Los
primero años de nuestro matrimonio fueron probablemente normales si los miramos
a través de los ojos de una revista sensacionalista. Nada espectacular, básico
en lo amoroso, cuidado, con devoción, el sexo y una variedad de sentimientos.
Una típica pareja que lucha, con el desarrollo de sus jóvenes vidas juntas,
trabajando y mirando hacia el futuro, junto.
Un
jueves por la tarde, después de hacer el amor, estábamos tumbados en la cama
relajados cuando ella se dio la vuelta, acaricio mi pene, seductoramente y me
susurro al oído: “este fin de semana
vamos a cambiar en la forma en que vivimos. Voy a aturde de pie desnudo en
nuestra sala de estar. Entonces te voy a castigar, humillar y degradarte hasta
que ruegues y supliques para que nunca te deje que te corras como un nuevo
hombre permanecerás atado todo el tiempo que me lleve hasta que tus palabras
sean sinceras y realmente quieras que yo nunca te deje que te corras como un
nuevo hombre. Yo a seguir castigándote, degradantote y humillándote, incluso si
me lleva todo el fin semana dejándote atado en el salón y contantemente abusándote,
para que me ruegues sinceramente que ponga fin al placer de correrte como un
hombre nunca mas”.
Luego
salto de la cama, se puso sus bragas y el sujetador mientras yo la miraba
boquiabierto. Sin decir nada, salió de la habitación, termino de vestirse y
salió. Me quede allí solo, en estado shock, contemplando lo que acababa de
decir y estado.
Se
fue y al cabo de unas dos horas regreso de supermercado mientras yo estaba
terminado de lavar los platos. Ella se puso detrás de mí, puso sus brazos
alrededor mío y me susurro, “Cariño
estas emocionado?”. Ella me agarro con fuerza, me reí apagadamente y
termine de lavar los platos mientras ella ponía la comida en la despensa.
En
la cama esa noche, no dije nada acerca de lo que me había dicho. Tuvimos sexo
apasionadamente que culmino con su escalada en la cima y librar un orgasmo
explosivo. Acostado agotado volvió a acurrucarse junto a mí y me acarició mi
pene mientras me susurro al oído, “después
de haberme suplicado que nunca te deje que te corras de nuevo como un hombre,
voy a bloquear esta linda cosita con un cinturón de castidad especial”.
Sus
caricias hicieron que se me pusiera dura otra vez y me beso con fuerza en la
boca. Ella se dio la vuelta sobre su estomago, arqueo la espalda, se subió de
rodillas y me llevo a su bello coño. Golpeando con fuerza tan rápido, ella gimió
y grito mas de un par de veces, hasta que tire mi carga caliente profundamente ni
su interior y se derrumbo encima de mí. Se tumbo en la cama y seguí gravitando
sobre ella juntamente hasta que nos dormimos.
El
viernes pasó sin incidentes y el día pasó lentamente, terrible y monótono. Yo
no estaba consciente pensando en lo que había dicho estaba flotando alrededor
del fondo de mi mente, pero cuando mas se acercaba, mas me llenaba un
sentimiento de temor. En el momento de ir a casa vino estaba perplejo, por
decir lo algo. Ahora las palabras que ella me susurro al oído comenzaban a filtrarse
en mis pensamientos y el gesto. Mi mente me venían imágenes de creación propia
y exploraba los escenarios de fantasía que no sabía que yo era capaz de
entretener. Mis nervios me nublaban cuando busque las llaves del coche y empecé
mi breve viaje a casa. Conduje más despacio de lo normal y con un ligero toque
de miedo, por lo que podría pasar al llegar a casa, preguntándome como debía
reaccionar o que podía espera ella de mí.
Ella
estaba en el patio trasero, abrí la puerta y lentamente la cerré detrás de mí.
Casi en silencio la cerré y me quede mirando a través de las grandes puertas de
cristal que dan al patio trasero, mirándola de reojo, mientras ella estaba
tomando el sol en una gran tumbona. Me arrastre hacia las puertas correderas de
cristal, sin apartar mis ojos en ella de forma propensa, llevaba un bikini.
Empuje la puerta a un lado y dije un, “estoy
en casa”, a través de la puerta.
Ella
giro su cuerpo ligeramente y me miro, sonrió y dijo: “¿Qué te parece hacer una barbacoa?, estaría bien, hace muy buen tiempo
y creo que sería divertido!”. Mis nervios se relajaron al instante y mi
actitud mejoro, toda la ansiedad rápidamente se fue como si un peso que se
hubiera quitado de mis hombros, “Genial”,
le conteste. “voy a cambiarme”.
Entre
en el dormitorio para cambiarme con algo más cómodo y allí en la cama, a los
pies de la cama, situado muy del iberamente como si fuera un escaparate de una
tienda, había un par de muñequeras de cuero teñidas de color rosa con broches
de plata brillantes y una cuerda de nylon de color blanco enrolladla en espiran
con un circulo apretado como las que pudieras encontrar en un muelle al lado de
un barco. Dude al principio, solo mire y luego me acerque al borde de la cama y
extendí la mano, tocando las muñequeras ligeramente y delicadamente. El cuero
era suave y flexible al tacto, de repente retire la mano hacia atrás como si
estuvieran electrificados.
“¿son de tu agrado?”, me pregunto mi esposa mientras
levantaba la mirada y mire hacia la puerta, donde ella me estaba observando. “Después de todo, vas a pasar mucho tiempo
con ellas puestas, así que espero que te gusten.” Tímidamente entro en la
habitación y se sentó en la cama al lado de ellas. Tenía la piel radiante y mis
ojos siguieron el contorno de su bikini mientras la miraba a ella. Mi erección
se hizo evidente y ella extendió la mano y me acaricio a través de mis
pantalones.
“quítate la ropa…” me indico. “Te quiero desnuda”.
Comencé
a desabrocharme la camisa, “no, los
pantalones primero,” ella me exigió señalando con la mano. Deshice el
cinturón y el botón de la parte superior de mis pantalones con un suave
movimiento, se deslizaron hacia abajo por mis muslos. Se agacho, los empujo el
resto hacia los tobillos, me quite los zapatos.
“los calcetines y la
ropa interior también”, dijo
moviendo su dedo en el aire en dirección a mi parte inferior del torso, como
una bruja agitando su varita durante un encantamiento.
En
silencio, obedecí y me quite los calcetines, uno a uno, los puse encima de mis
pantalones. Mis dedos se movieron a mi cintura y cautelosamente empuje mis calzoncillos
hacia el suelo.
“quédate aquí”, dijo señalando un lugar en el suelo
delante de ella.
Di
un paso hacia ella y me puse rígido con mi erección, que le señalaba a su cara.
Abrió la boca y soplo suavemente un soplido de aire frio en dirección de mis
partes. Agarro mis pelotas con firmeza y apretando ligeramente, me dijo con
severidad: “y ahora el reloj y tu camisa”.
Tire
de la camisa de mis hombros hacia abajo y cayó a mis pies. Arroje mi reloj en
el montón donde estaban mis pantalones.
“eso está mejor”, murmuro. “ahora dame tus manos para que pueda fijar
tus nuevas esposas en tus muñecas”.
Como
un caballero que se prepara para la batalla, yo permanecí estoico y silencioso,
mientras ella me colocaba las esposas en las muñecas de color rosa y las
sujetaba firmemente en su lugar.
“tengo un gancho que
he comprado en la cocina”, dijo
con calma en cuestión de tono de hecho. “quiero
vayas a buscarlos y que lo asegures en el techo de la sala para que tu no lo
puedas sacar. Ahora vete!”.
Me
sentía como si estuviera soñando, y emocionado fui a buscar el gancho y lo
asegure firmemente en el techo de la sala de estar. No la escuche al entrar
pero cuando había terminado de asegurarlo me di la vuelta y la vi que me estaba
observando. Ella era una belleza impresionante, estaba sonriendo seductoramente
de pie con unas ajustadas bragas, un sujetador de encaje negro que a duras penas
le cubrían los pechos, unas medias de red negras y unos zapatos de tacón rojos.
“busca un taburete
para que pueda asegurarte a tu gancho”, ella me ordeno con una amplia sonrisa. “yo no quiero que te sueltes”.
Ella
se subió a la banqueta y empujo el gran anillo de cada una de mis esposas de
color rosas al gancho. Yo apenas podía estar de pie, solo los dedos de pies
rozaban el suelo en busca de algún sitio para apoyarlos, ella dio un paso
atrás, se fue mas atrás para verme como quedaba allí colgado.
Le
divertía verme como estaba, yo me retorcía y gruñía, intentando mantener el
equilibro sobre los dedos de los pies para intentar liberar el peso que tenía
en mis muñecas, ella miro durante algún rato, mi situación precaria, con una
risa ocasional y una amplia sonrisa constante en sus labios pintados de colores
brillantes.
“creo que quiero que
tus piernas queden abiertas”, dijo
ella agitando su dedo hacia mí en círculos hacia mis pies y se alejo.
Regreso
unos minutos mas tarde con un par de tobilleras de color rosa, se arrodillo y
me las puso rápidamente. Tiro de los pies, y luego deslizo en cada anillo de
las tobilleras una cuerda y tiro fuertemente hasta que mis piernas quedaron
separadas tanto como pudiesen, ato la cuerda en cada extremo de la habitación,
quedando allí colgado, con la mayor parte de mi peso soportado por las muñecas,
yo no tenía el control de mis pies que estaba claramente a su merced.
Riéndose
de mi situación, se sentó y miro su trabajo, viéndome luchar para mantener las
muñecas que no me hicieran daño, mis pies buscaban algo en que apoyarse. Ella
se sentó y me miro durante bastante rato, sonriendo y riéndose de vez en cuando
mientras yo me movía.
“mírate ahora,” dijo finalmente. “mi futuro siervo, mi excusa patética para
que un marido no pueda volver a correrse como un hombre de nuevo, mi pequeño
hombre sin valor que en vez de una polla parece mas bien un clítoris, que ahora
va ser encerrado para siempre y nunca mas se te permitirá estar dentro de mi
otra vez”
Ella
continuo burlándose, y degradándome, diciéndome lo inútil que era como hombre
para ella, lo patético que era como amante, lo pequeño que era mi polla siendo
ahora un clítoris para ella, y las ganas que tenia de escucharme rogarle y
suplicarle que ella nunca mas se me permitiera correrme como un hombre de
nuevo. Después de todo, ya que no fui construido como un hombre de verdad, ¿Por
qué debería permitirme los placeres de un hombre de verdad?.
Cogiendo
un tubo que tenia junto a ella se me acerco; puso una cantidad generosa de ese
producto en la mano, comenzó a acariciar mi polla y mis pelotas. “Mmmm, te sientes bien mi nuevo esclavo. ¿Te
gusta las caricias de mi mano sobre tu pequeño y patético clítoris?”.
Gemí
con aceptación y ella continuo aplicando mas y mas crema frotándolo sobre mi
polla, pelotas e incluso poniendo uno o dos dedos en mi culo. Yo estaba cerca
de correrme cuando ella se aparto bruscamente y me mostro el tubo. “Réflex !” grite. “me estas frotando réflex?”. Ella se rio y se sentó de nuevo, empecé
a sentir el calor en mi zona era como si estuviera en llamas. Empecé a moverme
tanto como las restricciones me lo permitían, maldiciendo y gritándola que al
menos me quitara aquella crema.
Todo
lo que hizo fue reírse y decirme lo mucho que iba a disfrutar en los próximos
días, burlándose, atormentándome y humillándome hasta que yo estuviera
dispuesto a aceptar mi nuevo destino y rogarle que nunca más se me permitiera
correrme como un hombre de nuevo. El dolor era intenso, pero comenzaba a
disminuir mientras me colgaba su cabeza ahora sobre mi pecho, el sudor salía de
mí y goteaba por la nariz. “por favor,
suéltame, por favor. Yo no quiero jugar mas”, murmure.
“no, estúpido
gilipollas!”, grito,
“¿no lo entiendes lo que te estoy
diciendo?, ¿no me escuchas con claridad?”, continuo mientras se acercaba y
empujaba mi cabeza hacia arriba con un dedo. “no voy a parar hasta que me ruegues y supliques que no te deje
correrte como un hombre de nuevo”, con voz ronca dijo mirándome a los ojos.
Pellizcando y torciendo mi pezón hasta que grite, añadió, “¿lo entiendes ahora?, ¿entiendes lo que debes hacer ahora puta?”.
Gemí
y dije que sí. “si que,” dijo ella pellizcando el pezón de nuevo.
Grite. “yo no sé, ¿si cariño?”
“no, cerdo asqueroso.
Coño patético, yo no soy tu cariño,” dijo
y me apretó el pezón de nuevo.
Grite.
“¿Entonces que,? ¿Qué quieres que te
diga?”
“creo que mi nuevo título
debería ser.” Hizo
una pausa para pensar. “señora..” anuncio.
“Siempre que me respondas con la frase
“Mi lady” a partir de ahora perra estúpida!”
Ella
pellizco mis dos pezones hasta que grite de dolor. “si mi Lady”, le dije chillando y moviéndome en mis ataduras.
“buena sissy”, dijo con aprobación retrocediendo. “ahora voy hacer algo de comer. Tu, tu
puedes simplemente pasar el rato mirando hasta que haya terminado”.
“pero, mi Lady,” babulleci mientras se alejaba. “que hay de mi?, No me puedes dejar así,
aquí. Me duelen los brazos y..”
“Cierra la boca
Joder!” dijo ella
interrumpiéndome mientras miraba hacia atrás cerca de la puerta. ”Permanecerás aquí hasta que me ruegues
sinceramente que nunca mas te deje que te corras como un hombre. ¿O se te olvida
por que te he refrenado?”.
“no mi Lady, pero no
puedes dejarme aquí me duele todo”
Me
corto otra vez y me dijo; “¿tengo que
amordazarte?, ¿estas sordo? Yo no te voy a soltar hasta que me digas lo que
quiero oírte. Es así de simple, así que no me molestes mas con preguntas, solo
quiero oírte rogar y suplicar que no te deje correr como un hombre de nuevo.
Voy a vomitar si te vuelvo a oír”. Con esas últimas palabras se alejo y permanecí
en silencio con mi tormento.
Mis
brazos estaban entumecidos, las muñecas notaba un hormigueo como si estuviera
en llamas y mis piernas tenían calambres cuando ella volvió a la sala de estar.
En silencio contemple su asombrosa belleza cuando se puso delante de mí. La
veía tan sexy con su sujetador negro, las medias de red, bragas y los tacones
rojos. Su pelo, descendía sobre sus hombros ocultando un poco la cara a
excepción de los labios de color rojo brillante que se veía una sonrisa.
“quieres decir alguna
cosa, perra?”, pregunto
corriendo fuertemente las uñas por mi pecho hacia mi polla arrugada. “Cualquier cosa?”. Me pregunto parándose
en mis pelotas y apretando ligeramente.
Solo
baje la cabeza y permanecí en silencio.
Su
agarre se intensifico cuando volvió a hablar. “no dices nada entones?, no tienes que decir nada a tu señora?”. Ella
apretó con más fuerza.
Hice
una mueca y deje escapar un aullido y luego la dije en voz baja. “por favor, mi lady, no me dejes que me
corra como un hombre de nuevo, por favor”.
Ella
se rio con fuerza y apretó mis bolas tan fuerte que grite. Entonces ella dio un
paso a atrás sin dejar de reírse. “eres
un puta tonta, no puedes pensar que te crea porque solo haya pasado unas pocas
horas. No hay manera de que realmente seas sincero, así que voy a dejar pasar
un par de horas mas”. Dio un paso
atrás y fue entonces cuando sentí unos azotes de un látigo. Ella golpeo mi
culo, el interior de mis muslos, la ranura de mi culo, la espalda y luego se
puso delante de mí. Estaba sudando y temblando de repente me dio una bofetada
en la cara. Su látigo se centro en mis pelotas, en mi polla y de repente rompí
a llorar. Ella continúo con muchos más golpes, tantos que no podía llevar la
cuenta, lo único que podía hacer era esta allí colgado y soportar su castigo
mientras ella cortaba mi carne expuesta a su látigo.
Cuando
se detuvo yo estaba convulsionando con lagrimas y sin aliento. Estaba colgando
flojamente y húmedamente por el sudor que rodaba fuera de mí caudalosamente. Mi
piel estaba en llamas, ardiendo de sus golpes que nunca hubiera imaginado que
podría ser azotado con tal precisión y crueldad. Ella también estaba sudando de
golpearme y se sentó en una silla cercana para tomarse un refresco, me miro
fijamente. Una vez que ella se había relajado un poco ella comenzó a insultarme
y a menospreciarme. Me dijo lo inútil que era como amante y no mijo lo mucho
que iba a disfrutar usándome como su perra de ahora en adelante. Ella se rio de
mi, mientras me miraba de arriba abajo y paseaba alrededor de mi. Simplemente
me quede allí y me estremecí mirando hacia abajo en el suelo, sin decir nada y
con miedo de mirarla a sus ojos. Continúo sus insultos y empujo su dedo por
debajo de mi barbilla forzando que mi cabeza fuese hacia atrás. En su otra
mano, mantenía cogido el látigo de nueve colas y lo empezó a pasear por mi
cara.
“he aquí mi próximo
juguete”, dijo con
una sonrisa. “estoy segura que vas a
llegar a ver mi punto de vista y me va a rogar correctamente.”. Ella me
miro, miro fijamente a los ojos y añadió. “pero
puedo esperar a escuchar tus alegatos melodioso dentro de un poco”. Espeto
mientras separaba el dedo y dejaba que mi cabeza cayera contra mi pecho.
Ella
dio un paso atrás, espero un rato y luego volvió para pellizcar mi pezón con
tanta fuerza que grite. Cuando abrí mi boca, comencé gritar por el tormento,
ella acto seguido se quito sus bragas y las puso en mi boca, bloqueando mis
gritos y las aseguro atando un pañuelo alrededor de mi cara. El pañuelo me
apretaba en la parte posterior de mi cuello y hacia fuerza en mi boca quedando
mi mandíbula abierta con mucha fuerza.
“prueba algo nuevo,
¿esta bueno?”, pregunto.
“hmmmm,” dijo de nuevo.
No
sabía lo que quería decir con aquello.
“A que están buenas,
esas bragas están empapadas de mis jugos lo he hecho para que tu disfrutes con
ellas”, ella se
rio. “acostúmbrate a ellas, seguirás
disfrutando de ellos durante mucho tiempo a partir de ahora, puta!”.
Oí
el silbido del aire por detrás de mí y el azote de cuando el látigo encontró mis
muslos. Después varios golpes seguidos golpearon los mismos puntos y empecé a
gritar incontrolablemente pero las bragas hechas un ovillo amortiguaban mis
gritos.
“ese sonido es
delicioso”, susurro
en mi oído desde atrás. “los gritos
ahogados y los gemidos a trabes de las bragas de tu señora, ¿Qué podría ser mas
dulce?”
Ella
se coloco delante y azoto mis muslos internos, la polla, las pelotas y el pecho
con varios golpes duros antes de pasar hacia atrás de mí de nuevo para
continuar con mi culo. Golpe tras golpe rápidamente cayeron sobre mí hasta que
yo estuve seguro de que mi piel se había desmenuzado totalmente. Estaba
jadeando y chupando las bragas, gemí incontrolablemente mientras ella
continuaba marcando cada parte de mi piel expuesta a su látigo. Ella freno y
comenzó a azotar más metódicamente en mis puntos sensibles, muy duramente y
poco a poco. Caminando alrededor para examinar su trabajo, en busca de su
siguiente punto para azotar, yo quedaba tirando por mis muñecas hacia atrás y
con cada golpe del látigo me estremecía en mis ataduras. Además, entre golpe y
golpe, empezó a burlarse de mí y verbalmente hacer bromas acerca de lo perra
que era y de cómo en un futuro me convertiría en su puta. Parecía que estaba
enfatizando sus pensamientos con sus golpes con el fin de hacer lo que estaba
diciendo más dinámico, más conmovedor.
De
pie frente a mí y empujando mi barbilla con el dedo comenzó a entregar su
discurso de en lo que me iba a convertir. Mientras hablaba, lanzaba su látigo
entre mis piernas y en mis pelotas, culo y en mi polla con muchas sinceridad en
sus palabras. Mis ojos estaba fuertemente cerrados, las lagrimas rodaban por
mis mejillas y mi cabeza temblaba bajo su dedo mientras me contaba mi futuro
con ella como su puta perra castraba mientras seguía azotando hasta que su
discurso hubo terminado. Mi cabeza cayó hacia mi pecho agitado mientras se
alejaba y se sentaba para ver cómo me estremecía y marchitaba en frente de
ella.
Paso
bastante tiempo y yo me había calmado considerablemente cuando ella se me
acerco de nuevo y me quito sus bragas de mi boca. Tan pronto como lo hubo hecho
comencé a suplicar. Mis palabras llenas de emoción y en lágrimas le suplique más
y le dije que no me dejara correrme como un hombre de nuevo. Suplique y me
arrastre llamándola mi señora, señora,
ama y muchos mas otros adjetivos apropiados para inculcarla mi seriedad en lo
que estaba diciendo. Le rogué y admití lo inútil que era como hombre para ella
y lo que me merecía siendo su perra, su juguete para ser utilizado como ella quisiera.
Le rogué que por favor me concediera mi petición de ser su perra y para que
ella no me dejara correrme como un hombre para que ella. Hable rápidamente y repetí
lo mismo con la esperanza de que ella me creyera que era algo que realmente
quería y lo único que quiera hacer de ahora en adelante era servirla como ella
dictaba y convertirme en su perra.
Le
rogué mientras se alejaba de mí riendo. “por
favor, por favor, señora”, le dije una y otra vez mientras se alejaba. Mi
mente estaba en tal estado que no dejaba de murmurar la palabra “por favor” a
pesar de que estaba solo en la habitación.
Cuando
regreso se puso delante de mí y yo de nuevo comencé mis alegatos. Ella me dejo
que continuara suplicando hasta que puso un dedos sobre mis labios, “shhhh”, dijo ella en voz baja. “entiendo y aprecio tu deseo de convertirte
en mi perra y de nunca eyacular como un hombre de nuevo.”.
Dando
un paso atrás sobre un pie ella se puso la mano debajo y se metió dos dedos en
su agüero. Se masajeo a si misma por un momento o dos, después saco sus dedos
llenos de su jugo dio un paso hacia mí y me enseño los dedos. Al instante y sin
dudarlo, abrí mi boca y empecé a lamerlos. Con solo la punta de mi lengua, tan
suavemente como podía. Ella se acerco y los puso dentro de mi boca, a lo que
los chupe como si fuse un bebe tomando el pecho de su madre.
“bien”, anuncio. “eso es una buena perra, que sin decir nada sepa que tiene que hacer a
su Mistress”
Retiro
sus dedos de mi boca, en la otra mano sostenía un dispositivo de algún tipo por
lo que podía entrever. “esto es lo que
ahora en adelante utilizaras para que nunca mas te puedas correr como un hombre
de nuevo. Voy a bloquear tu patética polla con estoy y nunca mas se te
permitirá de nuevo tener el privilegio, de que solo los hombres de verdad
tienen”.
“por favor, señora…
por favor”. Empecé
suplicando de nuevo. “por favor, no me
ponga eso, seré bueno…” llore. “Por
favor, señora, por favor, nunca mas lo haré como un hombre de nuevo, no me ponga
eso, por favor, me portare bien…”
Era
una especie de tubo de plástico de color rosa, con púas en el interior y una
cerradura que colgaba delante de él. No podía ver bien como era, pero parecía
horroroso ella abrió la cerradura y comenzó a ponerlo en mi polla arrugada.
Primero un anillo que paso por mis pelotas y después obligo que mi polla se
pusiera dentro del tubo restringiéndola. Podía sentir las púas en mi pene y el
clic del candado.
“ahora eres mío para
que yo pueda hacer lo que me plazca. Para utilizarte como yo elija. Eres mi
perra” dijo ella
con fuerza con una voz gutural mientras sacudía mi polla encajada. Tirando y
tirando a través de mi nueva prisión, continúo diciéndome que a partir de ahora
estaría a su servicio y haría lo que ella me exigiera o si no recibiría
castigos aun más severos que el que había recibido.
Me
descolgó en silencio, mientras me susurraba al oído “ahora ves a limpiarte y entra en el dormitorio. Quiero usar tu lengua
para darme unos cuantos orgasmos antes de dejarte que duermas en el suelo. Ah y
dentro de unas pocas semanas vamos hacer esto otra vez. Quiero que me ruegues
que te convierta en una sissy para mi, una sissy que se vista como un la puta
que anhelas para que yo te pueda usar y humillarte!”
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