“bueno
como todo el mundo ha estado esperando ahora es el momento que los juegos
comiencen. Todos ustedes has pagado para poder seleccionar a un esclavo durante
esta noche.” Sus palabras sonaron claras cuando todo el mundo se quedo en
silencio, para mi sonaba a horror cuando el menciono “esclavo”. “estas –ladies- tienen entre 18 y 22 años y de buena forma
física, por lo que deberían aguantar toda la noche”. Ellos se reían con ganas y comenzaron a
mirarnos. “esta captura de esta noche ha
sido de 30 esclavos, 15 chicas y 15 chicos”. La multitud decían oh con gran
emoción. “no se les puede quitar sus
trajes de látex para que puede seguir siendo una sorpresa. Al final de la
noche, revelaremos para ver quien eligió a una chica o quien eligió un hombre.
“ esto provoco mas risas y ciertamente no parecía amortiguar sus espíritus.
“Si
no podemos desnudarlos, entonces, ¿Cómo se supone que vamos a tener toda la
diversión?”, pregunto un hombre.
“hay
una cremallera debajo del traje que cubre solo sus partes traseras, podéis
trabajar el trasero”, dijo el anfitrión con un guiño. Mire a algunos de los
otros y me di cuenta que él estaba en lo cierto. Yo, sin duda tenia uno
también, pero no lo había notado antes. La multitud se rio de la idea, pero los
“esclavos” empezaron a chillar de
horror ante lo que iba a ser nuestro destino. Esto hizo que el anfitrión no digiera.
“tranquilos,
esclavos. Hay algo también para vosotros, si todos soy buenas chicas, se les dará
a conocer mañana y se le darán quinientos dólares a cada uno. Sin embargo, si decidís
seguir así y portarnos mal, os quedareis aquí hasta que vuelva a haber una
nueva oferta, que no será una semana mas, os lo aseguro, y os costara de pasar
ese tiempo ya que será difícil.”
Tras estas palabras todo el mundo se
silencio, habían sido de gran eficacia. Si podíamos hacer frente a esa noche, a
la mañana siguiente seriamos puestos en libertad. De cualquier manera, todos
íbamos a ser follados por alguien, solo dependía de cuánto tiempo seria. Mire a
Stacy como diciéndole, “vamos a acabar
con esto de una vez”. Su ojos se llenaros de lagrimas, pero ella asintió en
respuesta.
“ahora”,
dijo el anfitrión, “este es el
numero de la suerte de esta noche”
“Este
soy yo”, dijo uno de los hombres cuando unos de los hombres levanto la mano.
Era un caballero con una suave piel bronceada y una bellísima rubia en su brazo
que debía ser unos diez años mas joven que él.
“ah,
señor greenley. Entonces usted tiene la primera selección”
La pareja paseo por nuestra fila acompañado
por uno de los gorilas. Ellos inspeccionaron cada potencial esclavo,
empujándolo y acariciándolo, pero se detuvieron en mí. Hice todo lo posible
para evitar sus ojos, pero él me agarro de un brazo y me empujo hacia su mujer.
“¿Qué
crees Vanessa?, y este?”
La rubia me miro durante unos segundos.
Solo podía aguantar la respiración. Si era elegido, existía la posibilidad de
que tal vez no tuviese que tener relaciones sexuales con nadie. Después de
todo, si estos dos estaban juntos, había veinticuatro posibles dueños de
esclavos, máximo, lo que dejaría seis esclavos de sobra.
“mmm,
una peluca roja. Me gusta, si!, ella será nuestra por esta noche.” El rubio
ronroneo algo al oído.
Me habían elegido el primero del grupo,
no había escapatoria. El gorila me agarro por el brazo y me tipo por encima de
su hombro. Gemí dentro de mi mordaza, un grito agudo de chica salió de mi boca
y mire a Stacy que solo podía observar con horror como se me llevaba lejos.
Muy brevemente, me revolvía en el hombre
de aquel bestia, expresando mi deseo que me dejaran, pero la única reacción fue
un azote en mi trasero mientras me transportaba, grite tanto de sorpresa como
de dolor.
“se
buena chica. De lo contrario, conseguirás quedarte aquí un tiempo y creo que esto
no te gustaría. Todos los esclavos que esta noche no los elijan se quedan
aquí”. Él se rio en voz baja y me empujo un poco. Me di cuenta que me estaba
sintiendo en su propia manera de medir mi genero, pero creo que él hubiera
salido con la suya conmigo, no importa cuál sea el caso. La pareja que me había
seleccionado parecía indiferente a este cambio ya que el marido solo me miraba
con ojos hambrientos inyectados en sangre como la esposa parecía estar subiendo
con toda clase de malas ideas para su desventurado esclavo.
Caminamos por una serie de pasillos que
todos parecían como un gran laberinto. Supongo que para ellos era fácil
encontrar la salida, pero para un esclavo fugitivo se rápidamente se habría
perdido y desorientado, incapaz de encontrar la salida. Mis pensamientos fueron
interrumpidos cuando entramos en una habitación grande. Era elegante y completamente
fuera del lugar de este almacén. El mobiliario era adornado y de aspecto
bastante caro. En el centro de todo había una gran cama con sabanas de seda,
pero luego empecé a ver algunos de los accesorios de la habitación. Había
ataduras con cadenas y cuero que se mostraba claramente en una mesa y un estante
de disfraces ambos diseñados para una personas normal o para un esclavo que estuviese
atado de la misma manera que yo, iba a ser una chica esa noche o tal vez una
colegiala. De cualquier manera, tendría que ajustarse sobre mi traje de látex.
Lo que yo había pensado primero en que los muebles habían dispositivos de
retención altamente estilizados que deberían estar diseñados para sostenerme en
las mas raras posiciones y por largos periodos de tiempo, la mayoría de los
cuales yo quedaba encorvado.
“esto
está muy bien, gracias”, dijo el marido. El gorila me puso inmediatamente
de pie, pero solo para unos segundos, tiempo suficiente para mirarme
directamente a los ojos.
“y
ahora no corras, si no quieres que esta buena gente seleccione otro esclavo y
pasara una noche conmigo”. Dijo el gorila con una sonrisa malévola. Mis
ojos se abrieron con horror y solo pude asentir con la cabeza mientras me
soltaba. No hice ningún intento de escapar. Esta situación había estado
planeada muy a fondo de todo y sabía que peleando con mis captores sería
inútil. Mis únicas opciones para sobrevivir a esa noche y la esperanza de que
esos sicópatas mantuviesen su palabra y me liberaran por la mañana.
La puerta de la habitación se abrió y se
cerró con la salida del gorila y la esposa rápidamente cerró la puerta con
llave detrás de él. “al fin solos”, dijo
ella con crueldad. En lugar de saltar sobre mí, sin embargo, se volvió hacia su
marido y se abrazaron apasionadamente besándose uno a otros con ímpetu. Me
sentí como una especie de voyeur, observándolos, pero mi vergüenza por este
giro de los acontecimientos no era nada en comparación con ser atado,
amordazado, vestido como una sexy mujer, y saber que estaba a punto de ser sodomizado.
Los ojos del marido cayeron sobre mí con una codicia sexual.
“¿Qué
pasa con ella?”, dijo cuando se separaron. Me deslice hacia atrás unos
centímetros, a sabiendas de lo que estaba por venir.
“¿Qué
tal si lo calientas mientras escojo la ropa” la esposa ronroneo antes de caminar
hacia el estante de la ropa. No perdiendo el tiempo al aprovechar mis brazos.
“esta
va a ser una noche que nunca olvidaras. Vamos a llevarte a un estado de ánimo
antes de cambiar mi equipo”. Agarrándome por la cintura, me atrajo hacia su
cuerpo mientras comenzaba a pasar sus manos por todo mi cuerpo. No era capaz de
detectar cualquier rastro de mi pene con aquel dispositivo que lo encerraba de
manera eficaz. No solo se daba la sensación de un coño, si no que añadía una suficiente
presión en mis genitales para hacer que mi voz tuviera una tonalidad femenina y
melosa. Si yo estuviera en su posición, seguramente habría sido igual que
ellos, una excitación total.
Gemí en parte por de miedo, pero también
de desesperación, tanto para mí como para Stacy que no podía evitarlo. Siendo
una joven encantadora, incluso a través de esos atavíos de cuero, que sin duda
seria recogido y tener que soportar una noche de tortura física a manos de dios
sabe quién. El marido intento besarme en el cuello, pero se sintió frustrado
como podía tocar solo el cuero de la máscara.
“¿no
podemos desenvolver nuestro regalito cariño” se quejo, pero su mujer lo
ignoro en gran medida porque estaba mirando la ropa que colgaba de las perchas.
“No,
no podemos. Si lo haces, te cobraran el triple por romper las reglas y nunca
podremos volver aquí otra vez”
“podríamos
siempre volver a vestirla”
“lo
sabrían. Han estado funcionando así mas de quince años”
¿Quince años?, mis ojos se abrieron ante
la idea de que tal cosa podría haber estado ocurriendo durante tanto tiempo en
esta ciudad. Pero, de nuevo, ¿Quién querría reportar algo como esto a las
autoridades cuando suena tan improbable y si fueran como yo casi no tenia pistas
para decirle donde se celebraba esto, incluso si me hubiesen tomado en serio.
“simplemente
ponle esto y átala a la mesa. “ dijo la mujer, lanzando un vestido con
grandes volantes hacia el hombre. Él sonrió felizmente y me dio la vuelta para
mirarlo. Cualquier sensación de riqueza o de decoro en su rostro se desvaneció
y solo lo veía como cualquier otro demonio depravado.
“vas
a estar encantadora con esto”, él dijo, poniendo el vestido por encima
de mi cabeza y atando firmemente un lazo en mi cintura encorsetada. El ajuste
del vestido era como si hubiera sido diseñado específicamente para mí y por
supuesto, ahora me parecía más a una chica, amordazada bajo una capucha de
cuero.
“voy
a la hora habitación para ver si nuestros trajes están listos,” dijo. “átala a la mesa, pero date prisa para que
podamos tener la máximo de tiempo de diversión con ella”.
Y con eso ella se fue a la otra habitación,
no la podía ver ya que el marido era la única cosa que veía. Puso un brazo
alrededor de mi cintura, como si fuese una cita con una chica, me acompaño a
una larga mesa de madera que tenía muchas correas que sobresalían por las
piernas y la parte superior en todas direcciones. Negué con la cabeza,
mirándolo con ojos suplicantes, chillando con mi voz aguda y amordazada.
“venga,
quien sabe, tal vez te guste” no hubo ninguna negociación el me obligo
a doblarme sobre la mesa en un ángulo de noventa grados, el pelo rojo rizado cayó
en mi cara. La primera atadura paso por encima de mi cuello, sosteniendo mi
cara hacia los lados, plano sobre la superficie, apenas logrando que no me
ahogara. Lo siguiente fueron varias correas que sujetaron mi cuerpo y
finalmente, me ato mis piernas en los extremos de la mesa, manteniéndolas
separadas, presentando a la perfección el trasero para quien pasara por detrás
de mí. Estaba asegurado ya que a pesar de mis mejores esfuerzos, no podía mover
ni un centímetro. Nunca me había sentido tan vulnerable en mi vida. Eso no fue
nada cuando un poco mas tarde, quito la tapa cuero, dejando al descubierto mis
nalgas. Yo siempre me había cuidado el trasero y a menudo mi novia decía que tenía
el culo perfecto, por eso que ahora deseaba no haber pasado tantas tardes en el
gimnasio y si haber ido a un restaurante de comida rápida que me hiciera menos
atractivo.
“mmm,
eres muy hermosa chica” me estremecí ante el tono de su voz. Debían de
haber afeitado mi trasero en previsión de esto para hacerlo mas atractivo para
la inserción. Separando los volantes del vestido a cada lado, él me golpeo
duramente varias veces en el culo, cada vez acompañado por mi gran chillido
agudo. Era solo cuestión de tiempo antes de ir a por todo, y por supuesto oí un
sonido de descompresión, así como sentir el calor corporal de él a menos de un
centímetro de distancia de mi, su esposa le llamo desde la habitación de al
lado.
“Estoy
lista, Derrick, ven aquí”
“Dame
unos minutos”
“sabes
que no juegues tu solo con su carne, así que n me culpes por estas listo mas
pronto”
El hombre estaba como loco, no paraba de
comprimir sus carnes con mi cuerpo, se inclino hacia mí, susurrando a mi oído
cubierto. “quédate aquí lista para mi,
voy a estar de vuelta muy pronto”. Me beso en la mejilla cubierta y entro
en la habitación de al lado. Desde donde yo estaba atado, podía ver como se
alejaba, aunque no podía ver mucho más. Por ahora, yo estaba a salvo, pero yo sabía
que no pasaría mucho tiempo antes de que los dos volvieran. La idea de escapar
se apodero de mi cuerpo feminizado y trate de soltarme de la mesa
violentamente, pero no podía. Desde la habitación de al lado sonaba como si la
pareja iban a toda velocidad haciendo el amor, mientras yo yacía inmóvil, un
hombre vestido de mujer con un vestido de volantes.
Los rizos rojos de mi cabeza lentamente
cayeron en mi cara mientras los ruidos sexuales cesaron y después de varios
minutos pasaron en silencio. Había ruidos sordos procedentes de la habitación
de al lado como si se estuviesen poniéndose ropa y hablando con complicidad.
Desee seriamente que hubiera un reloj en la habitación para que yo pudiese
contar cada segundo hasta el final de ese infierno que estaba pasando
terminase. Por fin alguien salió de la otra habitación, pero no era alguien que
estaba esperando.
Cuarta parte
Otra chica como yo, en término
vagamente, vestido y atado como yo tambaleándose, tratando de equilibrarse en
sus propios zapatos de tacón. Deslizándose sobre su torso con un vestido de
volantes idéntico al mío. De hecho, el único rasgo distintivo que se puede
decir era la larga melena de la capucha que era castaño con largos rizos.
Mientras se acercaba, yo podía ver con mis ojos como parecía estar avergonzado,
pero también traicionado por una sensación de emoción. Era de mi grupo? Una de
las que posiblemente hubiera sobrado? Si fuese así, me habría sido muy sorprendido
de hecho a causa de su extrema belleza. A decir verdad, en realidad empecé a
sentir que me ponía cachondo ante la visión de ella, o por lo menos lo parecía
la presión que sentía de mi polla encerrada. Entonces un pensamiento demasiado
familiar me rondo por mi cabeza: ¿era una mujer?
Ella me miro con cuidado, especialmente
el trozo de tapa de cuero que estaba levantado exponiendo mi trasero. Su andar
era cuidadoso y metódico mientras se acercaba detrás de mí y se frotaba contra
mi cuerpo. Yo temblaba y gemía con excitación hasta que se nos unió Vanesa, la
mujer que ahora llevaba un traje de cuero en forma de gato y se comportaba como
una verdadera dominatrix. Se volvió hacia mí y me sonrió con crueldad.
“lo
siento por haberte dejado sola tanto tiempo querida, pero ahora tienes un
pequeño amigo con quien jugar.” Dijo ella sonriendo, mirando a mi gemelo.
La potencial chica miro al suelo tímidamente y se alejo de mí, se puso de pie a
un lado de la mesa frente de mí, donde un segundo conjunto de correas estaban
esperando para ser utilizadas, y a juzgar por la conducta de la chica, por lo
que era.
“como
eres ¿ya quieres estar atado?, buen esclavo eres tan sumisa”. Estaba claro
que esa chica que había pasado bastante tiempo en situaciones como esta y sin
duda lo disfrutaba. A medada que Vanesa comienza el proceso de restricción de
la chica, ella comenzaba a gemir, pero no del mismo tono, como yo de protesta
por su situación.”
“Se
que estas queriendo liberarte querida, pero te lo dije cien veces, no se debe
jugar con su carne”. Los dos me miraron y todo quedo claro. Esa chica
que estaba a mi lado que ella lo estaba atando era, su marido. Ahora era uno
como yo, en las mismas circunstancias que yo.
“No
sois mujeres”, dijo Vanesa con un ultimo tirón de las correas,
garantizando que su maridito estuviese en las mismas condiciones que yo. “Ya
que tenemos un invitado esta noche, me temo que tendrás que esperar que de los
honores del destino”
Este fue sin duda; lo que me había
estado preparando para y por supuesto, después de un momento, la rubia se
coloco un cinturón del que salía un enorme consolador de por lo menos unos diez
centímetros de longitud y un considerable grosor. Ella se puso detrás de mí y
yo solo podía temblar bajo su mirada. Se arrodillo, inspecciono y lo investigo
de manera significativa.
“hmmm,
una chica muy fuerte, ¿no?, supongo que nunca has tenido un novio que te
follara por detrás, ¿eh? O eso es que tal vez eres un chico asustado que está a
punto de ser follado por primera vez.” Con esas últimas palabras se rio. “realmente no me importa de cualquier manera,
pero no podrás lagrimear esta noche. Estoy segura que esto va a sanar, aunque,
con el tiempo”
Sin pensarlo dos veces, metió de un
golpe el consolador hasta el fondo. Gracias a dios, que ella lo había untado
con algún tipo de lubricante, ya que con mi culo no estaba entrenado, ella era
capaz de deslizarse sin fuerza a dentro y fuera con mucho menos fricción. La
primera entrada fue puro dolor, pero luego cayó en un ritmo e incluso en medida
que me tocaba mi próstata, me daba una erección que el dispositivo de castidad
impedía que se notara por algún sitio.
“eso
es todo putilla…” me dijo ella con ironía y malicia. Grite con mi
voz aguda de chica y luego note como me miraba fijamente. Esa misma mirada hambrienta,
sexual de cuando yo he hecho el amor con alguna chica, observaba como me había
convertido en una muñeca al servicio de ella. Eso duro solo unos segundos antes
de que ella se fuera y se acercara a su marido.
Lo hacía con la misma brutalidad que yo
había experimentado. Pero a diferencia de mi, él reaccionaba como si fuera
perfectamente normal y a través de su mordaza se le notaba la felicidad y se veía
que lo follaban en varias ocasiones, que no era la primera vez. La única vez
que se quejo fue cuando ella decidió que había llegado el fin.
“no,no,no,
no esta noche tengo preparado algo diferente. Los dos van a ayudarme a
correrme, por eso tú tienes que sufrir”.
Ella tenía toda la razón, desde la mesa,
me pusieron al suelo y equipado con las correas y los complemento propios,
completamente superfluos teniendo en cuenta que los dos teníamos las piezas necesarias
para cumplir con sus necesidades físicas. Desde allí nos coloco unos hogties
muy estrictos y nos monto como si no hubiera un mañana. Tengo que admitir que
llore, varias veces esa noche, sintiendo como si me hubieran roto y que nunca
terminaría.
Esto se prologo durante bastante tiempo
y luego pasamos a ponernos unos nuevos trajes de sirvienta y quedamos al
servicio de ella, nos obligaba a esperar de rodillas, y después nos humillaba
como ella quería, nos follaba, nos azotaba, nos obligaba a lamer sus botas, etc.…
de golpe alguien llamo a la puerta.
“ya
ha pasado el tiempo”, una voz ronca dijo desde el otro lado de la
puerta. Suspire con alivio, como debe experimentar un preso cuando está en el
corredor de la muerte y recibe el perdón en el último minuto. Vanessa por su
parte se puso mucho menos alegre. Levantándose del sofá que estaba descansando,
ella puso una mano en mi mejilla enfundada en cuero y frunció el ceño.
“arggg,
has sido tan buena esclava y tan dulce mi pequeña niña. No quiero renunciar a
ti”, su tristeza era mi cielo mientras se quitaba lentamente tanto su
traje, como mi uniforme de criada. Su marido movió los brazos atados,
solicitando autorización para hacer lo mismo, pero en su lugar ella lo miro y
se limito a sonreír con malicia.
“tengo
una idea mucho mejor Derrick”. Se fue a la mesa donde los juguetes
sexuales estaban esparcidos, cogió dos correas y las unió a nuestros
collares del cuello. “vamos chicas.” Dijo tirando de las
correas mientras salía por la puerta y caminaba por el pasillo.
La pareja debía venir mucho a este lugar
ya que sabía el camino de regreso a la sala principal de memoria, nos guiaba
por todos esos estrechos pasillos muy rápidamente. Nuestro paseo se frenaba por
nuestro calzado que no estábamos asombrados los dos a ir con esos tacones tan
rápidamente, pero al final llegamos, a la última sala donde había todo el
grupo.
El anfitrión sonrió cuando entramos y
una vez más se puso en tono teatrero. “muy
bien damas y caballeros, vamos a averiguar de qué genero es el esclavo con el
que habéis pasado la noche. ¿Dónde estás el Sr. Greenley?”. Pregunto.
Vanessa empujo hacia fuera de la multitud sin durarlo un instante.
“aquí
esta”, dijo su esposa. Algunos de los miembros del grupo se echaron a reír,
“muy
buen trabajo. Ahora podéis quitar la capuchas de vuestra esclava”.
No necesitaba ningún incentivo para que
Vanessa se pusiera a trabajar, su marido estaba haciendo caso omiso de las
miradas lascivas de los otros hombres, una vez más, totalmente hacia mí.
Sacaron la capucha, el pelo largo de color rojo y una vez delante del espejo,
me vi otra vez de nuevo, pero con la boca amordazada y lleno de maquillaje.
“parece
que nuestra primera selección de esta noche era un hombre!”, dijo en anfitrión
con alegría. El resto de la multitud se maravillo de lo fácil que me pase por
una sexy esclava, mientras Vanessa me miraba con atención.
El resto de los esclavos fueron
revelados también. Al alrededor de la mitad de la gente salió Stacy, que había
sido propiedad de una mujer con un aspecto severo. “Por lo menos no le ha
tocado otro hombre, pensé, pero a juzgar por la mirada de sus ojos, podía ver
que había pasado un mal rato. De hecho, un buen numero parecía que estaban peor
que yo, y por el momento en que llegamos al esclavo que había estado con el
equipo de seguridad (todos hombres salvo por una mujer) parecía estar en un
estado catatónico.
“muchas
gracias, señoras y señores, pero creo que es la hora que nuestros esclavos se
tomen una pequeña siesta y luego vuelvan a sus casas.” El publico
finalmente se echo a reír, a excepción de Vanessa, quien se acerco al anfitrión
y le susurro a la oreja. Él asintió con la cabeza varias veces antes de mandar
que todo el mundo se fuera. Todo el mundo salió de la habitación y los
esclavos, pero cuando yo estaba a punto
de comenzar a ir en dirección a Stacy, fui agarrado por uno de los guardias y
me condujo fuera de la habitación.
Desde el otro lado de una gran ventana,
podía ver como todos los chicos en edad universitaria caían al suelo por el efecto
de algún tipo de gas. Esto fue solo momentáneamente cuando me llevaron a una
sala completamente nueva, una oficina, con el anfitrión, el marido (que seguía
vistiendo el traje de criada y estaba totalmente atado), Vanessa y uno de los
guardias. Al entrar, el marido y yo nos sentamos en un par de sillas con
respaldo alto y nos ataron con varios trozos de cuerda. Vanessa se sentó en una
silla junto a nosotros y al otro lado de la mesa se sentó el anfitrión.
“Entonces,
¿quería hablar conmigo sobre este esclavo señora Greenley?”, dijo el
anfitrión. “¿Qué pasa que no ha sido
satisfactorio?”
“todo
lo contrario, se lo aseguro… de hecho, me gustaría comprarlo”
Mis ojos se abrieron con horror ante
esas palabras. Esto no era posible. No se puede comprar y vender a la gente
como si fuesen animales domésticos.
“Bueno, usted sabe que la tarifa estándar es de un millón”
“si. Por desgracia, solo tengo acceso a setecientos cincuenta por el
momento”
“entonces me temo que no podemos hacerlo. Se necesita dinero para hacer
que alguien desaparezca simplemente”
Socorro, pensé para mí una vez más.
A pesar de que había estado lo suficiente asustando para mantener mi mente por
un momento, yo sabía que iba a reincorporarme a Stacy, una vez mas.
“¿y si le doy mi marido?” dijo rotundamente. Los ojos de él se
abrieron de horror. “seguramente vale lo
que falta, basta con mirarlo”
El anfitrión miro a su marido,
con gran escrutinio. “vestido así, si que
parece mona por cierto.”
“y se puede utilizar en cualquier forma que desee. Le entrene yo
misma”, dijo Vanessa con gran orgullo.
“hmmm, puedo hacer que desaparezca este esclavo, pero puedo hacer lo
mismo con tu marido?”
“Por supuesto. Por un lado, tengo todos sus activos y él últimamente ha
estado perdiendo un poco el trabajo últimamente. Sé que fue a causa de volar a Europa
para jugar un poco con prostitutas, pero no se qué paso que volvió como si
estuviera deprimido. Fue una pena, al tiempo se quito la vida”, ella sonrió.
Él se agitaba tan fuerte como
podía, luchando desesperadamente por liberarse. Con un sutil movimiento de
cabeza, el anfitrión hizo una señal al guardia que inmediatamente empapo un
trapo de cloroformo y lo puso furiosamente en la nariz del marido.
“Por lo tanto, siete cincuenta y su marido, por este esclavo entonces?” pregunto
el anfitrión con tanta claridad como si estuviera comprando un televisor.
“si esta es mi oferta”.
“señora Greenley, o debería decir señorita Greenley, tenemos un trato”
Ahora era mi turno quise
resistirme violentamente en mi silla. No podía ser la esclava sexual de esa
mujer. Yo era una persona que estaba en la universidad, con un pasado y unas
esperanzas para el futuro. Eso fue lo último que paso por mi mente antes de que
yo también fuera sometido al éter.
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