sábado, 11 de noviembre de 2017

El secreto la hermana

Texto traducido de una página web cuya dirección está en este blog, es un poco de ciencia ficción, pero esta bien para leer un rato

Joaquín se estaba quedando sin tiempo. Ya eran las 9 de la noche, y no tenía suficiente dinero para comprar un billete para el baile. ¿Cómo podría llegar al baile con Katia y decirle lo que realmente sentía por ella? No tendría otra oportunidad… las clases terminaran pronto y necesitaba una excusa para poder hablar con ella. El baile sería perfecto, podría estar a solo unos centímetros de ella y decirle sus sentimientos más íntimos sin temor a lo que pasara. Tenía que ser esa noche.

Tenía que conseguir ese dinero de alguna manera!. Pero ¿de dónde? Su hucha estaba vacía desde hacía bastante tiempo, de una manera similar que su cartera. Sus padres habían salido esa noche. Maldita sea ya pasaban 5 minutos de las nueve. Si no llegaba pronto, Katia posiblemente bailaría lentamente con alguien más y después sería imposible de que se despegase de él. Joaquín se estaba desesperando por momentos, necesitaba dinero YA!

Estaba recorriendo frenéticamente su habitación buscando lo que pudiese encontrar, de golpe se dio cuenta de que la puerta de la habitación de su hermana estaba abierta al fondo del pasillo. Hey, eso cambia todo!, ella siempre tenía algún aligo de dinero escondido en su armario en alguna parte! Cada vez que estaba a punto de salir de casa, él podía escuchar claramente el sonido de hurgar procedente de su habitación. Y después salía con su bolso en la mano, que apresuraba a cerrar de golpe si alguien venia. Si no tenía la oportunidad de bailar con Katia, seria a través de un préstamo cogido del armario de su hermana. Así que fue para allí para revolver todo!

Se encarrilo por el pasillo y se asomo en la habitación de sus hermanas, siendo prudente en caso de que ella estuviera en silencio en la casa. No, no había moros en la costa. Encendió la luz y entro, burlándose de la elección de la decoración. Obsidiana llena de murciélagos, incienso, y viejos libros polvorientos esparcidos por el suelo. Las paredes grises estaban garabateadas de poemas y pasajes crudamente escritos, algo que se suponía que se había de pintar hacía mucho tiempo. Su padre casi le dio un infarto cuando se entero que su hija estaba escribiendo escrituras oscuras en las paredes de la casa, pero en realidad nunca se decidió a hacerla reparar el daño. Ah, bueno, él siempre había pensado que su hermana será una espeluznante chica gótica. Mientras no llegara la sangre al rio, todo iría bien.

El armario estaba bloqueado por un montón de faldas y medias negras sucias, Joaquín las pateo rápidamente hacia el otro lado de la habitación. Con la apertura de la puerta corredera revelo una multitud de vestidos, corsés, medias, que su hermana había adquirido a través de los años de duro trabajo en el supermercado local. Papa estaba siempre detrás de ella por su cheque del salario, pero siempre se las arreglaba para correr misteriosamente antes de que pudiera pagar el pintado de su habitación. Joaquín se burlo. La idea de que fuera una gótica siempre le había atraído, y él nunca dudaba en recordarle lo patética que pensaba que era. Una vez le pregunto si ella uso sus “poderes oscuros” para hacer que los clientes compraran mas papel higiénico. Ella le respondió lanzándole el mando a distancia del televisor.

Joaquín comenzó a ir a través de la pilas de botas y cajas del fondo del armario, con la esperanza de encontrar un cofre o una caja llena de dinero en efectivo. Hay! Un cuarto!. Faltaba un poco mas de dinero para ir al baile con solo un cuarto no llegaba lejos. Frunció el ceño y sacudió la cabeza, lanzo la moneda detrás  de él. Sabía que ella escondía los ingresos por alguna parte. Ella no podía mantenerlos en el banco, o papa vería el estado de su cuenta bancara. Si tenía más dinero tendría que pintar su habitación. Joaquín abrió una gran caja negra, solo para encontrase con la mirada fría y muerta de Jangle, un oso de peluche de su hermana. Tiro la caja a un lado, y decidió aventurarse más profundamente.

Cuando se apoyo en el interior del armario para mover más piezas de ropa hacia un lado, algo grande y peludo rozo su cuello y le hizo saltar hacia atrás y caer sobre la cama. Respirando pesamente, frunció el ceño hacia la fuente de su pánico, un hombro negro enorme, con peluca larga con rayas azules. El flequillo se cortado en forma de V, y la parte posterior del pelo recogido con dos coletas enormes con volumen y un grosos increíble. Las coletas eran muy femeninas y espesas parecían hechas de 2 pelucas por separado, después pegadas sobre una peluca principal, al flequillo. Joaquín exhalo profundamente, feliz de ver que no había sido atacado por una misteriosa bestia peluda. Movió la peluca hacia la izquierda del armario y empezó a hurgar en los bolsillos de los abrigos de su hermana.

Joaquín estaba a punto de empezar a mirar dentro de las unas cajas, y volvía a sentir algo más que cepillaba a lado de su cuello. Dejo caer la pesada caja de libros y soltando hacia atrás, vio que era una vez más la enorme peluca de antes. Frunció el ceño ante esta desgracia repetida; como si no lo hubiera movido. Un escalofrió le corrió por su cuerpo. Necesito relajarme y encontrar el dinero, las 9:20! Y el baile terminaba a las 10! Tenía que darse prisa, y dejar de preocuparme por los ridículos ataques desde el armario desordenado.

Joaquín agarro la pesada peluca y la arrojo en el estante superior del armario, lo más a la izquierda que pudo. Aterrizo detrás de una estantería grande, lo que evito que volviera hacia él. Sacudiendo la cabeza, miro la caja de libros y él cayo. Se quedo en silencio, con los ojos desorbitados por el asombro ante lo que vio; el alijo de la hermana, se derramaba fuera del libro ahuecado de texto de secundaria.

PREMIO!

Joaquim se sumergió rápidamente en el fajo de dinero y comenzó a contarlo. Tiene que haber 400€ en aquí!, pensó emocionado. Él sabía que si cogía la mitad del dinero, no podía delatarlo o papa le exigirá de por qué tenía tanto dinero ahorro en primer lugar. Podría terminar perdiendo el resto para repara sus paredes llenas de grafitis, así que sería mejor guardar silencio al respecto. Demonios ¿Por qué no coger todo el fajo?. Será bonito retorcerse de rabia mientras la veo cenando. Joaquín se rio dentro de sí, mientras débilmente justificaba su crimen, y se volvió para salir del armario.

Cuanto estaba a punto de dirigirse hacia la puerta, Joaquín una vez más fue sorprendido por el desorden del armario. Con esto  fue cepillado un poco por el cuello, algo muy grande y pesado aterrizo directamente sobre la parte superior de la cabeza. Dos golas gemelas de pelo descendieron, bloqueando su visión completamente, él grito de terror, y el dinero cayo, se tambaleo hacia atrás dentro del armario, tropezó con la caja de libros derramados, y cayo duramente hacia tras con su trasero delante del armario. El impacto envió las dos coletas enormes de pelo azul y negro girando alrededor de la cabeza como locas.

Joaquín estaba respirando rápidamente, el impacto inicial de la peluca cayó sobre su cabeza era increíble, intenso y aterrador. Sus respiraciones estaban aterrorizadas, y evolucionaba en una sonrisa tranquila. La risa se convirtió en carcajada, y luego es histérica de lo tonto de la situación. Tres veces atacado por la peluca de su hermana!. No podía creer su mala suerte, y se alegro de que no había nadie alrededor para presenciar sus travesuras, él rio un poco más y se tranquilizo al ver que todo estaba bien.

Pero no todo estaba bien, Joaquín dejo de reír al recordad claramente que lanzo la peluca al final del armario, ¿Cómo pudo haber caído sobre él? Mas importante aun, ¿Cómo podía haber caído la peluca directamente sobre su cabeza, hacia abajo?, Joaquín estiro de ella para sacársela. Se quedo helado de golpe, un terror lo invadió, la peluca no se movía. Tiro de nuevo, pero seguía en su cabeza no había manera de quitársela, volvió fuertemente a tirar de ella, pero la peluca no se movió ni un centímetro, estaba firmemente fijada en su cabeza. El corazón le iba a mil cuando se puso de pie, de forma continua estaba tirando de ella una y otra vez con la esperanza que saliera. Era como si estuviera estirando de su propio cabello, la peluca se mantenía encima de su cabeza a pesar de sus esfuerzos.

¿Qué diablos está pasando?, grito Joaquín. ¿Su hermana había dejado un poco de pegamento en el interior de la peluca?, ¿Sabia que iba a husmear en su armario esa noche, era una trampa?. Imposible, pensó. No hay manera de que pueda haber estudiado de que la peluca me callera directamente en mi cabeza de esa manera. Joaquín se levanto con la mano debajo del flequillo grueso y trato de encontrar la costura de la peluca, con la esperanza de despegarla de la cabeza. La encontró, pero no había manera de recogerla o rasgarla para despegarla de su cuero cabelludo.

Joaquín estaba empezando a entrar en pánico. ¿Por qué no salía esa dichosa peluca?. Debe haberse pegado de alguna manera… tiene que salir! Comenzó frenéticamente a buscar algo por la habitación, no se botellas sospechosas, con suerte encontraría alguna que dijera, “solvente”. Necesitaba que esa gigantesca masa de cabello quitársela de inmediato, o poder besar a Katia se tendría que ir olvidando.
Los pensamientos de Joaquín fueron interrumpidos por una sensación de hormigueo extraño en su cuero cabelludo. Había oído a su hermana quejarse de la picazón de las pelucas, pero esto parecía ser algo diferente. No era tanto como un picor, era más bien como una sensación de vibración. Él enterró profundamente sus manos y se rasco en la parte superior del casquillo de la peluca, tratando de aliviar la incomodidad. Esto solo parecía tener la sensación de hormigueo fuerte, esto consternaba a Joaquín. Justo cuando iba tratar de intentar sacarse la peluca de nuevo, las coletas le voltearon la cara, envolviéndolo firmemente alrededor de la cabeza.

MMMMMPPPPHHHHH!. Gruño Joaquín a través de su prisión recién hecha, agarro el cabello y desesperadamente trato de sacarlo de su rostro. No era bueno, el pelo envuelto de con toda seguridad alrededor de su cara. Si eso no fuese suficiente, se sacudió con sorpresa pudiendo sentir el roce del cabello más o menos en contra de sus pechos que se estaban llenando. Ahora se estaba apretando sobre el pecho de Joaquín, balanceándose con cada uno de sus movimientos. Joaquín levanto la mano para sacarlos de su pecho, pero sus bazos se pegaron fuertemente contra la pared. Ahora otra cosa se movía alrededor de sus pies, algo duro y grueso. Rápidamente se deslizo por sus piernas y fue tirando alrededor de su cintura, donde se detuvo.

Joaquín sintió un dolor en la cintura que comenzaba a contraerse y apretarse era un corsé. Que se ceñía alrededor de su cintura cada vez más y más fuerte pensó que iba a estallar. Sus gritos de dolor fueron amortiguados por la peluca, y pronto el corsé se había reducido la cintura a lo que debía ser un nivel aceptable por las normas del corsé

Uno de las muchas ataduras que le cogían los brazos se soltó, para luego subir por encima de su cuerpo y bajar hacia los pies. Podía sentir como se movía a través de su cuerpo, era algo grande, con volantes, y muy grueso. Le forzó la apertura de sus pies, y empezó a ponerse por todo su cuerpo llenándolo de volantes. El corazón de Joaquín se acelero, él sabía lo que era. Había visto a su hermana llevarlo varias veces, y cada vez que la veía se burlaba de ella. Ahora se abría paso por su cuerpo, que iba subiendo por las piernas. Se parao en los hombros y se cerro, empezando a comprimir. Una vez que estuvo bien sujeto, sintió como la tela succionaba hacia su cuerpo. Muy pronto, el vestido había quedado pegado contra su cuerpo, escondiendo el corsé debajo de él. La tela, finalmente dejo de apretar, aun cegado por la peluca, él intento moverse y lo único que pudo hacer es caer encima de la cama boca abajo.

Los pies quedaron colgados sobre el borde de la cama, y pronto fueron enfundados con dos largas piezas de material duro. Cuando llego a las rodillas, podía sentir unas hebillas como se cerraban de golpe en secuencia. Eran unas botas que se habían puesto en sus pies, la peluca dejo de taparle la cara. Rápidamente se dio la vuelta y se sentó, una pared pequeña de pelo quedaba en su cara. De pie y dando tumbos casi a ciegas, Joaquín desenredo el pelo, que ya no era resistente y se encontró cara a cara con el espejo de cuerpo entero.

Pego un grito que seguramente se oyó en todo el vecindario.

El resultado de su larga lucha, ciega en el armario ahora se podían ver; estaba completamente vestido como su hermana, cuando la peluca le frotaba la cara, de alguna manera le había estado aplicando maquillaje muy grueso a él. Todo estaba allí, las cejas finas, la base blanca, una sombra de ojos exagerada purpura y negra en los ojos, enormes pestañas postizas, delineador de ojos muy grueso, pintalabios negros – rojo. En sus pies unas botas hasta las rodillas con unas multitud de hebillas corriendo enfrente, bajo estas unas medias de rayas blancas y negras, que se escondían debajo de unas enaguas. El vestido era de encaje y negro con un delantal blanco con volantes en la parte delantera. Se iniciaba en el cuello e iba hasta las rodillas, donde terminaba en forma de campana ancha. Joaquín abrió sus maquillados ojos, cuando se dio cuenta de la crinolina blanca con volantes que se podía ver por debajo de su falda. Las mangas de encaje ajustadas descendían ambas por sus brazos, terminando en las muñecas. Las enormes trenzas negras y azules estaban en la parte superior de la cabeza, cada cual descendía a cada lado de su rostro hasta los hombros que constantemente rozaban el cuello y la cara. En algún lugar de la refriega, un blanco tocado logro tejerse en el pelo, se sentía parcialmente enterrado encima de la masa negra y azul. Las grandes formas del pecho debajo de su vestido se balanceaban y rebotaban en cada uno de sus movimientos, lo que Joaquín no apreciaba en absoluto.

Aturdido, se quedo en silencio mirándose al espejo, incapaz de comprender lo que acaba de suceder. Movió su brazo y toco suavemente, incapaz de comprender el reciente asalto. Sé que do en silencio durante un par de minutos, en espera del próximo articulo de ropa que lo atacara o la peluca lo estrangularla hasta la muerte. Espero en silencio, con cuidado de no mover un musculo…

De repente se puso firme y rápidamente empezó a tirar de la peluca, pensando que podía atraparla con la guardia baja. Está firmemente agarrada sobre su cabeza, y por más que tirara era en vano. Cogió el vestido y tiro de él, tratando de arrancarlo de su cuerpo. Al igual que la peluca, no consiguió nada. Cogió la cremallera y trato de romperla, pero ni siquiera eso cedió, estaba encerrado en su lugar y se negaba a ceder.

Las formas del pecho, pensó tal vez puedo conseguir que o se vean a través del vestido, voy a hacer una maniobra para llevarlo a cabo, pensó Joaquín, se agarro cada pecho y tito con fuerza, pero fue imposible era como si fuesen suyas de verdad, el corazón le dio un vuelco, trataba de liberar su pecho de esas dos montañas de gelatina, así que finalmente las soltó, a continuación, de dejarlas ellas se volvieron a ajustar a su cuerpo, balanceándose y saltando como locas. Trato de extraer las medias, pero él ni siquiera las podía pellizcar el tejió u obtener ningún control sobre ellas. Era como si hubiera nacido con las piernas de nylon a rayas.

Joaquín suspiro con derrota, ni siquiera quería probar las botas. En un arrebato, lo intento, que se encontró igualmente con la derrota. Las hebillas estaban fuertemente cerradas, y por más que tirara no conseguía hacer nada. La actividad física de tratar de liberarse junto con la compresión del corsé le estaba empezando a faltarle aire. Estaba a punto de sentarse, y ceder a sus captores de la ropa cuando se dio cuenta de otra sorpresa de nuevo esa noche.

No podía mover las piernas.

Pero el antes se podía mover solo hacia unos segundos, pero ahora era como si sus piernas se hubieran quedado cerradas en ese lugar. Sin pensarlo, se agacho y cogió el fajo de billetes de su hermana. Dejo escapar un grito largo y torturado, ya que esta acción era totalmente involuntaria. Las ropas tenían el control ahora. Se puso de pie y comenzó a caminar hacia la puerta, no tenia absolutamente nada que decir de esa situación.

¿Qué diablos está pasando?, ¿Dónde me llevas?, grito desesperadamente. Se agacho y trato de detener las piernas que caminaban, pero las botas y las medias estaban decididas a llevar a cabo su misión. Bajo las escaleras y se dirigió a la puerta. Sus ojos se abrieron como platos al ver que se dirigía a fuera rápidamente.

¡No!,!no!,!no! afuera así vestido no!, ¡ALTO!

Joaquín comenzó a la desesperada tirar de la peluca y del vestido, intentando en vano de liberarse del equipo gótico que ahora lo llevaba puesto. Tiro de las trenzas de cada lado de su cabeza, que se había unido firmemente a su cabeza. Tanteo alrededor de su peinado y agarro el tocado encintado. Tiro de él con saña, pero ambos lados de la pieza blanca con volantes estaba enterrado profundamente en la peluca, y se negaba a salir a cualquier precio. Agarra el enorme puf de crinolina de delante de él y se puso tan duro como pudo, pensando que podría ser capaz de tirar del vestido encima de la cabeza antes de que estuviera en la calle. El vestido estaba firmemente pegado a su cuerpo, aferrándose a su piel como si estuviera pegado en su lugar. Agarro la parte delantera del vestido y trato de romperlo, aunque el quedara en topless. La ropa era anormalmente fuerte y no se rasgaba en absoluto. ¿Los vecinos que dirían si lo viesen vestido como un chica paseando?, ¿se supone que era su hermana?, ¿Por qué esas prendas le hacían caminar en primer lugar?

Una vez que estaba en la puerta, su pesada bota derecha logro patear la puerta hasta que la abrió, y dirigía hacia el exterior. Bajando por el camino de la entrada, las botas y las medias lo llevaba hacia delante con un ritmo acelerado. Él comenzó a tirar de nuevo de su peluca.

“yo siempre supe que en aquella casa había una familia de mariquitas!”, una voz grito. Era el señor López el vecino de al lado. Él se rio y negó con la cabeza mientras observaba a Joaquín recién feminizado caminando, su peluca moviéndose alrededor de su cabeza como loca con el viento, con los brazos frenéticamente agarrados y tirando de sus pechos y de la ropa, con su vestido silbante alrededor de sus piernas caminando.

El baile estaba llegando a su fin. La mayoría de los chicos se habían ido, o dormían en las grandes, o estaba bebiendo en el parking. Katia estaba cerca de la salida, un poco decepcionado de que Joaquín no se había presentado. Él será un chico tímido, y ella lo sabía que estaba enamorado de ella. La sensación era común, y se planeaba hacer un movimiento en esa noche si él la invitaba a bailar. Ella suspiro. El culo tonto de la gótica de su hermana apareció, entonces, ¿Por qué no podía venir? Katia miro al círculo de las chichas con faldas negras en la esquina. Ella siempre tenía desprecio por el grupo gótico. Ellas pensaban que eran tan inteligentes, pensando que estaban por encima de todos los demás. Sacudió la cabeza y volvió a entrar.

Podía oír risas en el pasillo, acompañadas por el sonido de unas botas fuertes y un silbido. Es probable que los del equipo de futbol se estuvieran mofando de un chico, pensó. Katia se dirigió hacia la puerta, con la esperanza ver lo cruel que eran, con aquel muchacho.


Ella se topo con una chica alta gótica llevando demasiado maquillaje y un vestido muy afeminado y pomposo, que apuntala su manera más allá de todas las miradas y silbidos en el pasillo, con una expresión de puro terror en su rostro. Katia la miro y sacudió la cabeza. Eso es todo lo que el mundo necesitaba, otra chica gótica!, la nueva chica extraña la miro impotente a su paso, y se volvió la cabeza en el baile, Katia decidió que ya era hora de acabar la noche, y dejo la escuela antes que pudiera oír los gritos interminables y risas que venían de un circulo de góticas en la esquina del gimnasio.

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