Lo primero que hizo fue alquilar un apartamento más cómodo en un barrio mejor de la ciudad. Y también alquilo una pequeña oficina en el centro de la ciudad. Casi había olvidado aquella terrible noche. Trato de recordad que, al igual que un gran esfuerzo para obtener la recompensa que cambiaría su vida.
Él ya se había recuperado del dolor de aquella noche, en la entrepierna. El día que se mudo de su antiguo apartamento, que ya ha embalado todas sus pertenencias en su coche, hizo una última comprobación para ver si se dejaba algo. Y al abrir el estante más alto de su despensa se encontró aquellas galletas. Casi se había olvidado de ellas. ¿Las iba a dejar allí para concluir el asunto?, en absoluto. Eran demasiado poderosas. ¿Qué pasaría si caerían en manos de una persona que pudiera utilizarlas para cometer un crimen?
Sin pensarlo demasiado se las llevo a su coche. Como casi no había sitio, las dejo al lado en el asiento del acompañante.
Al coger las cosas en su nuevo hogar fue lo primero que recogió. Y las volvió a almacenar en la despensa que era tres veces más grande que la de su antiguo apartamento. Continuo desembalando y poniendo todo en su lugar, pero las galletas estaban en su mente.
Cuando termino se sentó en su cama nueva de matrimonio para descansar. Pero no pudo conseguir el sueño. Las galletas estaban allí, a su alcance. Quedaban 22 de ellas eso significaba que podía repetir el mismo truco once veces y convertirse en millonario. Sería suficiente para jubilarse, para comprar la casa que había soñado y vivir sin ningún contratiempo para el resto de su vida. Sin embargo, tendría que pasar de nuevo los tormentos que paso esa noche. ¿Seria capaz de soportarlo? Era un hombre fuerte y que estaba listo para todo. Él ya se había enfrentado a todo tipo de delincuentes, armados y preparados para arruinarlo. Y él se había escapado ileso. Ya había experimentado la presentación de esa noche y todavía estaba en pie y sin ningún tipo de grave secuela.
Él podría acostumbrarse al dolor, ya que le habían disparado tres balas en su vida. La primera de ellas en la pierna que le había dejado una cicatriz debajo de su culo. Ahora que lo pensaba no recordaba haber visto la cicatriz al convertirse en una mujer. Era interesante el efecto secundario de la transformación, y ciertamente muy conveniente. La segunda en el hombre que apenas lo rozo. Pero la tercera fue en la espalda y lo dejo en una cama durante varias semanas. Y también había tenido un cálculo renal, mucho más doloroso que la suma de las tres balas.
Sin embargo lo que le asusto más que nada fue la pulsación, el deseo incontrolable que podía golpear a su fuerza de voluntad. ¿Seria capaz de luchar contra ella? La primera vez pudo, pero no fue fácil. ¿Qué pasaría si se debilitara? Comer solo una galleta mas podría acabar con todo eso con un solo tiro.
Era un gran desafío. Pero John le gustaban los retos. Y le gustaba aun más el dinero fácil que pudiera conseguir. Tenía que intentarlo de nuevo. Y lo hizo.
Pero esta vez había planeado mejor su juego. La experiencia de la primera vez de él le había enseñado un montón de cosas y ahora no iba a cometer los mismos errores.
Previamente tomo precauciones. Tuvo que dejar fuera del alcance de las galletas para las veinticuatro horas, la maldición iba a durar. Después de haber buscado información en muchos sitios de internet encontró el método perfecto.
Cogió dos candados y los almacenos sus llaves en una caja de seguridad con una cerradura de tiempo que había comprado especialmente. Cogió dos galletas de la caja y resto las puso bajo llave en la misma caja de seguridad. Puso el temporizador para calcular el tiempo necesario para abrir a las 19:30 del día siguiente. No habría otra manera de abrirla antes de ese tiempo.
Él no sería capaz de abrirla hasta el día siguiente, después de que la maldición hubiera terminado.
Tenían una cena a las siete. El ayunaría durante un día entero, pero también estaba entrenado para eso. A las 19:30 se comió las galletas. Se había desnudado por completo antes de evitar cualquier problema con algún botón.
Se transformo de nuevo en la hermosa mujer que aquella noche, pero en algunos diferentes aspectos. Tenía el mismo pelo rubio, pero su rostro no era el mismo. Pero la forma del cuerpo era idéntica. “Estas galletas son realmente extrañas, no actúan de la misma manera cada vez” . Pensó. Y sintió el cosquilleo de inmediato. Pero la despensa estaba cerrada y las llaves estaban en la caja fuerte.
Él ya había apartado las cosas SM la mordaza que usaría esa noche. Pero no será una mordaza como la anterior, si no una capucha de cuero que cubría el rostro por completo, excepto sus ojos y a la altura de la boca tenía un pene rígido de cuero que media alrededor de cinco centímetros de largo y uno medio de diámetro. La capuza tenía un agujero por encima para pasar su pelo largo rubio de él y para atárselo en forma de cola de caballo.
Se la puso y cuando la boca quedo en la mordaza. La mordió y empezó a ponerse caliente inmediatamente. Pero muy rápidamente antes de perder el control, cerro la capucha con un cierre especial que con un candado. Se utilizaba para ese fin un candado cuyas llaves estaban en la caja fuerte. Él no sería capaz de quitársela hasta veinticuatro horas más tarde. Y tampoco sería capaz otra persona que, por lo que nadie le podría obligarle a tragar el semen e incluso la orina de sus agresores.
La capuza que se había comprado en una tienda donde debían vender vestidos y disfraces. Era de un rostro femenino, tenia orificios en los ojos, pero no en la boca, (que era donde había el pene en su interior) . Solo mirarlo de muy cerda podía alguien darse cuenta que era una máscara, así que a través de los cristales del coche se vería el rostro de una mujer. Así que se puso unas gafas oscuras para ocultar su rostro aun más.
El rostro estaba listo, pero tenía que vestirse para la ocasión. Esta vez utilizaría un sujetador de seda rojo. Solo sintiendo como sus pechos frotaban el uno con el otro le lleno de excitación y por un momento se encontró frotándose las tetas hinchadas y apretando sus pezones. Eso le provoco un orgasmo casi de inmediato. Tenía que limpiar con algunas toallas porque su coño comenzó a derramar el resultado de su propia excitación.
Una vez más, pensó, “vamos a coger un chico fácil, o va a terminar violándome a mí mismo aquí”. Una vez que recupero su voluntad se puso un par de medias de color rojas a juego con el sujetador, un liguero negro. Se lo apretó, cogió las medias y se puso un corsé de color rojo y negro.
Miro una para de pendientes de oro y una gargantilla a juego con un pequeño brazalete de oro para los tobillos, algo que se le ocurrió de repente, sin saber si era por vanidad o simplemente un golpe de genio. Eligio un mini vestido rojo muy ajustado y con un gran escote que al menos movimiento mostraba partes de su anatomía de una manera muy lúdica.
Si, ese era el atuendo adecuado. Se miro en el espejo y lo que vio le hizo quedarse con la boca bien abierta. Si la última vez su mirada femenina le había sorprendido ahora permanecía en el éxtasis como podía apreciar cada detalle del mismo. Bajo la luz y sin prisa se admiraba a si mismo dando vueltas como un modelo de escaparate. “Bueno, ya soy bastante tonta!”. Se dijo mentalmente. Por un momento trato de decirlo en voz alta, pero lo único que salió fue una baduceo debido a la mordaza de la boca.
“solo un par de detalles y estaré listo”. Se sentó en el sofá y se puso un par de zapatos de tacón negros similares a los utilizados la última vez. Apretó las correas de los zapatos y antes de levantarse se un puso un par de guates de noche que se extendías por encima de los codos. Y por último, un par de pulseras de oro para completar el atuendo.
Al levantarse vio que los zapatos eran un poco más altos de lo que había usado la primera noche, pero en ese momento él no tenía problemas para mantenerse en equilibrio. De hecho, él no podía andar muy graciosamente al principio, pero había mejora desde su primera experiencia con los tacones altos.
Paso a paso como pudo se puso a caminar de forma regular sobre sus grandes talones y podría relajarse al encontrar como hacer que sus caderas se movieran al caminar, algo que su cuerpo parecía está construido de forma natural para manejar, ya que no era demasiado difícil para él moverse sensualmente. Así que ya estaba listo para una nueva noche. Se admiro a sí mismo ante el espejo, él todavía se veía como una puta, pero una muy sofisticada.
Él casi se olvida del último detalle de la indumentaria. Cogió una pequeña botella de perfume que en la etiqueta con letras de oro decía “Pasión oscura”. Abrió la delicada tapa y aplico un poco en su cuello. Si, definitivamente era un perfume muy caro, con una aroma exquisito y cautivador. John permaneció en éxtasis durante un segundo con el aroma. Si, era otro toque de genio. Aplico un poco más, esta vez sobre sus pechos y genitales. “voy a tener otra noche deliciosa y no quiero terminar oliendo a alcantarilla”.
Guardo el perfume, y reunió las cosas que estaba seguro que iba a necesitar, cogió un par de bolsas y puso todo dentro lo que considero necesario para la noche. Por supuesto, las cajas de condones que eran indispensables, y también ropa limpia para cambiarse después de la que hubiera terminado la noche. Añadió algunas toallas y alcohol desinfectante para hacer una primera limpieza en el coche antes de regresar.
Su concentración en los preparativos le hizo olvidar el aumento de las pulsaciones que sentía en su cuerpo. Sin embargo, cuando termino todavía quedaban dos horas antes de las 22:30 que era la hora que pensaba salir, como la noche anterior.
Para mantenerse ocupado había previsto ver una película de ciencia ficción. Algo que le gustaba mucho y que sabía que iba a captar toda su atención. Pero por si acaso algo saliera mas se esposo las manos a la espalda y puso las llaves en otra caja con temporizador, ajustado en este caso que se pudiera abrir al cabo de dos horas. En esa condición vio la película. Le costó concentrarse porque su nivel de excitación seguía en aumento. Pero por suerte la película más fascinante que su deseo, así que consiguió pasar las dos horas.
De todos modos, una vez que se abriera la caja fuerte y pudiese quitarse las esposas puso una mano en su entrepierna y se froto enérgicamente su vagina, hasta que le llego un orgasmo. Eso le daría cierto alivio por lo que ser capaz de salir y conducir hasta el callejón. Su puso una gabardina que le cubría desde el cuello hasta los tobillos, cogió las bolsas con el material que había preparado y salió de su apartamento.
Como en su anterior casa el garaje estaba dentro del edificio por lo que no tenía que salir a la calle para llegar a su coche.
Después de un viaje evitando las zonas más concurridas llego al lugar, el mismo que aquella noche. Y al igual que entonces, todo estaba muy tranquilo, John se sintió también muy tranquilo, además de una creciente excitación. Él sabía la rutina y esta vez nada lo cogía por sorpresa.
Se quito la mascada de mujer y la guardo en la bolsa de la ropa limpia. Saco las esposas, las cadenas, los candados, las llaves y las cajas de condones de nuevo. Se esposo y se encadeno a sí mismo, y se sentó con sus piernas abiertas a la espera de su público.
Probablemente muchos de los que habían pasado el tiempo anterior pasarían de nuevo a pesar que el diputado seguramente no estaría entre ellos. A medida que los cliente anteriores comenzaron a llegar. Esta vez John podía mantener su concentración bastante mejor que la otra noche y llego incluso a reconocer algunos de los candidatos posibles para chantajear.
Las humillaciones que le hicieron no eran menos que la noche anterior, pero esta vez había protegido su orificio de la boca. Algunos trataron de quitar la capucha para utilizar la boca para la penetración pero no pudieron, sin embargo, le provocaron dolor al tirar de ella.
Sus orificios vaginales y anales no fueron perdonados, aunque tuviera la precaución de aplicar lubricante que duro un largo rato por lo que no le dolía tanto.
Por unos momentos John sintió repulsión y la humillación de estar allí, pero había algo más, sutil al principio, pero a menudo creciendo, y la voz interior hablando con él, y sus palabras le hicieron estremecerse. Era esencial ignonarar esa voz quería que su mente permaneciera en su sano juicio, por lo que John tenía que concentrase algo mas, además por la parte feliz, donde era el invitado principal. Bueno, algo mas para disfrutar. De hecho, era una fiesta, y el tenia que permanecer allí hasta el final.
Paso el tiempo más rápido de lo que fue la primera noche que trabajo allí, y sin darse cuenta ya se había quedado solo y listo para volver a casa.
Se quito las esposas, cogió todas las cosas y se fue de nuevo al coche. Allí se desnudo, se limpio con las toallas húmedas traídas para tal fin. Se puso desodorante, de mujer, por supuesto, y luego se visito con la ropa que había traído, que le encajaba bastante bien, además de no haber sido capaz de habérsela probado antes de comprarla.
El viaje de regreso a casa fue en silencio y al llegar a casa se desnudo y entro en la bañera que la lleno de agua caliente. Se quedo allí mucho tiempo, relajado, y luego se puso un camisón (femenino), que había adquirido para la ocasión era de satén rosa, finalmente se quedo dormido en su cama.
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