Eran
las once de la noche y el timbré sonó en la casa de William O’ hará. Miro por
la mirilla y no podía creer que lo que veía sus ojos. Una mujer con el pelo
rubio, con una belleza increíble, estaba llamando a su puerta. Desconfiado como
buen prestamista que era le pregunto…
“¿Quién
anda ahí?”
“William,
soy Shayla, la secretaria de John Brisbaine. “Dijo con una voz de una mujer tremendamente
sensual.
“b…,
pero…, no puede ser verdad…, la pelirroja”, pregunto.
“!Madita
sea!” John
pensó, “tenia que recordad eso?” Pero
su cerebro estimulado por la adrenalina corrió a toda velocidad. “yo…,
Yo he tenido que teñirme el pelo para evitar ser reconocida. William, necesito
que me dejes entrar, me buscan para matarme. Y no tengo a nadie con quien
recurrir. ¡Por favor!”, puso una voz que sonaba a desesperación.
Solo
unos segundos pasaran cuando John vio que O’ hará abría la puerta. Era un hombre
de unos cincuenta y cinco años, que se quedo atónito al ver las formas de esa
mujer, vestida con una blusa blanca muy ajustada que mostraba sus enormes
pechos sin sujetador, una min falda negra y medias negras con unos zapatos de tacón
que estilizaban sus piernas y John parecía estar cómodo caminando sobre ellos.
Un collar de perlas y pendientes de oro eran todas las joyas que llevaba. Esta
vez John había tomado la precaución de hacer una prudente maquillaje solo para
destacar su belleza y un poco de perfume que el aire se olía un poco de “Pasión
oscura”
O’
hará no podía mover sus ojos de John, y al mismo tiempo no sabía que parte
mirar la mayoría era de tan belleza lo que tenía delante que no se decidía. Sus
curvas hinchadas y sus perfectos pechos le hacían casi babear. Finalmente él
primero podía balbucear algunas palabras hasta que finalmente hablo.
“eres
más hermosa de lo que me imaginaba”, le dijo O’ Hará mientras le ayudaba a entrar y
cerraba la puerta tras ella.
“gracias”,
le respondió John sonrojándose. “Usted no sabe lo que estoy viviendo, William!”,
y sin ninguna palabra se arrojo sobre el sorprendido O’ Hará abrazándolo
y apretándolo con todas sus fuerzas con sus enormes pechos aplastándose con el
hombre. “Bueno”, dijo jadeando, “es lo menos que puedo hacer por una mujer
como tú”, “te debo la vida, William. Y nunca voy a terminar de pagarte este
favor, “ y entonces John pensó “es extraño, realmente pensé que nunca
terminaría pagándole hasta que encontré estas galletas”, “no me debes nada,
cariño” o’ hará respondió sudando cada vez mas. John que todavía lo
estaba apretando fuertemente, movió su cadera a lado del prestamista de modo
que sintiera que él ya estaba imaginado, lo que le llevo a tener una gran
erección. “sí, quiero insistir, en pagarle en la única manera que puedo ahora.
Además, se que los irlandeses son muy machos y hasta ahora nunca he tenido la
oportunidad de probar uno.”, “por supuesto, nosotros somos los hombres más
machos del mundo entero”. O’ hará dijo, ahora completamente relajado y
dispuesto. “y si vienes a mi habitación, te podre demostrarlo en este momento”.
No
pasaron más de dos minutos para el hombre que ya estaba bombeando con toda su
energía en John quien tuvo el tiempo justo para coger una caja de preservativos
de su bolsa y dárselos. Una vez que el hombre estuvo cubierto de esperma,
estaba agotado, se quedo casi desmayado en su cama. John se aprovecho de eso
para coger algo de ropa interior, un camisón y sin pedir permiso, además sabia
en que se había metido, entro en el cuarto de baño y abrió la ducha con el agua
caliente y dejo que el agua acariciar su maravilloso cuerpo mientras meditaba
sobre sus próximos pasos.
Durante
los días siguientes, John se quedo con O’ Hará. Este no hizo demasiadas
preguntas y fue suficiente con él poner a la mujer una vez al día. Su cuerpo no
podía darle más que eso, pero estaba contento y satisfecho. Además, después de
las experiencias anteriores vividas por John el sexo con O’ hará era casi
dulce, pero no fue suficiente para que John, como mujer que era ahora
necesitaba más.
Por
suerte había tomado la precaución de almacenar algunos de sus juguetes y con
ellos podía completar su hambre de más. Además a veces era difícil para él,
porque la comenzar a proporcionar placer a sí mismo en algunos momentos deseaba
continuar. Gracias a un ejercicio de autocontrol John finalmente podía
permanecer en su sano juicio para continuar con los preparativos.
Mientras
O’ hará estaba fuera de casa para asistir a su negocio, John usaba ese tiempo
para tomar todas las medidas necesaria para salir del país. Afortunadamente
Wiliam tenia conexiona internet y un ordenador, así que lo cogió para hacer
todo sin moverse de alli.
En
primer lugar busco como quería que fuera su nuevo hogar soñado. Una isla
paradisiaca llamada Argonis. No tenía más que un centenar de habitantes que ya
estaban acostumbrados a trabajar como siervos del antiguo propietario de la
isla, que era un magnate griego que había muerto recientemente, sin dejar
ninguna herencia. Y tenía una mansión imponente apoyada en un barranco, además
de una milla y media de playa con arena blanca y suave. Le costó cuarenta millones
de dólares, casi toda la fortuna que había conseguido. Pero el resto sería
suficiente para hacer todos los pasos necesarios para asegurar la salida del
país sin dificultad y aun le quedaba algo de dinero extra.
Había
conseguido una identidad falsa. Fue gracioso cuando se le pregunto por el
nombre, no había pensado en ello con tantas cosas en que pensar y lo primero
que le vino a la mente fue Samantha Stephens. Era el nombre de ficción de la
bruja de la serie “embrujada”, que le gustaba cuando era niño. Y la verdad era
que él estaba realmente embrujado, por lo que el nombre no era tan malo. A
partir de ahora John tuvo que dejar de pensar en sí mismo como un hombre como
él tendría que empezar su nueva vida. Él pensó que era inútil vivir en el
pasado, ya que no había camino de regreso después de todo, así que se dijo a sí
mismo: “Bueno Samantha, bienvenido a tu mundo”.
Transfirió
todos sus fondos a su nueva identidad y a la isla que había comprado usando su
nombre. Luego contrato un vuelo privado. Era más seguro y confidencial que
volar en un vuelo regular. Y finalmente compro una nueva caja con el material
de esclavitud, y con muchos más accesorios que su ex cliente le había dado.
Esto sería enviado a la dirección de O’ hará en un par de días, un día antes de
su fecha de salida.
Tenía
algunos millones de dólares que dejo invertido en inversiones de bajo riesgo
que le daría lo suficiente como para mantenerse en la isla con los intereses. De
todos modos ya estaba pensando en algunas cosas que podía hacer una vez
asentado para conseguir más dinero. No todo eso no le dijo nada a su anfitrión.
Tenía que mantenerlo sometido y obediente hasta el último momento.
Durante
todos esos días Samantha había utilizado los pocos instrumentos que había
recogido de la caja para mantenerse bajo control. Un cinturón de castidad, las
esposas y un Ballgag. No necesitaba el ballgag especialmente porque no había más
galletas para comer, pero era mucho más agradable para ella si ella lo llevaba.
Cada
día su rutina incluía dedicar primero el tiempo suficiente para los
preparativos y el resto de tiempo a placer. Y como no podía apartar los
temporizadores utilizaba hielo para congelar las llaves y los dejaba fundir lentamente
después de poder usarlas. Estar esposado ella nunca sintió la necesidad de
liberar a si misma de hecho, para ella era más agradable saber que no podría
aunque quisiera.
El
día de su partida llego. Su vuelo seria al medio día. Ella eligió a propósito
porque sabía que O’ hará estaría fuera
de casa. Ella prefería hacerlo así para evitar un despedida incomoda.
Aun
así ella sentía un poco de lastima por el hombre. Incluso sabiendo que era un
verdadero perro de casa para sus sucios negocios, como hombre resulto ser un
encanto. Y en la cama realmente valía la pena, aunque él siempre terminaba
inconsciente durante horas después de correrse.
Para
el vuelo ella también necesitaba mantener su libido bajo control durante las
once horas que iba a durar el vuelo. A pesar de que se trataba de un avión
privado había un equipo y tenía que asegurar de no llamar la atención o ser
molestado. Ella también tenía que pasar migración. Pero ella ya se había
ocupado de todos los detalles para no tener ningún problema.
Haría
uso de su cinturón de castidad, pero con consoladores más cortos para que si tenía
que caminar demasiado. Eso no le daría ningún problema ya que se podían
esconder. Y en su intestino se le podría causar ninguna sorpresa desagradable.
Lo
más difícil era la mordaza y las esposas. De hecho, no había manera de utilizar
estos artilugios sin llamar la atención. Pero tenía otro artículo que haría
servicio a ella de casi la misma manera. Un par de guantes que volvieran sus
manos inútiles. Con ellos ella no sería capa de despegar todo lo que ella
quería como sería incapaz de manejar las llaves. De todos modos los se los
pondría en el aeropuerto una vez que hubiera pasado migración ya que iba a
necesitar las manos para ello. Pero sería capaz de poner la mordaza y pasar
como una mujer muda, pero no con uno de los gags que ella solía usar, pero algo
más sofisticado.
El
gag que usaría tenía un parte interior que era de cuero, con forma rectangular
y con un par de centímetros de grosor, tenía un consolador rígido que le
penetraría la garganta. Ese gag podía insertarse por completo en la boca, entre
los dientes y en la parte posterior de los labios y cerrar la boca ocultándose
por completo. Pero la parte exterior mantenía sus labios cerrados y sellado
fuera del detalle eso faltaba. Cogió una cinta de goma espuma quirúrgica, muy
elástica y capaz de ser atrapado y despegado fácilmente, con las manos, sin
herirse o dejar marcas. La cinta que compro tenía el color exacto de su piel y
con un buen maquillaje la podía ocultar por completo, después dibujo sobre ella
sus labios.
Finalmente
se vistió para el vuelo con un vestido negro que había comprado especialmente
para la ocasión ella no quería atraer mirada como si fuera una prostituta. Pero
el vestido realzaba de forma espectacular sus pechos y una vez que se pusiera
los zapatos de tacón alto alcanzaba poco más de debajo de las rodillas. Aun así
su figura era perfecta y gracias a sus habilidades de caminar sobre los tacones
no tendría ningún problema para caminar naturalmente, pero pudo comprobar que
se movía con gracia. Seguramente ella no se podía confundir como una puta,
ahora parecía una sexy mujer. El último detalle de su atuendo era aun sobrero
negro que le cubría parta de la cara y unas gafas oscuras.
En
esas condiciones cogió un taxi para ir al aeropuerto. Tenía un lápiz un bloc de
notas en sus manos para escribir lo que tenía que decir, sin la necesidad de
hablar. Mientras el taxi se alejaba de la casa de O’ Hará pensó que como se
quedaría el pobre al llegar y descubrir que ella no estaba. Pero bueno, él había
sido tiburón con él – ella se extrañaba al imaginarse a sí misma como ella y
saliendo de “él” detrás, de modo que tenia que no sentir ninguna lastima por
él.
En
el aeropuerto atrajo más miradas de lo que ella quería, pero no eran más que hombres
viciosos y mujeres celosas por su aspecto. Por un momento, le asalto un
pensamiento, ¿y si le estaban esperando en el aeropuerto? Su plan de hubiera
arruinado y…, pero se relajo de nuevo, era casi imposible que su plan
fracasara, se tranquilizo a sí misma, pero por si acaso ella andaba tratando
con cuidado de no llamar demasiado la atención.
Con señales y su bloc de notas pudo hacer el
proceso de migración sin ningún problema. Se dio cuenta que la empleada la miraba
con curiosidad, pero ella ya era mujer muy estricta. Hubo unos instantes de
suspenso cuando la mujer escribo sus datos en el ordenador, pero cuando ella le
dijo que todo estaba bien y le dio la tarjeta de embarque suspiro de alivio.
Cuando
supo que no tendía que utilizar más las manos ella se fue al baño para ponerse
los guantes. Cuando llego a la sección de los baños casi entra en el baño de
los hombres. La extraña mirada de una mujer que estaba saliendo del cuarto de
las chicas le hizo darse cuenta de que a partir de ahora tendría que cambiar
eso.
En
primer lugar se miro al espejo para comprobar si el Gag se podía ver, pero no
era así, el maquillaje era perfecto y le iba a durar todo el tiempo que fuese
necesario para llegar a la isla. Los guantes tenían unos agujeros en las
muñecas para poder pasar las cadenas y los candados. Sus llaves y también las
del cinturón de castidad estaban el su equipaje que ya se había cargado en el
avión, así que ella no sería capaz de poder acceder a las llaves hasta la
llegada. Se los puso. Para poder bloquear el segundo candado tuvo que utilizar
la mesita que se utiliza normalmente para cambiar los pañales, para que pudiera
empujarlo por la otra parte, y se bloqueo quedando atada. Ahora ya estaba lista
para el viaje.
El
vuelo no tuvo problemas. Ella se había asegurado que la tripulación a bordo no
le molestara. Ella les advirtió de su mutismo y les dijo que si necesitaba algo
les haría un gesto. Lo único que necesitaba era hacer pis, pero ella solo les
pedía que les abriera y cerrarla la puerta. Ella usaría el baño por sí misma.
De todos modos esas personas no hacían demasiadas preguntas, ya estaban
acostumbradas a llevar gente con trajes extraños y cosas raras.
En
la isla ella había elegido a una mujer que fuese su ayudante principal. Su
nombre era Gaia y ya había ayudado al magnate hasta su muerte, era una persona
en que se podía confiar plenamente. Gaia tenía las instrucciones de esperarla
en el aeropuerto, llevarla a la mansión y allí le ayudaría a liberarse de las
ataduras. John le revelo sus desviaciones sadomasoquistas sabía que podía
hacerlo sin miedo. De todos modos no le iba a revelarle lo que sería su más
preciado secreto, que era la identidad masculina que había tenido tan solo unos
días antes.
El
avión aterrizo en el pequeño aeropuerto de la isla y sus habitantes ya lo
estaban esperando vestidos con sus mejores galas. No había esperado ese comité
tan acogedor, pero se sentía muy feliz de caminar entre la doble fila de hombre
y mujeres que la miraba con curiosidad.
Un
vez que Gaia la había liberado de las ataduras y después de comer una sabrosa
cena especialmente preparada por el cocinero para su recepción, la preparo para
lo que vendría después, que era una gran ceremonia que estaba a punto de
comenzar. Todo hombre soltero estaba allí en la plaza principal de la pequeña
isla. Habían sido llamados por Gaia, la asistente de Samantha. Se le había
dicho que el nuevo propietario de la isla los quería honrar a lo que serian sus
nuevos empleados.
En
el centro de la plaza había una gran cortina que ocultaba algo detrás.
Al
oírse un gemido que provenía de su interior Gaia levanto el telón y ante la
vista atónita de los hombres jóvenes y de también de otros isleños que
permanecían a su lado, para curiosear lo que iba a pasar, una gran silla con la
forma de un trono que era parte de las reliquias que habían en la casa,
encadenad con cadenas de oro que pensaba Samantha estaba ella allí sentada.
Ella estaba emulando a la diosa Hera, encadenada a su trono por su hijo
Hefaistos, solo que esta diosa vestía ropa moderna que dejaba visible su par de
tetas enormes. Unas sandalias de tacón alto se extendían en direcciones opuestas
para dejar completamente abiertas sus piernas para dar un cómodo acceso a su
sexo palpitante, que ahora estaba caliente. Una mordaza en la boca le impedía
cerrarla, pero esa mordaza teína una gran abertura en su centro, diseñada
especialmente para permitir la inserción de un miembro viril a través de ella. Tenía
los ojos vendados, no porque esa forma sintiera mas placer, sino para que los
jóvenes se sintieran libres que de hacer con su dueña de la isla sin ser
capaces de que ella supiera quien la estaba abusando.
También
llevaba puesto un nuevo cinturón de castidad que tenía en los dos agujeros un
par de consoladores que se encargaba de mantener bien alimentado su palpitante
sexo y el recto en esa ceremonia de bienvenida. Gaia estaba a punto de retirar
la cinta de inauguración para que todo comenzara.
Se
hizo un absoluto silencio, ya que nadie sabía cómo reaccionar. Luego Gaia
hablo.
“la señora Samantha desea dar las gracias a
todo el mundo por sus atenciones y servicio ofrecidos y ella desea que todo el
mundo disfrute voluntariamente de su cuerpo, aunque con algunas limitaciones.”
Después
de esa llamada de Gaia, separo a los asistentes en tres grupos. Que había
seleccionado cuales formarían estos grupos. Cada grupo entro en una tienda de
campaña donde se les dijo que se esperaran hasta que les llamaran. Samantha pro
el momento su sexo latía sin control y sabia que no sería capaz de mantener por
mucho más tiempo. Antes de la ceremonia Gaia ya había dividió el pueblo en tres
grupos en función de su perfil phi sicológico para todo tipo de perversiones y
quería que cada uno se sintiera mas cómodo cuando tuviese el control y el
deseo.
El
primer grupo entro en la tienda donde Samantha estaba esperando y comenzaron a
pasar uno por uno ordenado por turnos asegurándose de intentar satisfacer a su
nueva jefa. Gaia se mantenía dentro de la tienda en estado de guarda para mirar
que no hubiera ningún problema hasta que el último del grupo hubieses cubierto
de esperma el interior de Samantha. Todo el mundo utilizaba los condones, por
supuesto. Era un obligación si alguien lo hacía sin condón automáticamente era
expulsado de la isla.
Gaia
era la encargada de lavar un poco el sexo de Samantha y su cuerpo lleno de
placer. Como una enfermera experta ella también cuidaba de la limpieza de su
nueva jefa y más tarde llamo al segundo grupo. Estos tenían el fin de ser más
groseros y lo eran, la mayoría de ellos eran brutos y no tenían ningún problema
en jugar ese papel. Después de que todo terminaron Gaia limpio a Samantha otra
vez y pregunto.
-
“Desea
continuar?”
Samantha
estaba como loca lo que había empezado como una dominación forzada, ahora
estaba gozando, por lo que Gaia llamo al tercer grupo. Estos se les permitían
usar todas las cosas de BDSM que estaban junto al trono de Samantha. Látigos,
pinzas, mordazas, etc…, Gaia lo que hacía era mirar que no se pasaran con
ellos.
Este
grupo fue el que permaneció más tiempo dentro de la tienda, ya que tenían la
instrucción de salir hasta que se agotaras los instintos más profundos. Cuando
todos acabaron, finalmente Gaia llamo a un grupo de mujeres para que ayudara a
Samantha volver a su habitación y limpiarla. Se les dijo que tendrían que hacer
la misma tarea cada vez que la ceremonia se repitiese.
Al
día siguiente, Samantha despertó aun herida por el día anterior, pero el
sentimiento de alguna manera aliviado de un peso, como si diera por completo
sus instintos de que pudiera encontrar algo que le faltaba a ella. Gaia vino a
su llamada y se hizo cargo de un buen desayuno frugal, y también le entrego en
mano una pequeña caja, y después la dejo sola en la habitación. Samantha después de asegurarse de que estaba
completamente solo, era una pequeña costumbre que seguía siendo un poco
desconfiado. Cerró la puerta por dentro y abrió la caja, el contenido era una
grabación de lo que había pasado en la ceremonia.
Lo
puso en su reproductor y mientras lo miraba no pudo controlar más de un
orgasmo, por más que quería Samantha su vicio era muy potente y necesitaba eso,
seguramente esa ceremonia se volvería a repetir en más de una vez, una pequeña
voz lo pedía a gritos.
Después
de haber visto la película varias veces, se desnudo por completo y bajo a una
playa privada que la mansión tenía en la mejor ubicación de la costa. Eran las
seis de la tarde y el sol se ponía cerca de la línea del horizonte contra el
agua azul del mar. Un cielo con tonos rojos estaba delante de Samantha
majestuosamente. Ella está disfrutando de lo que había estado deseando durante
todo su anterior vida. Completamente desnuda se tumbo en la arena caliente. Era
su sueño dorado y estaba convirtiéndose en real. Lo que ella había deseado, no
exactamente en la misma forma en que había soñado. Ella amaba a su nueva vida y
tendría tiempo de sobre para disfrutar de todos los placeres de su nuevo cuerpo
de mujer que deseaba sentir.
Fin