Parte 1
No fue Vanesa sino Ana quien salió primero
del dormitorio, estaba completamente desnuda a excepción de sus joyas, cuando
vio a Jose que seguía allí, se burló y le dijo, “Ahora eres nuestro esclavo”.
“No hay necesidad de ser grosera, Ana”,
dijo Vanesa mientras entraba en la sala de estar, iba vestida con lencería de
encaje de satén gris y caminaba sobre unos tacones, verla casi desnuda hizo que
Jose se emocionara instantáneamente, pero su erección se volvió bastante
incomoda rápidamente ya que su pene estaba encerrado de una manera que no permitía
la expansión, la repentina incomodidad también era un terrible recordatorio de
su situación actual.
“¿Por qué me estáis haciendo esto?”
pregunto y acto seguido recibió una bofetada de Ana
“! No la mires, ¡mira sus pies!, ¡Y no
hables sin permiso”, ella grito!
Dale un respiro a Susi, querida, ha tenido
un día un poco difícil y todavía esta confundida, ¿No cariño?”
Jose asintió, no quería recibir otra
bofetada.
Vanesa le levanto la cabeza con un dedo
debajo de la barbilla y lo miro a los ojos, “No tienes que preocuparte por lo
que has hecho para merecer esto, no has hecho nada malo, de hecho has sido
excepcionalmente amable conmigo, hago esto porque lo quiero, y no me lo pusiste
fácil, en realidad, fue tu forma de cocinar lo que te salvo de ir directamente
a la cárcel, por lo general, hubiera querido que estuvieras fuera del camino,
pero con tu habilidad decidí mantenerte cerca, en resumen, no te mereces nada
de esto, pero lo soportaras”, Vanesa le sonrió, “Estamos lejos de terminar con
tus nuevos deberes”, se volvió y miro a
Ana, ¿Verdad querida?”
“Lo primero es lo primero”, Ana dijo,
“¿Recuerdas mi voto? Dije que las manos que llevan este anillo trabajaran
incansablemente para nuestro beneficio y eso es lo que harás”. “Vendrás a
nuestro apartamento todos los días, cocinaras para nosotras, limpiaras para
nosotras, lavaras nuestra ropa y cualesquiera otras tareas que se nos ocurra”.
“Todos los días después del trabajo vendrás directamente, llevaras este
uniforme que estas usando, llamaras a la puerta y luego esperaras hasta que te
abramos la puerta o te dejemos entrar, los fines de semana estarás aquí a las
7:00 de la mañana, no llamaras, te dejaremos entrar cuando estemos listas,
todos los días te quedaras aquí hasta que te digamos que puedes irte”. “Te dirigirás
a Vanesa como la señorita Von Kinshy y a mí como la señorita Ugrinovic en todo
momento, sin importar si es en público, en privado o en el trabajo, llamarnos
como Mistress es la única alternativa aceptable, mantendrás los ojos mirando al
suelo y no nos deberás mirar en ningún momento, solo hablaras cuando se te
diga, siempre serás cortes y responderás a cualquier orden e instrucción de
inmediato, la vacilación, el incumplimiento de las reglas o cualquier otro
signo de resentimiento tendrá un castigo”.
Vanesa cogió un bolígrafo para escribir
algo en una hoja de papel, sin levantar la vista, dijo “Ya que no podrás pagar
tu apartamento actual, ya he cancelado tu contrato y he hechos arreglos para
que te mudes a un apartamento más pequeño a pocos metros de aquí”, ella le
entrego la nota, “Aquí está la dirección, iras allí después de haber terminado
aquí, ya no hay nada más para ti en tu antiguo lugar se te negara la entrada,
la empresa evaluara y recuperara los activos valiosos para compensar el daño
que causaste, toda la ropa, artículos y suministros que puedes conservar ya se
han dejado en tu nuevo hogar”.
Ana lo abofeteo de nuevo sin previo aviso
“Muestra algo de gratitud”
“Gracias”
***Bofetada****
“! ¡Hazlo bien!”
“Gracias, señorita Von Kinsky”
***Bofetada****
“! No la mires a la cara, ¡mira sus pies!,
¡Hazlo otra vez!”
“Gracias, señorita Von Kinsky”
*** Bofetada ***
“! ¡Ahora dame las gracias por enseñarte!”
“Gracias señorita Ungrinovic” Jose se aseguró
de mirar la punta de los pies de Anna cuando respondió.
“Eso me recuerda”, dijo Vanesa, “Hay una
razón más por la que decidí mantenerte cerca”, Jose se volvió para al reconocer
que le estaba hablando a él, “Es obvio, ¿no? Te necesito para que Ana practique
sus habilidades de dominación, le dije que ella sería responsable de tu
desempeño como nuestra criada, como parece, ella está ansiosa por mantenerte
alerta, ¿no es agradable?”
Las mejillas de Jose ardieron, no estaba
seguro de que responder, pero tenía miedo de recibir otra bofetada si se
quedaba callado, así que dijo, “Gracias señorita Von Kinsky”
“Muy bien, nuestra pequeña Susi aprende rápido,
estoy satisfecha con sus esfuerzos, Ana, tengo una pequeña sorpresa para ti”.
Jose no se atrevió a mirar hacia arriba
cuando Ana se emocionó al ver algo que Vanesa le mostraba, de repente, le
agarraron de la mano y le colocaron un anillo en el pulgar.
Era un anillo que tenía grabado “Propiedad
de Ana”
“Deberías sentirte honrado de usar el
anillo y no debes quitártelo sin permiso, lo mantendrás impecable en todo
momento y no harás ningún esfuerzo para ocultarlo a nadie, cuando se te
pregunte por ello, explicaras su significado como símbolo de nuestro gobierno
sobre ti”, explico Vanesa
“Si, señorita Von Kinsky” Jose respondió
“Buena chica, ya te puedes ir por hoy, vete
a casa y feminízate con tu nuevo hogar, querida”
“Si, señorita Von..” de repente otra
bofetada de Ana que lo interrumpió.
“Cuando te digan que te vayas, te
arrodillas y le das un beso en la punta de los zapatos para mostrar tu
gratitud, entonces me buscas y haces lo mismo conmigo, como no llevo zapatos besaras
cada uno de mis dedos por separado.”
Jose se arrodillo y realizo la humillante
tarea, tenía ganas de hacer cualquier cosa en ese momento solo para poder salir
de ese apartamento sin recibir más bofetadas.
“Me encanta tu entusiasmo, querida”, Vanesa
le dijo a Ana mientras Jose estaba ocupado besando los dedos de los pies, “Está
dando sus frutos, Susi parece estar aceptando su lugar rápidamente”.
“Gracias señora”, respondió Ana, “Estoy
haciendo todo lo posible para…” Vanesa puso un dedo en los labios para
silenciarla.
“Shhh, puedes usar tu boca para complacerme
de otras maneras”
Jose todavía estaba de rodillas y las vio
desaparecer en el dormitorio de nuevo, por un momento pensó en lo que le habían
prometido antes y en lo diferente que había resultado todo, pero le habían
dicho que se fuese para casa, y lo tenía que hacer.
La ropa con la que había llegado al
apartamento había desaparecido y no se atrevió a preguntar por ella, lo único
que pudo encontrar fue su teléfono, salió del apartamento y se vio obligado a
caminar a casa con el vestido de sirvienta puesto y sentía que toda la gente
que pasaba lo miraban.
Jose tuvo problemas para encontrar su nuevo
hogar, era un apartamento diminuto debajo del nivel de la calle que estaba casi
completamente vacío excepto por una cama, un armario y una pequeña cocina que
constaba de un armario, un fregadero, una nevera y un horno microondas, el
suelo estaba compuesto de una moqueta peluda que tenía el taco como un papel de
lija y había en el ambiente un olor distintivo en todo el lugar.
Le habían dejado algunas cajas de cartón
con sus efectos personales, pero no tenía ganas de abrirlas, lo primero que
hizo fue quitarse esa incomoda ropa y meterse debajo la ducha.
El agua caliente que difícilmente podía
llamarse así estaba tibia en el mejor de los casos y te coso quitarse todas las
horquillas de su pelo y la materia pegajosa de sus labios sin jabón, se sentía
cansado justo después de eso se dejó caer en la cama y se durmió.
El sonido de su teléfono sonando lo
despertó nuevamente, medio dormido lo cogió y vio que eran las 3 de la mañana.
“¿Hola?”
“Hola Susi, soy Ana, ¿te gusta tu nuevo
hogar?” pregunto con la voz casual a la que estaba acostumbrado antes de la
cena, pero él no se había enamorada de ella.
“Si, señorita Ugrinoivc”
“Buenos chica, solo llamo para asegurarme
de que no olvidas tus deberes para mañana por la mañana”
“Estaré delante de su puerta a las 7:00
A.M. Señora”
“Muy bien, pero se supone que debes
llamarse señorita Ugrinovic o Mistress, nada más”.
“Lo siento, Mistress”
“Eso está bien, Susi, puedo perdonar eso
por ser la primera vez, aun estas aprendiendo, te dejare que te vuelvas a
dormir”.
“Gracias Sra. Urgrinovic”, Jose estaba
feliz de que la conversación hubiera terminado estaba muy cansado y no quería
cometer otro error.
“Espera hay una cosa más”, dijo de repente,
“Estas usando nuestro anillo, ¿Verdad?, Vanesa dijo que no te lo puedes quitar
sin permiso”.
Jose sintió un escalofrío que le recorrió
la espalda, se lo había quitado antes de ducharse y todavía estaba en el baño,
¿Qué quería decir? Era como si ella supiera que le decía una mentira.
“Por supuesto señorita Ugrinovic”
“Buena chica, este puesto firmemente en tus
pulgares, ¿Verdad?”
“Si, Mistres”
“Muy bien, porque estarías en un gran
problema si no los usas, te das cuenta de eso, ¿No?”
“Si, señorita, Ugrinovic”
“Bien, déjame oír el ruido que hace, ahora
mismo”
Jose no sabía qué hacer, miro a su
alrededor para ver si había algo a su alcance que pudiera golpear para fingir
el sonido, pero no pudo encontrar nada, después de un par de segundos, Ana
dijo, “Estas en un gran problema, chica”, luego colgó el teléfono.
Él se fue al baño para ponérselo de
inmediato, resulto ser una buena idea, porque Ana lo llamo dos veces más, una
vez después de unos minutos para comprobar si ya se los había puesto, y otra
alrededor de las 5:00 de la mañana, para decirle que se suponía que debía están
en su casa a las 6:00.
Por un momento pensó en simplemente
rechazar sus demandas, pero las alternativas no eran agradables, no quería ir a
la cárcel o huir de la ley, además, ahora mismo no tenía dinero ni papeles, ya
ni siquiera podía usar su teléfono, solo recibiría llamadas, pero no le
permitiría hacer ninguna.
Le tomaría algún tiempo descubrir cómo
lidiar con la situación en la que se encontraba y eventualmente salir de esto
de alguna manera, por ahora, no tenía más remedio que seguir sus reglas si no
quería empeorar las cosas para él.
Jose se dio otra ducha, se volvió a poner
el vestido de sirvienta y se apresuró a ir a su lugar, donde se pararía frente
a su apartamento durante más de una hora antes de dejarlo entrar, recibió
algunas miradas divertidas y despreocupadas de personas que pasaban por la
calle, especialmente una señora mayor que parecía obviamente disgustada por su
apariencia.
Fue recibido con varias bofetadas en la
cara y una larga reprimenda de Ana por ignorar su regla más importante tan
rápidamente, luego le dijeron que preparara el desayuno para las dos.
Una vez que había cocinado y servicio el desayuno,
así como retirado y lavado los platos se le informo que era el momento de
recibir su castigo, le dijeron que se desnudara por completo, una vez que
estuvo desnudo, Ana le dio un nuevo par de zapatos para que se los pusiera, se
veían similares a los que había llegado andando, pero eran de un número más
pequeño y tenía problemas para ponérselos, también tenía un tacón
extremadamente más estrecho, y ni siquiera podía estar derecho sin tambalearse
un poco, Jose descubrió que los tacones hacían un sonido muy distintivo por el
suelo cuando siguió a Ana hacia la cocina, donde ella le dio unas bragas de
lates rosa para que se las pusiera, abrió el congelados y procedió a llenar las
bragas con cubitos de hielo hasta que se abultaron alrededor de su cintura.
Entonces Ana le hizo ir a la sala de estar
y pararse frente el sofá con las manos detrás de la espalda y las palmas
juntas, las chicas se tomaron un tiempo libre, leyeron revistar y periódicos e
ignorarlo por completo, excepto por algún empujón ocasional con la punta de los
zapatos para mover los cubitos de hielo.
Mientras le dolían los pies por los nuevos
zapatos y cada movimiento más leve se encontraba con una mirada furiosa de Ana,
el frio se transformaba lentamente en una sensación de congelación y finalmente
se sentía como se le quemase hasta el punto en que temía el menor movimiento o
toque de su cuerpo de los zapatos para intensificar el dolor, eventualmente
temblaba y sus dientes comenzaba a castañear, lo que le valió una sonrisa pícara
de Vanesa, así como otra bofetada de Ana, gritando “Silencio”, él intento
controlar mientras lo mantenían sufriendo.
Después de unos veinte minutos, Ana lo llevo
al baño donde le quito las bragas y los cubitos cayeron por todo el suelo, ella
procedió a poner un lubricante transparente sobre sus genitales y deslizar un
tubo de metal curvo sobre su pene, a pesar de estar lubricado y arrugado por el
hielo, todavía le quedaba bien ajustado y tenía un grueso manguito de metal sujeto
que se cerraba firmemente detrás de su escroto.
El entumecimiento resultado del hielo y el
enfriamiento inicial del lubricante, Jose sentía ahora una sensación de escozor
alrededor de su ingle, Ana volvió a colocar el tubo en el estante del baño, en
la etiqueta pudo leer “Ice Hot” vio lo sonrisa malvada en el rostro de ella
cuando sus pelotas comenzaron a sentirse como si estuvieran en llamas y sus
manos comenzaron a revolotearse.
“! ¡No te atrevas a tocarte de ninguna
manera!, ¡Ahora limpia esto y luego ven a informarme!”
Su entrepierna estaba en llamas y salían lágrimas
de dolor mientras recogía los cubitos de hielo y secaba el suelo, cuando se
reunió de nuevo con las chicas en la sala de estar, su entrepierna todavía
estaba ardiendo.
“Manos detrás de la espalda, palmas juntas
y permanecerás callado”, Dijo Ana mientras lo conducía a la sala de estar donde
él se paraba con lágrimas en los ojos esperando que el dolor desapareciera,
después de una eternidad de malestar e indiferencia, la sensación de ardor
había disminuido y las chicas finalmente le prestaron algo de atención.
“Ahora, ¿Qué es lo que tienes en mente,
Ana?”, pregunto Vanesa.
“Como puedes ver, nuestro esclavo tiene un
nuevo par de zapatos muy femeninos que deberá usar a partir de ahora, le
ayudaran a recordarle que no repita su error, además, debido a la gravedad de
su ofensa hacia ti, lo he puesto un dispositivo de castidad y me gustaría
pedirte ahora que determines su sentencia, Vanesa”.
“! ¡Estupendo! creo que cuatro semanas le
vendrán bien”. Ella decidió.
“¿has escuchado esto, Susi?, ¡La señora
Vanesa te concede cuatro semanas de castidad!, ¿Qué dices?”
“Gracias señora Vanesa”
*bofetada*
“Gracias señorita Von Kinsky”
“! ¡Mejor! por supuesto que, también recibidas
otras cuatro semanas de mi parte, que serán en total ocho semanas de castidad
para ti”.
“Gracias señorita Ugrinovic”
“Me gusta, Ana, lo estás haciendo bien”
Vanesa comento.
Ana le sonrió, “Gracias señora, pero hay más”.
Vanesa aplaudió emocionada, “¡Excelente! no
puedo esperar”.
Ana saco una varilla de acero inoxidable
con una curvatura, tenía una especie de gancho en una extremo y una bola de
metal en forma de huevo con una brida cónica única a un ángulo de 90 grados en
el otro.
“Date la vuelta y agáchate, pon tus palmas
en el suelo frente a ti y abre las piernas esclavo” dijo dándole a Jose una
palmada en el trasero, obedeció y asumió la posición incomoda y difícil,
tratando de evitar que sus pequeños tacones se separaran más en el suelo.
“Este extremo se conecta al dispositivo”, explicó
Ana, mientras metía la mano entre sus piernas conectando el gancho al frente
del tubo de metal y tirando de él en la parte posterior.
El pene y sus pelotas estaban incómodamente
apretados y doblados por el ángulo hacia abajo del tubo.
“Yo lo llamo el apego de Camelot, se asegurará
de que todo este bien guardado y de que las bragas tengan un aspecto plano”.
“¡Encantador!” Vanesa se inclino hacia
delante para mirar mejor, Jose sintió un dedo que le aplicaba en el culo y
antes de que pudiera preguntarse si estaba más helado, sintió la sensación de
frio huevo de metal entremetiéndose.
“Esto entre aquí para mantener todo en su
lugar”, Ana explico mientras empujaba el huevo contra su esfínter. Jose trato
de reprimir un gemido cuando se introdujo dentro.
“¿Te quejas, Susi?”
“No señorita Ugrinovic” sabia que cualquier
otra respuesta habría estado mal ya que ella literalmente lo tenia agarrado de
los huevos en ese momento.
“Entones, ¿ese sonido que has hecho ha sido
una expresión de placer?” Ana bromeo y movió el Plug
“Uh…, si señorita Ugrinovic” respondió
mientras Vanesa se reía, era muy humillante.
“Bien por ti”, Ana continuo, “Debido a que
te gusta tanto, vamos a hacer de esto una adicción permanente a tu atuendo, se
te pedirá que uses el accesorio de Camelot en todo momento en este apartamento,
considéralo parte del atuendo de criada a partir de ahora, tendrás que estar en
lugar una vez que te vistas para servirnos, además de una apariencia femenina agradable,
también evitara que te sientes y uses el baño de esta casa, ¿Qué dices?”
“Gracias señorita Ugrinovic”.
“¡Muy bien, Susi! Por supuesto el tubo de
castidad permanecerá en su lugar, el mes de castidad que has recibido de cada
una de nosotras es solo tu ciclo inicial, después de casa vez que te permitamos
tener algo de alivio, te encerraremos de nuevo”, “Para el futuro, tu desempeño
como empleada domestica y cocinera afectara en gran medida el tiempo que
estarás encerrado, cuantas veces y de que manera se te permitirá tocarte, y por
supuesto la duración de los ciclos…, Tanto Vanesa como yo creemos firmemente
que la castidad te beneficiara en tu papel de sirviente y te ayudara a aceptar
tu lugar, después de un par de semanas, te volverás más dócil y estarás
motivado para complacernos, ¿No suena bien?”
“Si, señorita Ugrinovic”
“Bueno seguramente te darás cuenta de que
hoy solo agregamos cosas positivas a tu nueva vida, cosas por las que deberías
estar agradecido, ¿Verdad?”
Jose seguro que no sentía que le hubiera
pasado nada positivo hoy, todavía sentía frio por el hielo y la quemadura de la
crema al mismo tiempo, sus genitales estaban incómodamente bloqueados y
comprimidos, había un gran tapón de metal en su trasero, sin embargo, sabía lo
que tenía que responder.
“Si, señorita Ugrinovic”.
“¿No es dulce?” dijo Ana a Vanesa mientras
se sentaba en el sofá junto a ella, luego volvió a enfrentarse a Jose, “Ya
sabes como agradecernos, esclava”, señalando a sus pies.
Jose todavía de en esa posición incomoda de
cuatro patas, se alegro de dejarla para ponerse de rodillas, pero el huevo de
metal se hundió aun mas en su recto y dejo escapar un sonido de incomodidad, lo
que hizo que las chicas se rieran con complejidad mientras besaba la punta de
los zapatos.
“Ahora que lo sacamos del camino, puedes
volverte a levantar y podemos hablar sobre tu castigo”, Dijo Ana y Vanesa se
rio, ¡“! ¡Oh que eres mala!” Exclamo cuando vio la cara de estupefacción de
jose, “Seguramente te has dado cuenta de que no podemos seguir mimándote así,
después de todo te has quitado el anillo y eso tiene consecuencias”.
¿Todo este sufrimiento y humillación que ha
tenido que soportar hoy ni siquiera era considerado como castigo?”
“Párate justo en frente de mi”, le ordeno
Ana mientras para su horror, llenaba una jeringa con el temido ungüento, “Tu dispositivo
tiene una pequeña característica especial, esclavo, hay una bolsa de goma
incorporada en el tuvo y la voy a llenar con este contenido”, ella explico,
mientras insertaba la punta en una boquilla en la parte superior del
dispositivo, “la bolsa esta conectada al anillo huevo alrededor de tus pelotas,
el tubo e incluso el huevo en tu trasero”, continuo empujando lentamente el
embolo hacia abajo con una malvada sonrisa, “Mientras seas un buen chico y te
comportes no pasara nada, pero una vez que tu princesita se hinche dentro de tu
jaula, apretara la bolsa y la crema se derramara por todas partes, estoy te
ayudara a entrenarte para evitar las erecciones, a la larga, desencadenara una
reacción Pavloviana cada vez que te sientas excitado e incluso es posible que lleguemos
a un punto en el que ya no puedas tener erecciones, ya veremos, ¿no? Vacío la
jeringa y la dejo a un lado. “! ¡Ahora retrocede y observa!” ella le ordeno,
cuando Jose levanto la cabeza para mirar a las chicas, las vio besándose y desabotonado
se las blusas.
“Presta mucha atención, esta puede ser la
única vez que se te permita ver esto”.
Jose las miro, se excito por lo que veía,
su pene se hincho bombeando el temido ungüento en el dispositivo y mientras le
dolían los pies por los pequeños zapatos que llevaba puestos, su trasero estaba
estirado por un tapon de frio metal y su ingle comenzó a arder.
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