Al
día siguiente, John volvió a reproducir la película, esta vez se detuvo en las
partes creyendo reconocer una cara. Sin embargo, esta vez no pudo obtener
ninguna imagen lo suficientemente nítida por lo que es útil para chantajear a
alguien. En cierto momento él creyó haber identificado a un periodista conocido
de las noticias, pero no era él, después de todo. Y también vio un jefe de
policía, pero su rostro no se veía con detalle, y él prefería no hacer frente a
los policías.
Viendo
la película John experimento un cruce de sentimientos. Por un lado había una
excitación provocada por su cuerpo femenino. Como si solo mirando las imágenes
sucias despertó un impulso sobre él que no pudo reprimir. Una vez más, sin
quererlo la pequeña voz estaba allí. Cada vez era más difícil ignorarla. Por
otro lado estaba la culpa y la humillación de ver los actos tan viles y
pervertidos. No, esa situación tenía que parar definitivamente.
Se
dirigió a la despensa, cogió las galletas, y cuando estaba a punto de tirarlas
a la basura cambio de opinión en el ultimo minuto.
“no
hubo suerte la última noche”, pensó.
“tengo
que darme por lo menos una oportunidad más. Solo una mas y juro que luego me
deshago de ellas, lo juro por mi hombría”, se dijo a sí mismo y se
santiguo mientras él tenía ese último pensamiento. Así que se preparo para
realizar de nuevo el fin de semana siguiente.
Y
él lo hizo. Al comer tantas galletas juntas, el vio que esta vez se había
transformado en la misma mujer que en el segundo tiempo. “Tal vez la primera de ellas era
diferente porque no había comido dos galletas al mismo tiempo”
Esta
vez tomo más precauciones para evitar la misma situación que la semana
anterior. Al día siguiente comprobó varios relojes hasta que estuvo seguro de
que era el momento adecuado y solo entonces configuro el temporizador para
abrir las esposas y el cinturón de castidad. Y en este caso uso un cinturón de
cuero que si era necesario podía abrir con un instrumento afilado.
Pero
al día siguiente, al comprobar el contenido de la película, el fallo otra vez.
Preparado para cumplir su juramente, abrió la despensa, cogió las galletas y
las arrojo sobre la basura. Y se fue al sofá. Sin embargo, el no podía
concentrarse en nada de lo que veía, la imagen de las galletas todavía estaba allí,
en su mente.
Cerró
los ojos y recordó mirarse en el espejo y ver su magnífico cuerpo de mujer con
las piernas delgadas, la cintura delgada, esos pechos enormes que tenían el tamaño
de una bola de bolos, pero suave al tacto y muy firmes, incluso sin sujetador.
Esos labios carnosos que invitaban a ser mordidos hasta romperlos. Ese pelo
largo y rubio, esos ojos…
Sin
case darse cuenta ya tenía ambas manos sobre su miembro levantado y se estaba
frotando hasta que exploto dentro de su pantalón y sin quisiera pensar pudo
evitar las salpicaduras. No podía dejarlo, ahora era parte de su vida. Era algo
que necesitaba, casi más que el dinero para obtener lograr un chantaje. “ok,
ok, puedo controlarlo”. Se dijo a sí mismo.
Y
después de desnudarse y tomarse una ducha fría volvió a la TV. Miro
frenéticamente el canal de deportes mirando de encontrar algo para ver y
hacerle olvidar. Se detuvo en una de carreras de coches. Sin embargo solo
mirando la imagen de las mujeres voluptuosas que solían salir por ahí en los
coches al inicio de las carreras, penso,”puedo ser mucho mejor que cualquiera de esa
putas baratas. ..· Y el pulso volvió.
Sabía
que no podía controlarlo y lo conducirá a volverse loco acaba de bajar la
basura y si el camión de la basura lo cargara tendría siempre ese deseo. Se fue
corriendo a la basura y las volvió a guardar en la despensa.
“Vamos
a intentarlo de nuevo. Esta vez tiene que funcionar, no puede fallar.” Pensó en sí, no estaba actuando
por el deseo, sino por el dinero. Sin embargo, el hecho de saber que el próximo
fin de semana lo intentaría de nuevo lo mantuvo bastante controlado durante esa
semana. Pero cada día al despertar, se decía en sus adentros. “Hoy
es martes, todavía quedan cuatro días para el día…”
Y
finalmente el sábado llego. Y paso su desempeño, como si se tratara de la cosa más
natural del mundo y de una manera previamente planeada. No solo era cada mas
experto en sus “técnicas de trabajo”, obtenía una mirada más seductora y
elegante en cada ocasión. Termino haciendo ese trabajo como si lo hubiera hecho
siempre en la vida, él lo hacía como una profesional. Por un momento, no podía
creer que estaba empezando a pensar de esa manera, no, él tenía definitivamente
no darse por vencido, todavía no era el final.
Pero
él estaba empezando a disfrutar de su nuevo trabajo y finalmente se daba cuenta
de lo que estaba tratando de negarse a sí mismo, la extraña sensación que había
sentido en el callejón no era tan desconocida para él como había tratado de
pensar. Ser tratado de esa manera le provoco orgasmos, uno tras otro y con una
intensidad diferente. Eso no era posible, ¿no significaba que él estaba
empezando a disfrutar de ser abusado?
Por
un momento se imagino su futuro en ese tipo de trabajo. Estaba seguro de que si
él lo hacía podría conseguir un beneficio económico muy alto, incluso sin
chantajear a nadie. Después de todo algunos de sus “Clientes” estaban empezando
a ser regulares y llegaban nuevos cada día. Parecía que el rumor se difundía
por allí. Algunas de esas personas le dejaron tarjetas con números de teléfono
y frases sucias escritas. Estaba perdida cada vez más la sensibilidad y se las
arreglaba para desconectar completamente del dolor y de la humillación.
Pero
él siempre estaba tratando de convencerse a si mismo que lo hacía solo por el
dinero y que iba a dejarlo una vez que encontrara un buen candidato. Pero sin
embargo, una pequeña voz en su mente repetía sin parar “Estas disfrutando de ella,
¿verdad?, solo tienes que comerte todas las galletas restantes y tendrás lo que
estas buscando, Zorra”. John estaba completamente seguro de que era una
alucinación provocada por la tensión de ser sometido a esos actos, estaba
seguro de que tenía que dejarlo tan pronto como fuera posible. Tal vez esta sería
la última vez que tenía que hacerlo.
Pero
no encontró nada digno esta vez. Y no encontró nada de nuevo en la próxima. Había
solo dos galletas que dejo en el primer caso y él estaba empezando a pensar que
no lo lograría.
La
noche del sexto intento se hizo una promesa, pero esta vez lo juraría por su
madre. “si esta noche no encuentro ningún candidato quiero comerlas todas y
terminar con esto definitivamente”
Esa
noche se preparo con más cuidado que los anteriores. Era todo o nada y eso le
gusto. Había perdido apuesta como que más de una vez, el coche, la casa. Pero
la adrenalina de la última mano valía todo.
En
esta ocasión se vistió e hizo –a sí mismo de una manera más meticulosa y
cuidadosa. Él seguía mirándose como una puta, pero al igual que una de alto
nivel.
Eligio
un conjunto de lencería, medias negras, un sostén muy sugerente y casi
transparente de color negro atenuado y las medias a juego. El mismo corsé rojo
con patrones negros que ya había utilizado, un par de aros de oro de pendientes
y un collar a juego, y por supuesto, sus lindas pulseras del tobillo. Un mini
vestido negro ajustado con un gran escote dejando ver sus enormes pechos para
ser admirados y como toque final unos zapatos de tacón de color negro.
Jonh
se sorprendió al ver que se estaba convirtiendo en un maestro en caminar sobre
tacones y comenzó a disfrutar bastante en usarlos. No solo hacía que sus
piernas se vieran más grandes, también levantaba su culo dándole una forma aun más
sugerente. Se estremeció la tener ese tipo de pensamientos, que estaba
empezando a pensar como una mujer. No, eso noche seria el definitivamente todo
o nada.
Como
último detalle se roció una vez más con el perfume “pasión oscura”, le
emocionaba el aroma.
Se
paró un momento para mirarse a sí mismo en el espejo, se había convertido en
una verdadera delicia. Así que sabiendo su rutina a se fue al lugar de trabajo
sin pensar en ello, haciéndolo de una manera rutinaria y calculada, eso le
relajaba.
En
este caso, la última mano duraría muchas horas, pero la idea de que si todo
salía mal su vida como un hombre terminaría dejarle aguanta incluso con más
fuerza de voluntad del castigo y de la sumisión.
La
noche tocaba a su fin. El último grupo de clientes ya se había ido y dejado sus
recuerdos dentro de John. Se dio cuenta con tristeza de que si salía de su
control del libido lo que realmente disfrutaba de la situación ya que tuvo un montón
de orgasmos esa noche. El detective estaba ya imaginando pasando el resto de su
vida en burdeles o como esclavo sexual de un magnate del petróleo. Pues bien,
este último que en el mejor de los casos, que no sabía que podría sucederle con
ese cuerpo y un deseo sexual incontrolable, pero varias ideas e imágenes
mentales desagradables le recorrieron su mente. No, prefería pensar en que para
ese momento.
Cogiendo
la hora como terminada el trabajo se arrastro de nuevo a buscar las llaves de
las esposas, pero en ese momento vio una enorme limusina blanca que se detuvo
justo delante de él. Miro a ambos lados y vio a otras dos limusinas que estaban
detenidas cerrando el callejón ambos lados. Era evidente que era un pez gordo
quien estaba allí dentro, pero uno muy grande.
John
se coloco en su posición original de nuevo. Él estaba completamente sucio,
desordenado, con el maquillaje totalmente arruinado, con un olor mezcla de
sudor y otros olores de algún tipo. Y él no podía hacer nada para mejorar su
aspecto.
Pasaron
algunos minutos y nada sucedía. De repente una puerta trasera se abrió y un
hombre vestido con un traje caro salió del coche y camino hacia él.
Llevaba
un sombre tejano, cuando salió John casi se desmaya. No era menos era el
gobernador de Texas, y el próximo candidato a presidente por el partido
republicano. Pero él no era solo un candidato, él era casi seguro el ganador de
todas las encuestar. Y él era el favorito porque era un momento de demasiadas
libertades y vino con posiciones conservadoras y muy victorianas. También tenía
una imagen de hombre recto, un hombre de familia con un comportamiento
impecable. Era un hombre muy poderoso se sospechaba que tenia vínculos con la
mafia del tráfico de armas. Era la última persona que John esperaba encontrar allí.
El
hombre se le acerco, le miro con una mirada feroz y le dijo: “Veo
lo que me ha dicho no era ninguna mentira”.
John
se quedo petrificado. Por un momento pensó que el hombre no quería su cuerpo
para usarlo como el resto de los clientes. ¿Y si el quiera usarlo como un
símbolo de lo que él estaba luchando para limpiar el país?
Por
un momento, John no sabía qué hacer, se imaginaba si mismo siendo sometido
algún tipo de tortura o humillación muy diferente a lo que había vivido en ese
callejón. ¿Y si ese hombre quería herirlo o incluso matarlo?
Un
sudor frio le atravesó la espalda de John y comenzó a sentir algo volando
alrededor de su estomago. Por un momento tuvo la sensación de haber perdido el
control de su vejiga y justo cuando pensaba que todo estaba perdido, luego….
“Usted
es aun más perfecto de lo que me imaginaba” dijo el tejano, “tu podrías
ser una gran posesión mía. Pero de todos modos no voy a llevarte conmigo ahora.
Voy a tratar de que en primer lugar, y si mi complaces, voy a venir aquí la
próxima semana para buscarte y llevarte conmigo”
Así
que ahora John tenía que pasar un examen, para ver si se calificaba. Si eso era
así, entonces tenía que dar lo mejor de sí mismo. Tuvo que realizar hasta el
máximo por lo que el hombre podía dejar que lo llevara por todo lo reprimido de
falta de control que debía tener.
Y
se dejo el coche por eso. Él le presento los castigos más terribles que John
jamás podría haber imaginado. No dejo ningún pedazo de su cuerpo sin
maltratarlo. Se orino, defeco, e incluso vomito sobre él. John nunca habría
imaginado que un tipo como él hubiese sido capaz esos tipos de perversiones. Él
le presento las humillaciones y depravaciones que estaba más allá de lo que sus
clientes más salvajes le habían hecho a él.
John
pensó que había tocado el fondo de la depravación humana y pronto tuvo que
corregirse a sí mismo. Lo que ahora lo estaba poseyendo y abusando de su cuerpo
no era un ser humano mas. Él era un cerdo, enloquecido por la lujuria, sin
ningún remordimiento ni piedad hizo que John se arrepintiera de haberse
presentado voluntariamente a ese tormento. Solo deseaba que se detuviera tan
pronto como fuese posible, pero el tiempo parecía extenderse infinitamente. La
brutalidad que se aplico sobre él le dejo marcas en todas partes, tanto física
como mentalmente.
Sus
experiencias anteriores había sido duras, pero este cerdo había hecho que John
realmente se sintiera violada. Lo único que pensaba era que iba a pagar por
todo esto. “oh, sí, hijo de puta, lo que te costara, esto te costara mucho”.
De
vez en cuando John miraba su coche para ver si la posición de la mini cámara
cogía bien esas escenas.
Finalmente,
después de mucho rato, el hombre se canso y decidió terminar, “Debo
decirte que has aprobado con la mejor nota. El próximo sábado voy a volver aquí
a la misma hora y te llevare conmigo. Y será mejor que estés aquí, porque si no
estás no parare de buscarte hasta que te encuentre. Y te podría encontrar en
cualquier lugar del mundo, nunca serás capaz de esconderte de mí”
Y
diciendo eso cogió su sombrero tejano, se lo puso y camino con decisión hacia
la limusina.
Al
día siguiente John estaba aun emocionado tanto, que incluso con el estimulo
habitual de las esposas y del cinturón de castidad no paraba de tener más de
cinco o seis orgasmos, muy por debajo de lo habitual. El abuso del tejano
definitivamente lo había dejando solo perturbado sino también dañado. Estaba
seguro que iba a recuperarse a sí mismo, tarde o temprano. Tenía que mantenerse
con vida.
Una
cosa le iba alrededor de su mente todo el rato, ¿Cuánto vale ese hombre? Si
fuera un hombre sabio debería olvidarse de todo en realidad. Si el gobernador
le ocurrirá descubrir que no habría lugar en la tierra donde esconderse. Pero
él ya estaba hecho y preparado para todo. Y el signo del dólar brillaba en su
mente con un resplandor que era más grande que cualquier otra cosa. Además,
solo recordando la experiencia vivida con ese chico le hacía hervir la sangre.
Él iba a pagar, en definitiva, tendría que pagar mucho.
Finalmente
decidió el número. Pediría 50 millones. Con eso podría vivir como un emperador
el resto de su vida y cumplir su sueño dorado. Él se proporcionaría toda una
isla con ese dinero. Y el candidato, después de sufrir un éxito tan grande para
la presidencia, no tendría ni siquiera ganas de buscarlo en el callejón la
próxima semana. De todos modos no le encontraría porque ahora él sería capaz de
seguir su promesa y destruir las galletas. Pero él no lo haría hasta conseguir
el dinero.
No
fue tan fácil llegar al tejano. No era tan fácil como llamar a su puerta o dar
un sobre a su secretaria. De todos modos, recurrió a un amigo experto en delincuencia
cibernética (en cometerlos en lugar de buscar a los criminales), y con su ayuda
se las arreglo para obtener la dirección de correo electrónico privado del
gobernador. Por supuesto que, además de pagar a su amigo una buena cantidad de
dinero que solo le dijo que quería enviarle un mensaje de odio de cómo estaba
cabreado del partido. Además utilizo otros contactos para abrir una cuenta
numerada en un paraíso fiscal, las que los traficantes utilizan para hacer su
dinero sucio huyendo de cualquier control.
Envió
un mensaje al gobernador. Adjunto varias fotos que había obtenido en las que se
mostraban los momentos más calientes de su encuentro de la noche. La respuesta
no tardo mucho en llegar. Algunos días más tarde, su cuenta numerada tenía un
saldo de 50 millones de dólares. Él los transfirió inmediatamente a una segunda
cuenta en un paraíso fiscal diferente, para evitar que nadie pudiera rastrear
la primera. John no se lo podía creer, había tenido éxito.
Él
era inmensamente rico y al fin podía deshacerse de las galletas, las mismas que
uso para ganar todo ese dinero. Pero también las mismas que podrían destruir
las arrojo a la basura, pero esta vez cerro la bolsa y la dejo en el contenedor
de residuos. También se deshizo de toda la lencería y el vestuario de mujer y
de las cajas con aquellos objetos, cerrando el embalaje con cinta adhesiva para
que nadie se diera cuenta de su contenido. El empleado llegaría tarde por la
noche para sacar todo del camión y todo se compactaría dentro del vertedero.
Muy
aliviado se fue al ordenador y empezó a buscar por internet lo que sería su
próxima casa. En una paradisiaca isla en cualquier lugar de la tierra,
preferiblemente tropical.
Después
de haber estado buscado, encontró varios prospectos y decidió encender el
televisor para distraerse, estaba puesto en el canal de noticias. De repente,
un rostro que conocía muy bien apareció en la pantalla al lado de unos
titulares grandes con letras blancas que decían “CANDIDATO PERVERTIDO”. Era la misma persona que había abusado de su
cuerpo de mujer unos días antes. Y el mismo que había transferido el dinero que
le había hecho millonario.
Viendo
esas imágenes se puso a temblar. Era una imagen, una de las que él había
enviado al gobernador para chantajearlo. Incluso pensó que era borroso en
algunas partes de su contenido era totalmente evidente y que todo el mundo,
adulto o menos de edad, podía verlo. El gobernador estaba en un primer plano
haciéndose pis en sus pechos desnudos. John con un ataque de terror apago la
televisión con miedo.