sábado, 15 de febrero de 2020

Reclutando


Por aquel entonces yo tenía 27 años y me acababa de graduar de mi doctorado y no había del cuidado de lo que pasaba en el mundo. había estado trabajando como un loco eso últimos meses en la sala de emergencias. Cada día era más emocionante que el anterior. Esa era una de las ventajas de estar de becario en un gran hospital metropolitano. Eso y, por supuesto, todas las hermosas mujeres con las que estaba trabajando. No sé porque, pero en la costa oeste parecía que todas las enfermeras eran como modelos. Tal vez ellas no podían conseguir ser actrices así que se formaron en enfermería. Yo no podía entenderlo. En una de mis tranquilas noches, llegue a hablar con Beth. Ella era un poco más alta que yo, y tenía un cuerpo lleno de curvas que podían hacer descarrilar a cualquier hombre. Por supuesto que nunca las veía bien pues había su uniforme encima. De vez en cuando me atrapaba mirándola y ella me sonreía, a veces charlábamos. Finalmente me arme de valor para invitarla a salir y ella estuvo de acuerdo. Con el tiempo nos hicimos buenos amigos. Ella lo tenía muy claro, no tenía ningún interés con los hombres. La mayoría de los que ella había salido cuando era más joven la habían maltratado. Había llegado a la conclusión de que necesitaba estar solo por más tiempo y así con nuestra tímida amistad era más importante que las necesidades físicas que tenia.
Una noche ella me invito a comer una pizza y ver una película y después de compartir dos botellas de vino ella me pregunto si podía confiarme algo. Yo le dije que no lo iba a contar a nadie y ella se abrió a mí. Ella me explico que había conocido una mujer en un bar y le habían comenzado a hablar y una cosa llevo a otra y así llego su experiencia bi y que fue maravilloso. Ella me pregunto si yo había tenido alguna experiencia similar, yo le dije que no tenía ningún interés en probarlo. Beth me pregunto si alguna vez había estado con una mujer que... bien trato de hacer cualquier cosa para ... entrar por detrás, ella allí me dio como una bofetada de manera lúdica. Le dije que una vez una chica empezó a frotarme bien entre las nalgas y que me puse muy nervioso y que la detuve antes de que fuera demasiado lejos. Tal vez fue el vino o tal vez fue ella que acaba de excitarme hablándome de su experiencia con aquella chica, sea cual fue la razón por la que me pregunto si me gustaría dejarla que probara algo en mi. Yo le pregunte por algunos detalles y ella tímidamente dijo "o confías en mi o tu no haces nada conmigo". Después de pensarlo unos cinco minutos y dado varios sorbos de vino estuve de acuerdo y Beth desapareció para regresar con una bolsa de algún tipo.
En primer lugar, dijo que quería que me pusiera eso. Ella me dio una venda negra de una suave seda. Ella me ayudo a ponerla y apretar la correa. Mi visión fue se quedo completamente a oscuras y no podía ver nada, incluso con los ojos bien abiertos. Siguientemente ella me ayudo a ponerme de pie. Ella me dijo que me quitara los pantalones. Lo hice, pero estaba muy nervioso y casi me caigo de lo torpe que lo hacía.
Yo no había estado sin ropa con las luces apagadas desde que era un adolescente. En la escuela de secundaria tenía una compañera que tenía un lado salvaje, le gustaba apagar las luces de su habitación y que lucháramos alrededor de ella. Ella siempre parecía saber dónde estaría antes de que yo pudiera atraparla y así que cada vez que me cogía me inmovilizaba y me decía que debía hacer todo lo que ella mandara. A veces eran cosas divertidas, como un masaje de espalda o masaje en los pies. Otras veces era un poco mas embarazoso. Una vez ella me hizo poner sus bragas y que bailara para ella. Soy un terrible bailarín y creo que ella simplemente disfrutaba humillándome. Ella me hacia admitir que yo estaba emocionado por llevar sus bragas de nylon.
Volviendo a Beth, me vendo los ojos cuando me hube quitado los pantalones, me dijo también que me quitara los bóxers. Yo estaba muy reacio a hacer esto, pero ella dijo "Ya te lo dije o haces todo esto o esto se acaba" en un tono muy dominante. "En el hospital eres el jefe, pero aquí en mi casa tienes que obedecerme". Sin vacilación se acerco y tiro de mis bóxers. "Veo que te gusta la seda". Me había puesto unos bóxer de seda con la esperanza de hacer algo con ella. El aire fresco en mis partes causo un poco de cosquilleo. "Necesitas un ajuste ahí abajo". "Pero vamos hacer algo allí más adelante", exclamo. Ella me dijo que levantara un pie y sentí como deslizaba algo por el tobillo. Siguientemente levante el otro pie y lentamente se detuvo, con una mano a cada lado de lo que me di cuenta que era parte de algún tipo de ropa femenina. Ella se detuvo sobre mis muslos y metiendo mi pene erecto hacia la parte posterior de las bragas lo apunto a la raja de mi culo. "Puedo ver que estas disfrutando de este pequeño experimento, ¿verdad doctor?" Cogió mi barbilla con la mano y lentamente la levanto y hizo que moviera la cabeza afirmativamente con sus manos. Yo no podía decir ninguna mentira, yo estaba muy, muy excitado, pero nervioso de ver donde quería llevarme con esas cosas.
FIN DEL PRIMER RELATO

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