sábado, 1 de diciembre de 2018

Un nuevo matrimonio


Los primero años de nuestro matrimonio fueron probablemente normales si los miramos a través de los ojos de una revista sensacionalista. Nada espectacular, básico en lo amoroso, cuidado, con devoción, el sexo y una variedad de sentimientos. Una típica pareja que lucha, con el desarrollo de sus jóvenes vidas juntas, trabajando y mirando hacia el futuro, junto.
Un jueves por la tarde, después de hacer el amor, estábamos tumbados en la cama relajados cuando ella se dio la vuelta, acaricio mi pene, seductoramente y me susurro al oído: “este fin de semana vamos a cambiar en la forma en que vivimos. Voy a aturde de pie desnudo en nuestra sala de estar. Entonces te voy a castigar, humillar y degradarte hasta que ruegues y supliques para que nunca te deje que te corras como un nuevo hombre permanecerás atado todo el tiempo que me lleve hasta que tus palabras sean sinceras y realmente quieras que yo nunca te deje que te corras como un nuevo hombre. Yo a seguir castigándote, degradantote y humillándote, incluso si me lleva todo el fin semana dejándote atado en el salón y contantemente abusándote, para que me ruegues sinceramente que ponga fin al placer de correrte como un hombre nunca mas”.
Luego salto de la cama, se puso sus bragas y el sujetador mientras yo la miraba boquiabierto. Sin decir nada, salió de la habitación, termino de vestirse y salió. Me quede allí solo, en estado shock, contemplando lo que acababa de decir y estado.
Se fue y al cabo de unas dos horas regreso de supermercado mientras yo estaba terminado de lavar los platos. Ella se puso detrás de mí, puso sus brazos alrededor mío y me susurro, “Cariño estas emocionado?”. Ella me agarro con fuerza, me reí apagadamente y termine de lavar los platos mientras ella ponía la comida en la despensa.
En la cama esa noche, no dije nada acerca de lo que me había dicho. Tuvimos sexo apasionadamente que culmino con su escalada en la cima y librar un orgasmo explosivo. Acostado agotado volvió a acurrucarse junto a mí y me acarició mi pene mientras me susurro al oído, “después de haberme suplicado que nunca te deje que te corras de nuevo como un hombre, voy a bloquear esta linda cosita con un cinturón de castidad especial”.
Sus caricias hicieron que se me pusiera dura otra vez y me beso con fuerza en la boca. Ella se dio la vuelta sobre su estomago, arqueo la espalda, se subió de rodillas y me llevo a su bello coño. Golpeando con fuerza tan rápido, ella gimió y grito mas de un par de veces, hasta que tire mi carga caliente profundamente ni su interior y se derrumbo encima de mí. Se tumbo en la cama y seguí gravitando sobre ella juntamente hasta que nos dormimos.
El viernes pasó sin incidentes y el día pasó lentamente, terrible y monótono. Yo no estaba consciente pensando en lo que había dicho estaba flotando alrededor del fondo de mi mente, pero cuando mas se acercaba, mas me llenaba un sentimiento de temor. En el momento de ir a casa vino estaba perplejo, por decir lo algo. Ahora las palabras que ella me susurro al oído comenzaban a filtrarse en mis pensamientos y el gesto. Mi mente me venían imágenes de creación propia y exploraba los escenarios de fantasía que no sabía que yo era capaz de entretener. Mis nervios me nublaban cuando busque las llaves del coche y empecé mi breve viaje a casa. Conduje más despacio de lo normal y con un ligero toque de miedo, por lo que podría pasar al llegar a casa, preguntándome como debía reaccionar o que podía espera ella de mí.
Ella estaba en el patio trasero, abrí la puerta y lentamente la cerré detrás de mí. Casi en silencio la cerré y me quede mirando a través de las grandes puertas de cristal que dan al patio trasero, mirándola de reojo, mientras ella estaba tomando el sol en una gran tumbona. Me arrastre hacia las puertas correderas de cristal, sin apartar mis ojos en ella de forma propensa, llevaba un bikini. Empuje la puerta a un lado y dije un, “estoy en casa”, a través de la puerta.
Ella giro su cuerpo ligeramente y me miro, sonrió y dijo: “¿Qué te parece hacer una barbacoa?, estaría bien, hace muy buen tiempo y creo que sería divertido!”. Mis nervios se relajaron al instante y mi actitud mejoro, toda la ansiedad rápidamente se fue como si un peso que se hubiera quitado de mis hombros, “Genial”, le conteste. “voy a cambiarme”.
Entre en el dormitorio para cambiarme con algo más cómodo y allí en la cama, a los pies de la cama, situado muy del iberamente como si fuera un escaparate de una tienda, había un par de muñequeras de cuero teñidas de color rosa con broches de plata brillantes y una cuerda de nylon de color blanco enrolladla en espiran con un circulo apretado como las que pudieras encontrar en un muelle al lado de un barco. Dude al principio, solo mire y luego me acerque al borde de la cama y extendí la mano, tocando las muñequeras ligeramente y delicadamente. El cuero era suave y flexible al tacto, de repente retire la mano hacia atrás como si estuvieran electrificados.
“¿son de tu agrado?”, me pregunto mi esposa mientras levantaba la mirada y mire hacia la puerta, donde ella me estaba observando. “Después de todo, vas a pasar mucho tiempo con ellas puestas, así que espero que te gusten.” Tímidamente entro en la habitación y se sentó en la cama al lado de ellas. Tenía la piel radiante y mis ojos siguieron el contorno de su bikini mientras la miraba a ella. Mi erección se hizo evidente y ella extendió la mano y me acaricio a través de mis pantalones.
“quítate la ropa…” me indico. “Te quiero desnuda”.
Comencé a desabrocharme la camisa, “no, los pantalones primero,” ella me exigió señalando con la mano. Deshice el cinturón y el botón de la parte superior de mis pantalones con un suave movimiento, se deslizaron hacia abajo por mis muslos. Se agacho, los empujo el resto hacia los tobillos, me quite los zapatos.
“los calcetines y la ropa interior también”, dijo moviendo su dedo en el aire en dirección a mi parte inferior del torso, como una bruja agitando su varita durante un encantamiento.
En silencio, obedecí y me quite los calcetines, uno a uno, los puse encima de mis pantalones. Mis dedos se movieron a mi cintura y cautelosamente empuje mis calzoncillos hacia el suelo.
“quédate aquí”, dijo señalando un lugar en el suelo delante de ella.
Di un paso hacia ella y me puse rígido con mi erección, que le señalaba a su cara. Abrió la boca y soplo suavemente un soplido de aire frio en dirección de mis partes. Agarro mis pelotas con firmeza y apretando ligeramente, me dijo con severidad: “y ahora el reloj y tu camisa”.
Tire de la camisa de mis hombros hacia abajo y cayó a mis pies. Arroje mi reloj en el montón donde estaban mis pantalones.
eso está mejor”, murmuro. “ahora dame tus manos para que pueda fijar tus nuevas esposas en tus muñecas”. 
Como un caballero que se prepara para la batalla, yo permanecí estoico y silencioso, mientras ella me colocaba las esposas en las muñecas de color rosa y las sujetaba firmemente en su lugar.
“tengo un gancho que he comprado en la cocina”, dijo con calma en cuestión de tono de hecho. “quiero vayas a buscarlos y que lo asegures en el techo de la sala para que tu no lo puedas sacar. Ahora vete!”.
Me sentía como si estuviera soñando, y emocionado fui a buscar el gancho y lo asegure firmemente en el techo de la sala de estar. No la escuche al entrar pero cuando había terminado de asegurarlo me di la vuelta y la vi que me estaba observando. Ella era una belleza impresionante, estaba sonriendo seductoramente de pie con unas ajustadas bragas, un sujetador de encaje negro que a duras penas le cubrían los pechos, unas medias de red negras y unos zapatos de tacón rojos.
“busca un taburete para que pueda asegurarte a tu gancho”, ella me ordeno con una amplia sonrisa. “yo no quiero que te sueltes”.
Ella se subió a la banqueta y empujo el gran anillo de cada una de mis esposas de color rosas al gancho. Yo apenas podía estar de pie, solo los dedos de pies rozaban el suelo en busca de algún sitio para apoyarlos, ella dio un paso atrás, se fue mas atrás para verme como quedaba allí colgado.
Le divertía verme como estaba, yo me retorcía y gruñía, intentando mantener el equilibro sobre los dedos de los pies para intentar liberar el peso que tenía en mis muñecas, ella miro durante algún rato, mi situación precaria, con una risa ocasional y una amplia sonrisa constante en sus labios pintados de colores brillantes.
“creo que quiero que tus piernas queden abiertas”, dijo ella agitando su dedo hacia mí en círculos hacia mis pies y se alejo.
Regreso unos minutos mas tarde con un par de tobilleras de color rosa, se arrodillo y me las puso rápidamente. Tiro de los pies, y luego deslizo en cada anillo de las tobilleras una cuerda y tiro fuertemente hasta que mis piernas quedaron separadas tanto como pudiesen, ato la cuerda en cada extremo de la habitación, quedando allí colgado, con la mayor parte de mi peso soportado por las muñecas, yo no tenía el control de mis pies que estaba claramente a su merced.
Riéndose de mi situación, se sentó y miro su trabajo, viéndome luchar para mantener las muñecas que no me hicieran daño, mis pies buscaban algo en que apoyarse. Ella se sentó y me miro durante bastante rato, sonriendo y riéndose de vez en cuando mientras yo me movía.
mírate ahora,” dijo finalmente. “mi futuro siervo, mi excusa patética para que un marido no pueda volver a correrse como un hombre de nuevo, mi pequeño hombre sin valor que en vez de una polla parece mas bien un clítoris, que ahora va ser encerrado para siempre y nunca mas se te permitirá estar dentro de mi otra vez”
Ella continuo burlándose, y degradándome, diciéndome lo inútil que era como hombre para ella, lo patético que era como amante, lo pequeño que era mi polla siendo ahora un clítoris para ella, y las ganas que tenia de escucharme rogarle y suplicarle que ella nunca mas se me permitiera correrme como un hombre de nuevo. Después de todo, ya que no fui construido como un hombre de verdad, ¿Por qué debería permitirme los placeres de un hombre de verdad?.
Cogiendo un tubo que tenia junto a ella se me acerco; puso una cantidad generosa de ese producto en la mano, comenzó a acariciar mi polla y mis pelotas. “Mmmm, te sientes bien mi nuevo esclavo. ¿Te gusta las caricias de mi mano sobre tu pequeño y patético clítoris?”.
Gemí con aceptación y ella continuo aplicando mas y mas crema frotándolo sobre mi polla, pelotas e incluso poniendo uno o dos dedos en mi culo. Yo estaba cerca de correrme cuando ella se aparto bruscamente y me mostro el tubo. “Réflex !” grite. “me estas frotando réflex?”. Ella se rio y se sentó de nuevo, empecé a sentir el calor en mi zona era como si estuviera en llamas. Empecé a moverme tanto como las restricciones me lo permitían, maldiciendo y gritándola que al menos me quitara aquella crema.
Todo lo que hizo fue reírse y decirme lo mucho que iba a disfrutar en los próximos días, burlándose, atormentándome y humillándome hasta que yo estuviera dispuesto a aceptar mi nuevo destino y rogarle que nunca más se me permitiera correrme como un hombre de nuevo. El dolor era intenso, pero comenzaba a disminuir mientras me colgaba su cabeza ahora sobre mi pecho, el sudor salía de mí y goteaba por la nariz. “por favor, suéltame, por favor. Yo no quiero jugar mas”, murmure.
“no, estúpido gilipollas!”, grito, “¿no lo entiendes lo que te estoy diciendo?, ¿no me escuchas con claridad?”, continuo mientras se acercaba y empujaba mi cabeza hacia arriba con un dedo. “no voy a parar hasta que me ruegues y supliques que no te deje correrte como un hombre de nuevo”, con voz ronca dijo mirándome a los ojos. Pellizcando y torciendo mi pezón hasta que grite, añadió, “¿lo entiendes ahora?, ¿entiendes lo que debes hacer ahora puta?”.
Gemí y dije que sí. “si que,”  dijo ella pellizcando el pezón de nuevo. Grite. “yo no sé, ¿si cariño?”
“no, cerdo asqueroso. Coño patético, yo no soy tu cariño,” dijo y me apretó el pezón de nuevo.
Grite. “¿Entonces que,? ¿Qué quieres que te diga?”
“creo que mi nuevo título debería ser.” Hizo una pausa para pensar. “señora..” anuncio. “Siempre que me respondas con la frase “Mi lady” a partir de ahora perra estúpida!”
Ella pellizco mis dos pezones hasta que grite de dolor. “si mi Lady”, le dije chillando y moviéndome en mis ataduras.
“buena sissy”, dijo con aprobación retrocediendo. “ahora voy hacer algo de comer. Tu, tu puedes simplemente pasar el rato mirando hasta que haya terminado”.
“pero, mi Lady,” babulleci mientras se alejaba. “que hay de mi?, No me puedes dejar así, aquí. Me duelen los brazos y..”
“Cierra la boca Joder!” dijo ella interrumpiéndome mientras miraba hacia atrás cerca de la puerta. ”Permanecerás aquí hasta que me ruegues sinceramente que nunca mas te deje que te corras como un hombre. ¿O se te olvida por que te he refrenado?”.
“no mi Lady, pero no puedes dejarme aquí me duele todo”
Me corto otra vez y me dijo; “¿tengo que amordazarte?, ¿estas sordo? Yo no te voy a soltar hasta que me digas lo que quiero oírte. Es así de simple, así que no me molestes mas con preguntas, solo quiero oírte rogar y suplicar que no te deje correr como un hombre de nuevo. Voy a vomitar si te vuelvo a oír”. Con esas últimas palabras se alejo y permanecí en silencio con mi tormento.
Mis brazos estaban entumecidos, las muñecas notaba un hormigueo como si estuviera en llamas y mis piernas tenían calambres cuando ella volvió a la sala de estar. En silencio contemple su asombrosa belleza cuando se puso delante de mí. La veía tan sexy con su sujetador negro, las medias de red, bragas y los tacones rojos. Su pelo, descendía sobre sus hombros ocultando un poco la cara a excepción de los labios de color rojo brillante que se veía una sonrisa.
“quieres decir alguna cosa, perra?”, pregunto corriendo fuertemente las uñas por mi pecho hacia mi polla arrugada. “Cualquier cosa?”. Me pregunto parándose en mis pelotas y apretando ligeramente.
Solo baje la cabeza y permanecí en silencio.
Su agarre se intensifico cuando volvió a hablar. “no dices nada entones?, no tienes que decir nada a tu señora?”. Ella apretó con más fuerza.
Hice una mueca y deje escapar un aullido y luego la dije en voz baja. “por favor, mi lady, no me dejes que me corra como un hombre de nuevo, por favor”.
Ella se rio con fuerza y apretó mis bolas tan fuerte que grite. Entonces ella dio un paso a atrás sin dejar de reírse. “eres un puta tonta, no puedes pensar que te crea porque solo haya pasado unas pocas horas. No hay manera de que realmente seas sincero, así que voy a dejar pasar un par de horas mas”.  Dio un paso atrás y fue entonces cuando sentí unos azotes de un látigo. Ella golpeo mi culo, el interior de mis muslos, la ranura de mi culo, la espalda y luego se puso delante de mí. Estaba sudando y temblando de repente me dio una bofetada en la cara. Su látigo se centro en mis pelotas, en mi polla y de repente rompí a llorar. Ella continúo con muchos más golpes, tantos que no podía llevar la cuenta, lo único que podía hacer era esta allí colgado y soportar su castigo mientras ella cortaba mi carne expuesta a su látigo.
Cuando se detuvo yo estaba convulsionando con lagrimas y sin aliento. Estaba colgando flojamente y húmedamente por el sudor que rodaba fuera de mí caudalosamente. Mi piel estaba en llamas, ardiendo de sus golpes que nunca hubiera imaginado que podría ser azotado con tal precisión y crueldad. Ella también estaba sudando de golpearme y se sentó en una silla cercana para tomarse un refresco, me miro fijamente. Una vez que ella se había relajado un poco ella comenzó a insultarme y a menospreciarme. Me dijo lo inútil que era como amante y no mijo lo mucho que iba a disfrutar usándome como su perra de ahora en adelante. Ella se rio de mi, mientras me miraba de arriba abajo y paseaba alrededor de mi. Simplemente me quede allí y me estremecí mirando hacia abajo en el suelo, sin decir nada y con miedo de mirarla a sus ojos. Continúo sus insultos y empujo su dedo por debajo de mi barbilla forzando que mi cabeza fuese hacia atrás. En su otra mano, mantenía cogido el látigo de nueve colas y lo empezó a pasear por mi cara.
“he aquí mi próximo juguete”, dijo con una sonrisa. “estoy segura que vas a llegar a ver mi punto de vista y me va a rogar correctamente.”. Ella me miro, miro fijamente a los ojos y añadió. “pero puedo esperar a escuchar tus alegatos melodioso dentro de un poco”. Espeto mientras separaba el dedo y dejaba que mi cabeza cayera contra mi pecho.
Ella dio un paso atrás, espero un rato y luego volvió para pellizcar mi pezón con tanta fuerza que grite. Cuando abrí mi boca, comencé gritar por el tormento, ella acto seguido se quito sus bragas y las puso en mi boca, bloqueando mis gritos y las aseguro atando un pañuelo alrededor de mi cara. El pañuelo me apretaba en la parte posterior de mi cuello y hacia fuerza en mi boca quedando mi mandíbula abierta con mucha fuerza.
“prueba algo nuevo, ¿esta bueno?”, pregunto. “hmmmm,” dijo de nuevo.
No sabía lo que quería decir con aquello.
“A que están buenas, esas bragas están empapadas de mis jugos lo he hecho para que tu disfrutes con ellas”, ella se rio. “acostúmbrate a ellas, seguirás disfrutando de ellos durante mucho tiempo a partir de ahora, puta!”.
Oí el silbido del aire por detrás de mí y el azote de cuando el látigo encontró mis muslos. Después varios golpes seguidos golpearon los mismos puntos y empecé a gritar incontrolablemente pero las bragas hechas un ovillo amortiguaban mis gritos.
“ese sonido es delicioso”, susurro en mi oído desde atrás. “los gritos ahogados y los gemidos a trabes de las bragas de tu señora, ¿Qué podría ser mas dulce?”
Ella se coloco delante y azoto mis muslos internos, la polla, las pelotas y el pecho con varios golpes duros antes de pasar hacia atrás de mí de nuevo para continuar con mi culo. Golpe tras golpe rápidamente cayeron sobre mí hasta que yo estuve seguro de que mi piel se había desmenuzado totalmente. Estaba jadeando y chupando las bragas, gemí incontrolablemente mientras ella continuaba marcando cada parte de mi piel expuesta a su látigo. Ella freno y comenzó a azotar más metódicamente en mis puntos sensibles, muy duramente y poco a poco. Caminando alrededor para examinar su trabajo, en busca de su siguiente punto para azotar, yo quedaba tirando por mis muñecas hacia atrás y con cada golpe del látigo me estremecía en mis ataduras. Además, entre golpe y golpe, empezó a burlarse de mí y verbalmente hacer bromas acerca de lo perra que era y de cómo en un futuro me convertiría en su puta. Parecía que estaba enfatizando sus pensamientos con sus golpes con el fin de hacer lo que estaba diciendo más dinámico, más conmovedor.
De pie frente a mí y empujando mi barbilla con el dedo comenzó a entregar su discurso de en lo que me iba a convertir. Mientras hablaba, lanzaba su látigo entre mis piernas y en mis pelotas, culo y en mi polla con muchas sinceridad en sus palabras. Mis ojos estaba fuertemente cerrados, las lagrimas rodaban por mis mejillas y mi cabeza temblaba bajo su dedo mientras me contaba mi futuro con ella como su puta perra castraba mientras seguía azotando hasta que su discurso hubo terminado. Mi cabeza cayó hacia mi pecho agitado mientras se alejaba y se sentaba para ver cómo me estremecía y marchitaba en frente de ella.
Paso bastante tiempo y yo me había calmado considerablemente cuando ella se me acerco de nuevo y me quito sus bragas de mi boca. Tan pronto como lo hubo hecho comencé a suplicar. Mis palabras llenas de emoción y en lágrimas le suplique más y le dije que no me dejara correrme como un hombre de nuevo. Suplique y me arrastre llamándola mi  señora, señora, ama y muchos mas otros adjetivos apropiados para inculcarla mi seriedad en lo que estaba diciendo. Le rogué y admití lo inútil que era como hombre para ella y lo que me merecía siendo su perra, su juguete para ser utilizado como ella quisiera. Le rogué que por favor me concediera mi petición de ser su perra y para que ella no me dejara correrme como un hombre para que ella. Hable rápidamente y repetí lo mismo con la esperanza de que ella me creyera que era algo que realmente quería y lo único que quiera hacer de ahora en adelante era servirla como ella dictaba y convertirme en su perra.
Le rogué mientras se alejaba de mí riendo. “por favor, por favor, señora”, le dije una y otra vez mientras se alejaba. Mi mente estaba en tal estado que no dejaba de murmurar la palabra “por favor” a pesar de que estaba solo en la habitación.
Cuando regreso se puso delante de mí y yo de nuevo comencé mis alegatos. Ella me dejo que continuara suplicando hasta que puso un dedos sobre mis labios, “shhhh”, dijo ella en voz baja. “entiendo y aprecio tu deseo de convertirte en mi perra y de nunca eyacular como un hombre de nuevo.”.
Dando un paso atrás sobre un pie ella se puso la mano debajo y se metió dos dedos en su agüero. Se masajeo a si misma por un momento o dos, después saco sus dedos llenos de su jugo dio un paso hacia mí y me enseño los dedos. Al instante y sin dudarlo, abrí mi boca y empecé a lamerlos. Con solo la punta de mi lengua, tan suavemente como podía. Ella se acerco y los puso dentro de mi boca, a lo que los chupe como si fuse un bebe tomando el pecho de su madre.
bien”, anuncio. “eso es una buena perra, que sin decir nada sepa que tiene que hacer a su Mistress”
Retiro sus dedos de mi boca, en la otra mano sostenía un dispositivo de algún tipo por lo que podía entrever. “esto es lo que ahora en adelante utilizaras para que nunca mas te puedas correr como un hombre de nuevo. Voy a bloquear tu patética polla con estoy y nunca mas se te permitirá de nuevo tener el privilegio, de que solo los hombres de verdad tienen”.
“por favor, señora… por favor”. Empecé suplicando de nuevo. “por favor, no me ponga eso, seré bueno…” llore. “Por favor, señora, por favor, nunca mas lo haré como un hombre de nuevo, no me ponga eso, por favor, me portare bien…”
Era una especie de tubo de plástico de color rosa, con púas en el interior y una cerradura que colgaba delante de él. No podía ver bien como era, pero parecía horroroso ella abrió la cerradura y comenzó a ponerlo en mi polla arrugada. Primero un anillo que paso por mis pelotas y después obligo que mi polla se pusiera dentro del tubo restringiéndola. Podía sentir las púas en mi pene y el clic del candado.
“ahora eres mío para que yo pueda hacer lo que me plazca. Para utilizarte como yo elija. Eres mi perra” dijo ella con fuerza con una voz gutural mientras sacudía mi polla encajada. Tirando y tirando a través de mi nueva prisión, continúo diciéndome que a partir de ahora estaría a su servicio y haría lo que ella me exigiera o si no recibiría castigos aun más severos que el que había recibido.
Me descolgó en silencio, mientras me susurraba al oído “ahora ves a limpiarte y entra en el dormitorio. Quiero usar tu lengua para darme unos cuantos orgasmos antes de dejarte que duermas en el suelo. Ah y dentro de unas pocas semanas vamos hacer esto otra vez. Quiero que me ruegues que te convierta en una sissy para mi, una sissy que se vista como un la puta que anhelas para que yo te pueda usar y humillarte!”

No hay comentarios:

Publicar un comentario