La
gran cantidad de ruido que venía de la entrada, me decía que no estaba sola,
las olas de risa y las grandes pisadas de muchos zapatos irrumpían por la
escalera. Eche un vistazo por la habitación frenéticamente para encontrar unas
salida, pero no había ninguna. Mi habitación estaba al otro lado del pasillo, y
me obligaba a pasar por delante de la escalera para llegar a ella. Yo estaba
totalmente jodido. Rápidamente agarre la camisa y comencé a tirar de ella por
encima de mi cabeza, esperando que fuese capaz de ocultar el horrible crimen que
había cometido.
“Michael! ¿Qué coño estás haciendo?”
Allí
estaba, en medio de una multitud de amigas suyas, sorprendida y mirando en mi
dirección. Apenas había conseguido sacar la prenda sobre mi cabeza, el suéter
rosa seguía en mi cuerpo. Baje mis brazos y lo deje caer. Ella todavía estaba
mirándome, como si yo hubiera matado a alguien con un hacha. Me quede sin
hablar, incapaz de imaginar una excusa para mis acciones. Sus amigas se rieron
y empezaron a hablar entre ellas, señalando mi evidente erección.
“tu!, sin ninguna duda, eres un enfermo, el mayor
que he visto en mi vida, ¿lo sabías?” ella gritaba hacia mí, haciendo que
incluso sus amigas le lanzaran una mirada de preocupación. “te estabas haciendo pajas con mi ropa
puesta, pervertido?”
Ella
comenzó a avanzar hacia mí, dispuesta a repartir una andanada de puñetazos y
bofetadas, algo que hacía con frecuencia cuando estaba en un estado frenético.
Mis brazos subieron para cubrirme la cara, por protegerme de los golpes inminentes,
pero por suerte sus amigas la cogieron.
“Dana!, Dana!,
¡no!” Jody
grito. “tal vez haya una explicación
diferente!”
Sus
amigas la cogieron y la metieron en un corrillo improvisado, susurraban, de vez
en cuando miraban por encima de sus hombros en mi dirección. Me temblaban las
manos del horror de la situación, ser atrapado vestido con ropa de mi hermana.
Continuaron la conversación, sus voces cada vez eran menos y menos dura. Mi
hermana mi miro, buscando mas bien sorprendida. Miro de nuevo a sus amigas, que
asintieron con total naturalidad.
“Michael…” empezó. “¿te has puesto mi ropa porque quieres ser un chica?”
No hay comentarios:
Publicar un comentario