sábado, 7 de abril de 2018

El plan – Capitulo final


Eran las once de la noche y el timbré sonó en la casa de William O’ hará. Miro por la mirilla y no podía creer que lo que veía sus ojos. Una mujer con el pelo rubio, con una belleza increíble, estaba llamando a su puerta. Desconfiado como buen prestamista que era le pregunto…
“¿Quién anda ahí?”
“William, soy Shayla, la secretaria de John Brisbaine. “Dijo con una voz de una mujer tremendamente sensual.
“b…, pero…, no puede ser verdad…, la pelirroja”,  pregunto.
“!Madita sea!” John pensó, “tenia que recordad eso?”  Pero su cerebro estimulado por la adrenalina corrió a toda velocidad. “yo…, Yo he tenido que teñirme el pelo para evitar ser reconocida. William, necesito que me dejes entrar, me buscan para matarme. Y no tengo a nadie con quien recurrir. ¡Por favor!”, puso una voz que sonaba a desesperación.

Solo unos segundos pasaran cuando John vio que O’ hará abría la puerta. Era un hombre de unos cincuenta y cinco años, que se quedo atónito al ver las formas de esa mujer, vestida con una blusa blanca muy ajustada que mostraba sus enormes pechos sin sujetador, una min falda negra y medias negras con unos zapatos de tacón que estilizaban sus piernas y John parecía estar cómodo caminando sobre ellos. Un collar de perlas y pendientes de oro eran todas las joyas que llevaba. Esta vez John había tomado la precaución de hacer una prudente maquillaje solo para destacar su belleza y un poco de perfume que el aire se olía un poco de “Pasión oscura”

O’ hará no podía mover sus ojos de John, y al mismo tiempo no sabía que parte mirar la mayoría era de tan belleza lo que tenía delante que no se decidía. Sus curvas hinchadas y sus perfectos pechos le hacían casi babear. Finalmente él primero podía balbucear algunas palabras hasta que finalmente hablo.

“eres más hermosa de lo que me imaginaba”, le dijo O’ Hará mientras le ayudaba a entrar y cerraba la puerta tras ella.

gracias”, le respondió John sonrojándose. “Usted no sabe lo que estoy viviendo, William!”, y sin ninguna palabra se arrojo sobre el sorprendido O’ Hará abrazándolo y apretándolo con todas sus fuerzas con sus enormes pechos aplastándose con el hombre. “Bueno”, dijo jadeando, “es lo menos que puedo hacer por una mujer como tú”, “te debo la vida, William. Y nunca voy a terminar de pagarte este favor, “ y entonces John pensó “es extraño, realmente pensé que nunca terminaría pagándole hasta que encontré estas galletas”, “no me debes nada, cariño” o’ hará respondió sudando cada vez mas. John que todavía lo estaba apretando fuertemente, movió su cadera a lado del prestamista de modo que sintiera que él ya estaba imaginado, lo que le llevo a tener una gran erección. “sí, quiero insistir, en pagarle en la única manera que puedo ahora. Además, se que los irlandeses son muy machos y hasta ahora nunca he tenido la oportunidad de probar uno.”, “por supuesto, nosotros somos los hombres más machos del mundo entero”. O’ hará dijo, ahora completamente relajado y dispuesto. “y si vienes a mi habitación, te podre demostrarlo en este momento”.

No pasaron más de dos minutos para el hombre que ya estaba bombeando con toda su energía en John quien tuvo el tiempo justo para coger una caja de preservativos de su bolsa y dárselos. Una vez que el hombre estuvo cubierto de esperma, estaba agotado, se quedo casi desmayado en su cama. John se aprovecho de eso para coger algo de ropa interior, un camisón y sin pedir permiso, además sabia en que se había metido, entro en el cuarto de baño y abrió la ducha con el agua caliente y dejo que el agua acariciar su maravilloso cuerpo mientras meditaba sobre sus próximos pasos.

Durante los días siguientes, John se quedo con O’ Hará. Este no hizo demasiadas preguntas y fue suficiente con él poner a la mujer una vez al día. Su cuerpo no podía darle más que eso, pero estaba contento y satisfecho. Además, después de las experiencias anteriores vividas por John el sexo con O’ hará era casi dulce, pero no fue suficiente para que John, como mujer que era ahora necesitaba más.

Por suerte había tomado la precaución de almacenar algunos de sus juguetes y con ellos podía completar su hambre de más. Además a veces era difícil para él, porque la comenzar a proporcionar placer a sí mismo en algunos momentos deseaba continuar. Gracias a un ejercicio de autocontrol John finalmente podía permanecer en su sano juicio para continuar con los preparativos.

Mientras O’ hará estaba fuera de casa para asistir a su negocio, John usaba ese tiempo para tomar todas las medidas necesaria para salir del país. Afortunadamente Wiliam tenia conexiona internet y un ordenador, así que lo cogió para hacer todo sin moverse de alli.

En primer lugar busco como quería que fuera su nuevo hogar soñado. Una isla paradisiaca llamada Argonis. No tenía más que un centenar de habitantes que ya estaban acostumbrados a trabajar como siervos del antiguo propietario de la isla, que era un magnate griego que había muerto recientemente, sin dejar ninguna herencia. Y tenía una mansión imponente apoyada en un barranco, además de una milla y media de playa con arena blanca y suave. Le costó cuarenta millones de dólares, casi toda la fortuna que había conseguido. Pero el resto sería suficiente para hacer todos los pasos necesarios para asegurar la salida del país sin dificultad y aun le quedaba algo de dinero extra.

Había conseguido una identidad falsa. Fue gracioso cuando se le pregunto por el nombre, no había pensado en ello con tantas cosas en que pensar y lo primero que le vino a la mente fue Samantha Stephens. Era el nombre de ficción de la bruja de la serie “embrujada”, que le gustaba cuando era niño. Y la verdad era que él estaba realmente embrujado, por lo que el nombre no era tan malo. A partir de ahora John tuvo que dejar de pensar en sí mismo como un hombre como él tendría que empezar su nueva vida. Él pensó que era inútil vivir en el pasado, ya que no había camino de regreso después de todo, así que se dijo a sí mismo: “Bueno Samantha, bienvenido a tu mundo”.

Transfirió todos sus fondos a su nueva identidad y a la isla que había comprado usando su nombre. Luego contrato un vuelo privado. Era más seguro y confidencial que volar en un vuelo regular. Y finalmente compro una nueva caja con el material de esclavitud, y con muchos más accesorios que su ex cliente le había dado. Esto sería enviado a la dirección de O’ hará en un par de días, un día antes de su fecha de salida.

Tenía algunos millones de dólares que dejo invertido en inversiones de bajo riesgo que le daría lo suficiente como para mantenerse en la isla con los intereses. De todos modos ya estaba pensando en algunas cosas que podía hacer una vez asentado para conseguir más dinero. No todo eso no le dijo nada a su anfitrión. Tenía que mantenerlo sometido y obediente hasta el último momento.

Durante todos esos días Samantha había utilizado los pocos instrumentos que había recogido de la caja para mantenerse bajo control. Un cinturón de castidad, las esposas y un Ballgag. No necesitaba el ballgag especialmente porque no había más galletas para comer, pero era mucho más agradable para ella si ella lo llevaba.

Cada día su rutina incluía dedicar primero el tiempo suficiente para los preparativos y el resto de tiempo a placer. Y como no podía apartar los temporizadores utilizaba hielo para congelar las llaves y los dejaba fundir lentamente después de poder usarlas. Estar esposado ella nunca sintió la necesidad de liberar a si misma de hecho, para ella era más agradable saber que no podría aunque quisiera.

El día de su partida llego. Su vuelo seria al medio día. Ella eligió a propósito porque sabía  que O’ hará estaría fuera de casa. Ella prefería hacerlo así para evitar un despedida incomoda.

Aun así ella sentía un poco de lastima por el hombre. Incluso sabiendo que era un verdadero perro de casa para sus sucios negocios, como hombre resulto ser un encanto. Y en la cama realmente valía la pena, aunque él siempre terminaba inconsciente durante horas después de correrse.

Para el vuelo ella también necesitaba mantener su libido bajo control durante las once horas que iba a durar el vuelo. A pesar de que se trataba de un avión privado había un equipo y tenía que asegurar de no llamar la atención o ser molestado. Ella también tenía que pasar migración. Pero ella ya se había ocupado de todos los detalles para no tener ningún problema.

Haría uso de su cinturón de castidad, pero con consoladores más cortos para que si tenía que caminar demasiado. Eso no le daría ningún problema ya que se podían esconder. Y en su intestino se le podría causar ninguna sorpresa desagradable.

Lo más difícil era la mordaza y las esposas. De hecho, no había manera de utilizar estos artilugios sin llamar la atención. Pero tenía otro artículo que haría servicio a ella de casi la misma manera. Un par de guantes que volvieran sus manos inútiles. Con ellos ella no sería capa de despegar todo lo que ella quería como sería incapaz de manejar las llaves. De todos modos los se los pondría en el aeropuerto una vez que hubiera pasado migración ya que iba a necesitar las manos para ello. Pero sería capaz de poner la mordaza y pasar como una mujer muda, pero no con uno de los gags que ella solía usar, pero algo más sofisticado.

El gag que usaría tenía un parte interior que era de cuero, con forma rectangular y con un par de centímetros de grosor, tenía un consolador rígido que le penetraría la garganta. Ese gag podía insertarse por completo en la boca, entre los dientes y en la parte posterior de los labios y cerrar la boca ocultándose por completo. Pero la parte exterior mantenía sus labios cerrados y sellado fuera del detalle eso faltaba. Cogió una cinta de goma espuma quirúrgica, muy elástica y capaz de ser atrapado y despegado fácilmente, con las manos, sin herirse o dejar marcas. La cinta que compro tenía el color exacto de su piel y con un buen maquillaje la podía ocultar por completo, después dibujo sobre ella sus labios.

Finalmente se vistió para el vuelo con un vestido negro que había comprado especialmente para la ocasión ella no quería atraer mirada como si fuera una prostituta. Pero el vestido realzaba de forma espectacular sus pechos y una vez que se pusiera los zapatos de tacón alto alcanzaba poco más de debajo de las rodillas. Aun así su figura era perfecta y gracias a sus habilidades de caminar sobre los tacones no tendría ningún problema para caminar naturalmente, pero pudo comprobar que se movía con gracia. Seguramente ella no se podía confundir como una puta, ahora parecía una sexy mujer. El último detalle de su atuendo era aun sobrero negro que le cubría parta de la cara y unas gafas oscuras.

En esas condiciones cogió un taxi para ir al aeropuerto. Tenía un lápiz un bloc de notas en sus manos para escribir lo que tenía que decir, sin la necesidad de hablar. Mientras el taxi se alejaba de la casa de O’ Hará pensó que como se quedaría el pobre al llegar y descubrir que ella no estaba. Pero bueno, él había sido tiburón con él – ella se extrañaba al imaginarse a sí misma como ella y saliendo de “él” detrás, de modo que tenia que no sentir ninguna lastima por él.
En el aeropuerto atrajo más miradas de lo que ella quería, pero no eran más que hombres viciosos y mujeres celosas por su aspecto. Por un momento, le asalto un pensamiento, ¿y si le estaban esperando en el aeropuerto? Su plan de hubiera arruinado y…, pero se relajo de nuevo, era casi imposible que su plan fracasara, se tranquilizo a sí misma, pero por si acaso ella andaba tratando con cuidado de no llamar demasiado la atención.

Con  señales y su bloc de notas pudo hacer el proceso de migración sin ningún problema. Se dio cuenta que la empleada la miraba con curiosidad, pero ella ya era mujer muy estricta. Hubo unos instantes de suspenso cuando la mujer escribo sus datos en el ordenador, pero cuando ella le dijo que todo estaba bien y le dio la tarjeta de embarque suspiro de alivio.

Cuando supo que no tendía que utilizar más las manos ella se fue al baño para ponerse los guantes. Cuando llego a la sección de los baños casi entra en el baño de los hombres. La extraña mirada de una mujer que estaba saliendo del cuarto de las chicas le hizo darse cuenta de que a partir de ahora tendría que cambiar eso.

En primer lugar se miro al espejo para comprobar si el Gag se podía ver, pero no era así, el maquillaje era perfecto y le iba a durar todo el tiempo que fuese necesario para llegar a la isla. Los guantes tenían unos agujeros en las muñecas para poder pasar las cadenas y los candados. Sus llaves y también las del cinturón de castidad estaban el su equipaje que ya se había cargado en el avión, así que ella no sería capaz de poder acceder a las llaves hasta la llegada. Se los puso. Para poder bloquear el segundo candado tuvo que utilizar la mesita que se utiliza normalmente para cambiar los pañales, para que pudiera empujarlo por la otra parte, y se bloqueo quedando atada. Ahora ya estaba lista para el viaje.

El vuelo no tuvo problemas. Ella se había asegurado que la tripulación a bordo no le molestara. Ella les advirtió de su mutismo y les dijo que si necesitaba algo les haría un gesto. Lo único que necesitaba era hacer pis, pero ella solo les pedía que les abriera y cerrarla la puerta. Ella usaría el baño por sí misma. De todos modos esas personas no hacían demasiadas preguntas, ya estaban acostumbradas a llevar gente con trajes extraños y cosas raras.

En la isla ella había elegido a una mujer que fuese su ayudante principal. Su nombre era Gaia y ya había ayudado al magnate hasta su muerte, era una persona en que se podía confiar plenamente. Gaia tenía las instrucciones de esperarla en el aeropuerto, llevarla a la mansión y allí le ayudaría a liberarse de las ataduras. John le revelo sus desviaciones sadomasoquistas sabía que podía hacerlo sin miedo. De todos modos no le iba a revelarle lo que sería su más preciado secreto, que era la identidad masculina que había tenido tan solo unos días antes.

El avión aterrizo en el pequeño aeropuerto de la isla y sus habitantes ya lo estaban esperando vestidos con sus mejores galas. No había esperado ese comité tan acogedor, pero se sentía muy feliz de caminar entre la doble fila de hombre y mujeres que la miraba con curiosidad.

Un vez que Gaia la había liberado de las ataduras y después de comer una sabrosa cena especialmente preparada por el cocinero para su recepción, la preparo para lo que vendría después, que era una gran ceremonia que estaba a punto de comenzar. Todo hombre soltero estaba allí en la plaza principal de la pequeña isla. Habían sido llamados por Gaia, la asistente de Samantha. Se le había dicho que el nuevo propietario de la isla los quería honrar a lo que serian sus nuevos empleados.

En el centro de la plaza había una gran cortina que ocultaba algo detrás.

Al oírse un gemido que provenía de su interior Gaia levanto el telón y ante la vista atónita de los hombres jóvenes y de también de otros isleños que permanecían a su lado, para curiosear lo que iba a pasar, una gran silla con la forma de un trono que era parte de las reliquias que habían en la casa, encadenad con cadenas de oro que pensaba Samantha estaba ella allí sentada. Ella estaba emulando a la diosa Hera, encadenada a su trono por su hijo Hefaistos, solo que esta diosa vestía ropa moderna que dejaba visible su par de tetas enormes. Unas sandalias de tacón alto se extendían en direcciones opuestas para dejar completamente abiertas sus piernas para dar un cómodo acceso a su sexo palpitante, que ahora estaba caliente. Una mordaza en la boca le impedía cerrarla, pero esa mordaza teína una gran abertura en su centro, diseñada especialmente para permitir la inserción de un miembro viril a través de ella. Tenía los ojos vendados, no porque esa forma sintiera mas placer, sino para que los jóvenes se sintieran libres que de hacer con su dueña de la isla sin ser capaces de que ella supiera quien la estaba abusando.

También llevaba puesto un nuevo cinturón de castidad que tenía en los dos agujeros un par de consoladores que se encargaba de mantener bien alimentado su palpitante sexo y el recto en esa ceremonia de bienvenida. Gaia estaba a punto de retirar la cinta de inauguración para que todo comenzara.

Se hizo un absoluto silencio, ya que nadie sabía cómo reaccionar. Luego Gaia hablo.

la señora Samantha desea dar las gracias a todo el mundo por sus atenciones y servicio ofrecidos y ella desea que todo el mundo disfrute voluntariamente de su cuerpo, aunque con algunas limitaciones.”

Después de esa llamada de Gaia, separo a los asistentes en tres grupos. Que había seleccionado cuales formarían estos grupos. Cada grupo entro en una tienda de campaña donde se les dijo que se esperaran hasta que les llamaran. Samantha pro el momento su sexo latía sin control y sabia que no sería capaz de mantener por mucho más tiempo. Antes de la ceremonia Gaia ya había dividió el pueblo en tres grupos en función de su perfil phi sicológico para todo tipo de perversiones y quería que cada uno se sintiera mas cómodo cuando tuviese el control y el deseo.

El primer grupo entro en la tienda donde Samantha estaba esperando y comenzaron a pasar uno por uno ordenado por turnos asegurándose de intentar satisfacer a su nueva jefa. Gaia se mantenía dentro de la tienda en estado de guarda para mirar que no hubiera ningún problema hasta que el último del grupo hubieses cubierto de esperma el interior de Samantha. Todo el mundo utilizaba los condones, por supuesto. Era un obligación si alguien lo hacía sin condón automáticamente era expulsado de la isla.

Gaia era la encargada de lavar un poco el sexo de Samantha y su cuerpo lleno de placer. Como una enfermera experta ella también cuidaba de la limpieza de su nueva jefa y más tarde llamo al segundo grupo. Estos tenían el fin de ser más groseros y lo eran, la mayoría de ellos eran brutos y no tenían ningún problema en jugar ese papel. Después de que todo terminaron Gaia limpio a Samantha otra vez y pregunto.

-        Desea continuar?”

Samantha estaba como loca lo que había empezado como una dominación forzada, ahora estaba gozando, por lo que Gaia llamo al tercer grupo. Estos se les permitían usar todas las cosas de BDSM que estaban junto al trono de Samantha. Látigos, pinzas, mordazas, etc…, Gaia lo que hacía era mirar que no se pasaran con ellos.

Este grupo fue el que permaneció más tiempo dentro de la tienda, ya que tenían la instrucción de salir hasta que se agotaras los instintos más profundos. Cuando todos acabaron, finalmente Gaia llamo a un grupo de mujeres para que ayudara a Samantha volver a su habitación y limpiarla. Se les dijo que tendrían que hacer la misma tarea cada vez que la ceremonia se repitiese.

Al día siguiente, Samantha despertó aun herida por el día anterior, pero el sentimiento de alguna manera aliviado de un peso, como si diera por completo sus instintos de que pudiera encontrar algo que le faltaba a ella. Gaia vino a su llamada y se hizo cargo de un buen desayuno frugal, y también le entrego en mano una pequeña caja, y después la dejo sola en la habitación.  Samantha después de asegurarse de que estaba completamente solo, era una pequeña costumbre que seguía siendo un poco desconfiado. Cerró la puerta por dentro y abrió la caja, el contenido era una grabación de lo que había pasado en la ceremonia.

Lo puso en su reproductor y mientras lo miraba no pudo controlar más de un orgasmo, por más que quería Samantha su vicio era muy potente y necesitaba eso, seguramente esa ceremonia se volvería a repetir en más de una vez, una pequeña voz lo pedía a gritos.

Después de haber visto la película varias veces, se desnudo por completo y bajo a una playa privada que la mansión tenía en la mejor ubicación de la costa. Eran las seis de la tarde y el sol se ponía cerca de la línea del horizonte contra el agua azul del mar. Un cielo con tonos rojos estaba delante de Samantha majestuosamente. Ella está disfrutando de lo que había estado deseando durante todo su anterior vida. Completamente desnuda se tumbo en la arena caliente. Era su sueño dorado y estaba convirtiéndose en real. Lo que ella había deseado, no exactamente en la misma forma en que había soñado. Ella amaba a su nueva vida y tendría tiempo de sobre para disfrutar de todos los placeres de su nuevo cuerpo de mujer que deseaba sentir.

Fin


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