jueves, 17 de abril de 2025

Su esclavo

 

La suave oscuridad de la venda en los ojos me acaricio la cara mientras yacía acurrucado sobre el húmedo cemento del granero donde se me había ordenado que permaneciera, la fría superficie de debajo de mi penetraba en mi piel, deslizándose en mi carne filtrándose hasta el hueso, helándomelo como los pensamientos que inundaban mi cerebro acerca de lo que iban ha hacerme, sabia en mis momentos mas racionales que no tenia que temer nada, sabia que había soñado y deseado este día por lo que parecía una eternidad, pero aun así el poder de lo desconocido me ejercía elusivo y penetrante poder sobre mi mente haciendo que oscilara entre pavor y jubilo puro en todos los escenarios que mi anticipación evocaba a la imaginación.

 

No había necesidad de que me hubiesen atado, no había necesidad de inmovilizarme en un estado cautivo, mi propio deseo ya había logrado lo que los meros lazos nunca podrían hacer que era poner mi vida a los pies de aquel a quien soñaba servir, aquel que determinaría mi destino, controlaría mi futuro, elegiría o descartaría lo que tanto había entregado voluntariamente, acostando en la oscuridad esperando ese momento, note cuan agudos se había vuelto mis sentidos, el olor de los restos de heno viejo llenaba mis fosas nasales, el ligero moho de su olor se asentaba en mi nariz y garganta, una sensación calidad y sofocante, cada sonido se acentuaba, el canto de los pájaros afuera era estridente y mas fuerte de lo que antes recordaba, mi propio corazón latía y golpeaba para mantener mi cuerpo alimentado de la sangre vital, me dolina los tímpanos de esforzarme para captar cualquier sonido que pudiera ser familiar, cualquier cosa que me diera una señal de que pronto sabría qué sería de mí.

 

Casi como si estuviera convocando al pensamiento a la acción, escuche el crujido de las bisagras de la puerta del granero, sentí la frescura momentánea del aire fresco que soplaba desde el exterior para enfriar mi cuerpo aún más, olí la mezcla de otros aromas del mundo exterior… flores, campos torneados, hierba recién cortada y en algún lugar distante el olor de comida que flotaba en la brisa, respire hondo, en parte de alivio, en parte por la necesidad de despejarme la cabeza y en parte por algún instinto innato como si fuera de otro tiempo, de otro lugar, con la misma rapidez, la puerta se cerro de golpe, la caída del pestillo de acero acentuó mi posición, mi impotencia, el aire una vez mas viciado y cerrado, escuche el chasquido amplificado de los tacones mientras cruzaban el piso del granero, lentamente y deliberadamente, cada momento acercándose invisiblemente mientras yacía en la oscuridad en la que había sido arrojado con  la sujeción de aquella venda en mis ojos.

 

Mi respiración se volvió superficial y corta mientras yacía esperando, mi desnudez se sentía tanto emocionante como vergonzoso, vulnerable y afirmativo, las emociones tumultuosas que tenia dando vueltas dentro de mi cabeza y cuerpo amenazaban con abrumarme, la punta de un largo abrigo de cuero me rozo tentativamente en la espalda, tocando primero un punto y luego desapareciendo brevemente solo para tocar otro mientras quien lo llevaba caminaba lentamente alrededor de mi cuerpo, escuche el aliento, sentía la mirada invisible de ojos evaluadores rozando mi cuerpo, la punta de un pie revestido en cuero empujando sus piernas contra mi pecho exponiéndome de una manera que solo había soñado, sentía los músculos tensos por el frio y la poca actividad de las horas anteriores, los nervios en carne viva, demasiado pronto los pasos se alejaron, se detuvieron y dejándome en silencio.

 

“!Gatea!” escuche una orden con voz ronca, profunda, pero definitivamente femenina, inseguro de lo que me esperaba de mí, dude un momento, “!Arrástrate hacia mí!, ¡Ahora!”, las palabras resonaron en el cavernoso espacio, fuertes y escalofriantes, sin dejar lugar a dudas, rondando sobre mi vientre, me levante sobre mis manos y rodillas comenzando a gatear en la dirección donde había venido esa voz, “!Detente Tonto!” ¿Qué había hecho mal y tan pronto?, “Cuando te arrastras hacia mí, espero que mantengas tu barriga en el suelo donde perteneces… no asumas que puedes subir mas alto en mi presencia a menos que te lo mande… ¿Entendido?”

 

“Si, señora” respondí con voz temblorosa mientras me aplanaba y comenzaba mi viaje una vez mas a los pies de quien esperaba que fuera mi destino, la señora Rosy, el cemento era espero y rozaba mi carne virgen, puntiagudos palos de heno me apuñalaban mientras me movía por la superficie, a pesar de la incomodidad sentía un calor que brava desde lo más profundo de mí, un deseo de complacer que crecía por momentos, cuando mi rostro entro en contacto con la punta de sus botas, me detuve y espere, empujando ligeramente debajo e la barbilla, levanto el pie calzado con un bota usando la punta para abrirme la boca.

 

“Bien” escuche casi susurrando mientras se alejaba un poco de mi cuerpo, “lámeme las botas, las quiero bien limpias, perrito” mi lengua, al principio tentativamente comenzó a lamer como se me había ordenado, era un sabor amargo y suave, a medida que crecía la confianza, también lo hacia mi dedicación a esa tarea en tenia entre manos, lamiendo cada centímetro y grieta hasta lo que esperaba que ella pensara que era la perfección, “Eso será suficiente por ahora… veo que necesitaras un poco de entrenamiento en esta área antes de que podamos sacarte a la calle” mi espíritu se desplomo por la decepción pero pronto lo recupere con la determinación de mostrarle que podía ser todo lo que ella necesitaba para ser complacida.

 

Sentí una suave mano que acariciaba un lado de mi cara, ella me quito la venda de los ojos, un perfume embriagador lleno mis fosas nasales, “!Mantén los ojos cerrados!” ella me ordeno, no me atreví a desobedecer y permanecí fascinado, con los ojos cerrados con fuerza contra cualquier atisbo de luz o visión, “Bien… ahora arrodíllate frente a mi con las manos detrás de la espalda”, poniéndome de rodillas, lo hice como me había ordenado, el olor de ella lleno mis sentidos, temblé al pensar en lo cerca que estaba de la que había admirado tanto tiempo, la sentí retroceder un poco mientras me indicaba que abriera los ojos, los abrí lentamente, con cuidado de mantener la mirada apartada, enfocada en el sucio suelo sobre el que estaba arrodillado.

 

“Mira hacia arriba” me ordeno, “Mírame” mis ojos se levantaron para completar la primera visión de la que había jurado mi devoción, alta y escultural, la señora Rosy estaba de pie ante mi vestida con un largo abrigo de cuero, el dobladillo descasaba en el suelo, su suavidad acariciaba sus curvas, el oleaje de sus pechos se elevaba suavemente sobre la parte superior del escote, la falda colgaba tentadoramente abierta para revelar su coño desnudo y depilado, la línea de la falda enmarcaba perfectamente la belleza que anidaba allí y la longitud de la curva, los muslos por encima de las botas de cuero, a pesar de mis mejores esfuerzos el deseo masculino no podía resistirse a mirar un poco mas que respetuosamente su sexos, mi propia polla proporcionaba la evidencia del placer que encontraba en tal vista, me sonroje mientras apartaba los ojos para contemplar ese impecable rostro, mis ojos bailaban fugazmente ante el dilema de velarse para mostrar una vez más mi férrea determinación de que me domaran y poseerán de esa diosa.

 

“Puedes mirar… de hecho, exijo que mire y grabes cada curva y pliegue en tu mente ya que nos servirás bien a ella y a mí, sabrás el placer y el dolor del poder que tengo sobre ti a través de tu debilidad por mi atención, ya puedo ver que estas bajo mi hechizo, anhelando servirme de cualquier manera que exija solo para que puedas disfrutar de un momento de placer entre mis muslos”

 

Abrí la boca para protestar pero sabia que mis mentiras se verían fácilmente por lo que eran, una lamentable negación, me encogí ante su risa cuando ella me leyó mi mente, sentía como mi orgullo masculino exigía que protestara, mientras mi corazón sumiso me obligaba a guardar silencio, agarrando mi cabeza por un mechón de cabello, lo retorció cruelmente alrededor de sus dedos mientras tiraba de mi boca hacia su suave coño, el aroma de ella me lleno, el primer sabor de ella me atravesó como una descarga eléctrica cuando empujo mis labios abiertos sobre su coño, me ordeno que lo besara y acariciara con los labios y lengua moliendo su carne contra mi rostro, casi antes de que comenzara ella se aparto y me empujo hacia el suelo quedando de pie a horcajadas sobre mi cuerpo postrado mientras mis ojos miraba hacia arriba entre los muslos que ya sabía que me habían esclavizado en mente, cuerpo y alma.

 

Pasando por encima mío comenzó a caminar lentamente a mi alrededor mientras yacía de espaldas al suelo preguntándome que planeaba hacer conmigo, sabia lo que me gustaría pero con la misma certeza sabia que lo mas probable era que ahora mismo fuera aun sueño sin esperanza y un remanente de una vida insatisfecha, a decir verdad si ella hubiera leído mis pensamientos y se hubiera acomodado a mis deseos no había sido quien pensaba que era, ni alguien quien pudiera servir y honrar como descubrir que lo haría, negarme mis mayores deseos hacerme trabajar por lo que necesitaba era alimentar una necesidad tan profunda dentro de mí que incluso tenía miedo de reconocer durante muchos años.

 

“Tengo planes para ti, grandes planes que estoy segura desafiaran incluso tu devoción”, agachándose a mi lado, con su cara cerca de la mía, sus ojos dominando mi visión, me susurro en la cara mientras me acariciaba, luego me abofeteo, “Veras, deseo la oportunidad de convertir mi posesión en una sirvienta afeminada para mi uso y de los demás” vio el miedo y la incertidumbre aparecer en mis ojos mientras hablaba, una uña afilada y cortante dibujaba lentamente una línea desde el pecho hasta el vientre “Déjame mostrarte lo que implica eso” ronroneo mientras se ponía de pie, ordenándome que me parara frente a ella.

 

De una bosa que había traído saco una cuerda, cruzando hacia su posesión silenciosa, corto la cuerda, luego la paso alrededor de mis testículos mientras colgaban vulnerables y desnudos, tirando de ella con fuerza sentí la presión que hacia que mi carne se hinchara y formara una bola firme separada de la masa corporal, a continuación, tiro d ella cuerda para rodear mi polla, haciendo más bucles, más nudos, hasta que mis pelotas capturadas se levantaron para unirse a la polla igualmente torturada en unas ataduras comunes, las sensaciones fueron tanto de placer como de dolor, mas aun cuando ella ato la cuerda detrás de mi cuello y comenzó a golpear la polla, luche por permanecer quieto y en silencio, mi placer por el dolor era evidente una sonrisa jugaba en los labios de vez en cuando mordiéndome el labio mientras ella examinaba mi paquete en busca de una prueba visible de su atención, chupe mientras respiraba hondo sosteniendo la totalidad de mi hombría en su mano fría y apretada con tan fuerza como podía, mas de lo que jamás había soportado o creído que podía soportar.

 

“¿Ves lo bonita que puede verse mi mascota si limitamos un poco estas partes colgantes, las hacemos un poco mas sumisas?” podía sentir su calor mientras estaba cerca de ella, acariciando y golpeando alternativamente, observando mis ojos viendo el dolor que sabía que estaba sintiendo, dejando caerá la mano de mi carne, se volvió para sacar algo mas de la bolsa, vi un traje de sirvienta, una falda amplia y con capas de enaguas de encaje para que resaltara, un delantal adornado con más encaje, “Póntelo” ordeno.

 

Sentí una tira de emociones correr a través de mi ante su orden, no me atreví a desobedecer, pero el miedo se me apodero, haciendo que mi estomago se anudara y mis normalmente fuertes piernas temblaran un poco, tan palpable como el miedo era mi excitación que hacia que me cabeza diera vueltas y mi polla intentara salirse de sus confines la presión añadía una nueva profundidad de dolor, deslizando el uniforme por mi cabeza, me sorprendió lo bien que se me ajustaba a mi cuerpo, ella dio un paso adelante impacientemente para cerrarlo.

 

“Mírate, ¿No te ves guapa?” Guapa.. no era algo con lo que estaba acostumbrado a que lo describieran y una vez más sentí la incómoda chancleta en la parte inferior de mi estómago, “No nos molestarnos con las medias y los tacones para nuestro pequeño juego para hoy, pero pronto se convertirán en elementos necesarios para tu guardarropa”, ronroneo, mientras trataba de acostumbrarme a la falda que estaba casi horizontal desde mi cintura, las capas de enaguas sostenían el peso y me hacían cosquillas en el trasero, sentí que otra vez se me ponía la venda en los ojos de nuevo, y la mano que le guiaba por el suelo, cogiendo mis manos, las guio hasta un poste en el que me ordeno que me apoyara y me estabilizara, haciendo lo que se me ordeno, me sentía controlado y vulnerable, asustado y emocionado, el pie calzado con un bota me separo los pies enseguida sentí una mano que levantaba las enaguas y algo duro y frio golpeaba a las nalgas, aprete instintivamente mi trasero.

 

“!Relájate perra!” escuche, sintiendo su aliento caliente en mi cuello, mientras luchaba por relajarme, sentí que una humedad frotaba mis nalgas, buscando ese agujero que nadie antes había invadido, casi al instante sentí la presión de una corre empujando para abrir el agujero, por mucho que quisiera complacer me resultaba imposible obedecer, empujando con fuerza ella tomo lo que le pertenecía y que sabía que no podía ocultarlo, espontáneamente grite de dolor cuando sentí que esa polla se hundía mas profundamente y me habría para su placer y diversión, ella rio encantada mientras jugaba con su nuevo juguete, me hizo darme cuenta de que ahora era suyo, de su propiedad, su posesión, sumergiéndome en lo más profundo, ella me poseyó como nunca había imaginado en mis fantasías mas salvajes, el dolor me atravesó como un cuchillo caliente, con la cabeza iluminada por la tortura que ella me propinaba, luche para mantener el equilibrio, pensé que me traería alivio cuando ella se retirara, pero estaba equivocado, no solo sentí el dolor de la carne recién desgarrada sino que sentí la vergüenza humillante de saber que quería que ella lo tomara de nuevo, que me convirtiera en su perra, que me usara y abusara de mi a su antojo.

 

“Oh!, mi pobre mascota, estas sangrando!”, no sabia si reír o llorar así que opte por el silencio, “No importa, lo haremos mas amplio y más fácil de usar con el tiempo, después de todo quiero que mi doncella pueda satisfacer los deseos de cualquiera que desee usarte tanto invitados como clientes y no habrá muchos que querrán probarte”, el significado de sus palabras me envió un escalofrió por mi cuerpo, nunca había imaginado que ella alguna vez me usaría de esta manera, ni vendería mis servicios a otros, a pesar de la vergüenza que sentía, la degradación que sabia que me esperaba, sabía que nunca podría volver a ser libre, ni tampoco deseaba serlo… y esto en si mismo me trajo una nueva mezcla de deleite y humillación, mientras estaba de pie contra el suelo, usado y ensangrentado, esperando la próxima orden de mi ama.

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