sábado, 28 de julio de 2018

Esclavo por una noche


Texto traducido de una página web escrito por Ravenstrach

La conciencia me vuelve a la mente, comienza a despejarse la bruma oscura que rodea mi cerebro, poco a poco empieza a recordar los acontecimientos de la noche pasada.
Como la mayoría de las noches del sábado, yo estaba en la ciudad con mi mejor amiga, Stacy, llego de arriba abajo por varios clubs y bares. Nuestra universidad estaba justo en medio de una enorme área metropolitana y siempre había numerosos lugares para ir i eventos para asistir. Stacy tenía los ojos verdes brillantes te podía los podías mirar fijamente durante horas y horas sin cansarte de verlos, el pelo era negro un poco corto. Aunque de poco mas cinco pies de altura su falta de altura se contrarrestaba con su amplio pecho. Yo mismo era solo un poco más alto que ella y me sentía como un gigante cuando estaba a su lado.
“Jonathan”, dijo sonriendo, “esta noche quiero encontrar algo de diversión”
Yo sonreí y le cogí de la mano, llevándola hacia abajo por las calles de la ciudad que cuando me di cuenta casi nos habíamos perdido. No paso mucho rato hasta que llegamos algunos bares más hardcore. Nosotros nos mezclamos con el resto de la multitud con su ropa de colores brillantes y de estilo techo, tal vez por eso un joven elegantemente vestido nos pido que parasemos.
“disculpad, ustedes dos tienen la apariencia adecuada para mí. Mi nombre es Matthew Richars, y soy el promotor para una fiesta que se hace esta noche a pocos metros de distancia. Es el cumpleaños de una celebridad y queremos personas de un cierto estilo que se mezclen con el resto de los famosos. ¿Estaríais interesados en asistir? No os costaría nada entrar”
Stacy me miro con emoción. Era evidente que este era el tipo de cosa que estaba buscando. El Sr. Richards nos llevo en un minibús, donde muchos otros estaban subiendo. El conductor nos miro y cuando las personas estuvieron dentro el Sr. Richards asintió con la cabeza.
“estos son los dos últimos. Estamos llenos”
No podíamos creer la suerte que habíamos tenido al entrar en lo que sin duda sería una locura de fiesta de forma gratuita y codearse con las celebridades. Las puertas se cerraron y nos fuimos calle abajo. Stacy y yo cogimos nuestros asientos y comenzamos a hablar con las otras personas que nos rodeaban, pero poco a poco se hizo mas difícil, no solo el hablar, sino el pensar con claridad. Mire al conductor que ahora llevaba una especie de mascara de gas y entonces todo se volvió negro.

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