor era que se diera prisa porque ella podía volver en cualquier momento.
El borracho era su única esperanza, porque en el otro apartamento vivían familias o personas mayores que no le podrían ayudar en esa situación. Necesitaba a alguien que quisiera abrir su cinturón de castidad sin tener que dar demasiadas explicaciones, porque él no tenía ninguna manera de pedir nada.
Por suerte tenia la máscara de mujer aun puesta. Posiblemente, el hombre con poca luz y una gran cantidad de alcohol no se enteraría de que era falso. Su abrió estaba sobre una base, así que era un poco más fácil para el ponérselo pero aun así le costó un poco cubrirse totalmente con él.
Había llegado el momento de actuar. Él puso su oreja contra la puerta para asegurarse de que no escuchaba voces en el pasillo. Cuando estuvo seguro de ello, abrió la puerta y se asomo brevemente hasta que estuvo seguro de que no había nadie alrededor. El pasillo estaba completamente vacío y no podía escuchar ninguna voz de cualquiera de los otros apartamentos.
Cogió aliento y se aventuro hacia el pasillo, dejando su puerta abierta. Camino hacia el ascensor y por un momento pensó que oía ha alguien que se acercaba. Tras comprobar que no había nadie se calmo.
Se paro frente a la puerta del vecino y para golpear la puerta tuvo que darse la vuelta y hacerlo del revés, por culpa de las esposas que lo hacían difícil. Al principio nadie respondió, él escucha el sonido de la televisión, por lo que sabía que el hombre estaba allí. Siguió golpeando con insistencia. De repente, la puerta se abrió a destiempo provocándole un susto que le hizo saltar.
¿quien diablos osa interrumpir el partido justo en la novena entrada…?”
John se volvió y se topo con el vecino que estaba realmente borracho, con su nariz roja y con olor de no haberse duchado en días. Al alzar la vista delante de él se quedo paralizado y no sabía cómo reaccionar al ver con asombro era demasiado grande.
Como él no era capaz de hablar lo único que John podía hacer era verlo a través del rostro inexpresivo de la máscara. De repente, el hombre reacciono con violencia e introduzco a John al interior de la vivienda.
Yo sé lo que eres, eres una puta, verdad? Ven aquí, sihhnno me haces olvidar la mhhhala entrada del jugador…”
Su voz apenas se podía entender y por un momento temía lo que iba a pasar allí, pero no fue así. El venció retiro la vestimenta de John y la tipo a un lado. Al mirar sus enormes pecho y darse cuenta de que estaba esposado la expresión comenzó a caminar sobre la base de algo similar a la lujuria.
“esto es un regalo! Ven aquí, puuhhta, te voy a dar lo que te medddehhhes”
Pero cuando trato de arrancar la cinta John se sorprendió porque no podía hacerlo.
“pero qué? Diablos eshhhtts esta cosa!”
Siguió tirando de la correa de John y cuando él finalmente se convenció de que no renunciaría arrastro a John por el brazo hasta dentro de la habitación. Por un momento, John pensó que había sido una terrible idea. El borracho no podía tomar el control de la situación, por un momento se imagino lo que ocurriría si su mujer regresara y los encontrara en esa situación.
Comenzó a analizar sus posibles vías de escape. No tenía otra opción que recurrir a sus vecinos de los otros apartamentos, pero primero tenía que tratar con el borracho. No hubiera sido rival para él, porque John era un experto en las artes marciales, pero en este caso tenía ventaja sobre él ya que estaba esposado, además al llevar el cuerpo de una mujer no sabía cómo actuaria en una situación de lucha.
La mente se perdía en esos pensamientos cuando empezó a llegar los tirones nuevamente. Ahora el borracho utilizaba algunas herramientas y una especie de palanca de metal para tratar de forzar el candado del cinturón de castidad. No parecía importarle sus esfuerzos tuvieran poco progreso, incluso araño la piel de John que él era incapaz de pronunciar algún grito, ya que la mordaza hacia bien su función.
Él pensó que todo era inútil. Observo el reloj de la pared y vio que el efecto de las galletas estaba a punto de terminar. Empezó a temblar pensando en lo que pasaría cuando recuperase su cuerpo y sobre todo su pene. Empezó a luchar, pero de repente se oyó un fuerte crujido… y se abrió el candado.
Se le llenaron de lágrimas la cara cuando el borracho sin ningún miramiento, tiro de los consoladores de su ano y de la vagina al mismo tiempo. El borracho al ver que había logrado quitar el cinturón lo sacudió como un trofeo y cuando estaba a punto de lanzarse sobre su víctima para llevar a cabo lo que su libido le estaba pidiendo vio como la meta se había transformado de un orificio a un falo masculino.
Se quedo congelado y se rasco la cabeza sin entender, John aprovecho ese segundo y lo utilizo para prepararse a sí mismo y dar al hombre una tremenda patada en los cojones. El borracho seguía teniendo la expresión de impresión en su rostro. El dolor le hizo agacharse y cogerse la zona afectada con un llanto de dolor, así que John aprovecho para darle una segunda patada pero esta vez en la nuca. El hombre cayó al suelo con la mirada en blanco.
John salió corriendo del apartamento y entro en su propia casa completamente cubierto de sudor. Cerró la puerta de un empujón y se dejo caer jadeando y respirando profundamente. Lo había hecho! Evitar otra situación de riesgo. El permaneció sentado en el sofá un largo tiempo hasta que escucho la alarma de la caja fuerte. Por fin podía deshacerse de sus ataduras y al menos podía respirar con alivio una vez que él podía quitarse su mordaza y las esposas.
esto merece una buena bebida!”, se dijo. Así que lleno un par de copas para olvidar la amarga experiencia. Conto que nadie lo hubiera visto huir de la casa del borracho y que este no le diría su aventura a nadie, o incluso no recordaría nada al día siguiente a causa de la embriaguez, o no se atrevería decir a nadie que casi viola a una travesti. En cualquier caso tenía que tener más cuidado. Se ducho, esta vez con agua fría, y cayo exhausto en la cama de nuevo. Esa tarde había sido realmente emocionante.

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