sábado, 8 de junio de 2024

Sissy Susi 2

 

Parte 1

 

No fue Vanesa sino Ana quien salió primero del dormitorio, estaba completamente desnuda a excepción de sus joyas, cuando vio a Jose que seguía allí, se burló y le dijo, “Ahora eres nuestro esclavo”.

 

“No hay necesidad de ser grosera, Ana”, dijo Vanesa mientras entraba en la sala de estar, iba vestida con lencería de encaje de satén gris y caminaba sobre unos tacones, verla casi desnuda hizo que Jose se emocionara instantáneamente, pero su erección se volvió bastante incomoda rápidamente ya que su pene estaba encerrado de una manera que no permitía la expansión, la repentina incomodidad también era un terrible recordatorio de su situación actual.

 

“¿Por qué me estáis haciendo esto?” pregunto y acto seguido recibió una bofetada de Ana

“! No la mires, ¡mira sus pies!, ¡Y no hables sin permiso”, ella grito!

 

Dale un respiro a Susi, querida, ha tenido un día un poco difícil y todavía esta confundida, ¿No cariño?”

 

Jose asintió, no quería recibir otra bofetada.

 

Vanesa le levanto la cabeza con un dedo debajo de la barbilla y lo miro a los ojos, “No tienes que preocuparte por lo que has hecho para merecer esto, no has hecho nada malo, de hecho has sido excepcionalmente amable conmigo, hago esto porque lo quiero, y no me lo pusiste fácil, en realidad, fue tu forma de cocinar lo que te salvo de ir directamente a la cárcel, por lo general, hubiera querido que estuvieras fuera del camino, pero con tu habilidad decidí mantenerte cerca, en resumen, no te mereces nada de esto, pero lo soportaras”, Vanesa le sonrió, “Estamos lejos de terminar con tus nuevos deberes”, se volvió  y miro a Ana, ¿Verdad querida?”

 

“Lo primero es lo primero”, Ana dijo, “¿Recuerdas mi voto? Dije que las manos que llevan este anillo trabajaran incansablemente para nuestro beneficio y eso es lo que harás”. “Vendrás a nuestro apartamento todos los días, cocinaras para nosotras, limpiaras para nosotras, lavaras nuestra ropa y cualesquiera otras tareas que se nos ocurra”. “Todos los días después del trabajo vendrás directamente, llevaras este uniforme que estas usando, llamaras a la puerta y luego esperaras hasta que te abramos la puerta o te dejemos entrar, los fines de semana estarás aquí a las 7:00 de la mañana, no llamaras, te dejaremos entrar cuando estemos listas, todos los días te quedaras aquí hasta que te digamos que puedes irte”. “Te dirigirás a Vanesa como la señorita Von Kinshy y a mí como la señorita Ugrinovic en todo momento, sin importar si es en público, en privado o en el trabajo, llamarnos como Mistress es la única alternativa aceptable, mantendrás los ojos mirando al suelo y no nos deberás mirar en ningún momento, solo hablaras cuando se te diga, siempre serás cortes y responderás a cualquier orden e instrucción de inmediato, la vacilación, el incumplimiento de las reglas o cualquier otro signo de resentimiento tendrá un castigo”.

 

Vanesa cogió un bolígrafo para escribir algo en una hoja de papel, sin levantar la vista, dijo “Ya que no podrás pagar tu apartamento actual, ya he cancelado tu contrato y he hechos arreglos para que te mudes a un apartamento más pequeño a pocos metros de aquí”, ella le entrego la nota, “Aquí está la dirección, iras allí después de haber terminado aquí, ya no hay nada más para ti en tu antiguo lugar se te negara la entrada, la empresa evaluara y recuperara los activos valiosos para compensar el daño que causaste, toda la ropa, artículos y suministros que puedes conservar ya se han dejado en tu nuevo hogar”.

 

Ana lo abofeteo de nuevo sin previo aviso

 

“Muestra algo de gratitud”

 

“Gracias”

 

***Bofetada****

 

“! ¡Hazlo bien!”

 

“Gracias, señorita Von Kinsky”

 

***Bofetada****

 

“! No la mires a la cara, ¡mira sus pies!, ¡Hazlo otra vez!”

 

“Gracias, señorita Von Kinsky”

 

*** Bofetada ***

 

“! ¡Ahora dame las gracias por enseñarte!”

 

“Gracias señorita Ungrinovic” Jose se aseguró de mirar la punta de los pies de Anna cuando respondió.

 

“Eso me recuerda”, dijo Vanesa, “Hay una razón más por la que decidí mantenerte cerca”, Jose se volvió para al reconocer que le estaba hablando a él, “Es obvio, ¿no? Te necesito para que Ana practique sus habilidades de dominación, le dije que ella sería responsable de tu desempeño como nuestra criada, como parece, ella está ansiosa por mantenerte alerta, ¿no es agradable?”

 

Las mejillas de Jose ardieron, no estaba seguro de que responder, pero tenía miedo de recibir otra bofetada si se quedaba callado, así que dijo, “Gracias señorita Von Kinsky”

 

“Muy bien, nuestra pequeña Susi aprende rápido, estoy satisfecha con sus esfuerzos, Ana, tengo una pequeña sorpresa para ti”.

 

Jose no se atrevió a mirar hacia arriba cuando Ana se emocionó al ver algo que Vanesa le mostraba, de repente, le agarraron de la mano y le colocaron un anillo en el pulgar.

 

Era un anillo que tenía grabado “Propiedad de Ana”

 

“Deberías sentirte honrado de usar el anillo y no debes quitártelo sin permiso, lo mantendrás impecable en todo momento y no harás ningún esfuerzo para ocultarlo a nadie, cuando se te pregunte por ello, explicaras su significado como símbolo de nuestro gobierno sobre ti”, explico Vanesa

 

“Si, señorita Von Kinsky” Jose respondió

 

“Buena chica, ya te puedes ir por hoy, vete a casa y feminízate con tu nuevo hogar, querida”

 

“Si, señorita Von..” de repente otra bofetada de Ana que lo interrumpió.

 

“Cuando te digan que te vayas, te arrodillas y le das un beso en la punta de los zapatos para mostrar tu gratitud, entonces me buscas y haces lo mismo conmigo, como no llevo zapatos besaras cada uno de mis dedos por separado.”

 

Jose se arrodillo y realizo la humillante tarea, tenía ganas de hacer cualquier cosa en ese momento solo para poder salir de ese apartamento sin recibir más bofetadas.

 

“Me encanta tu entusiasmo, querida”, Vanesa le dijo a Ana mientras Jose estaba ocupado besando los dedos de los pies, “Está dando sus frutos, Susi parece estar aceptando su lugar rápidamente”.

 

“Gracias señora”, respondió Ana, “Estoy haciendo todo lo posible para…” Vanesa puso un dedo en los labios para silenciarla.

 

“Shhh, puedes usar tu boca para complacerme de otras maneras”

 

Jose todavía estaba de rodillas y las vio desaparecer en el dormitorio de nuevo, por un momento pensó en lo que le habían prometido antes y en lo diferente que había resultado todo, pero le habían dicho que se fuese para casa, y lo tenía que hacer.

 

La ropa con la que había llegado al apartamento había desaparecido y no se atrevió a preguntar por ella, lo único que pudo encontrar fue su teléfono, salió del apartamento y se vio obligado a caminar a casa con el vestido de sirvienta puesto y sentía que toda la gente que pasaba lo miraban.

 

Jose tuvo problemas para encontrar su nuevo hogar, era un apartamento diminuto debajo del nivel de la calle que estaba casi completamente vacío excepto por una cama, un armario y una pequeña cocina que constaba de un armario, un fregadero, una nevera y un horno microondas, el suelo estaba compuesto de una moqueta peluda que tenía el taco como un papel de lija y había en el ambiente un olor distintivo en todo el lugar.

 

Le habían dejado algunas cajas de cartón con sus efectos personales, pero no tenía ganas de abrirlas, lo primero que hizo fue quitarse esa incomoda ropa y meterse debajo la ducha.

 

El agua caliente que difícilmente podía llamarse así estaba tibia en el mejor de los casos y te coso quitarse todas las horquillas de su pelo y la materia pegajosa de sus labios sin jabón, se sentía cansado justo después de eso se dejó caer en la cama y se durmió.

 

El sonido de su teléfono sonando lo despertó nuevamente, medio dormido lo cogió y vio que eran las 3 de la mañana.

 

“¿Hola?”

 

“Hola Susi, soy Ana, ¿te gusta tu nuevo hogar?” pregunto con la voz casual a la que estaba acostumbrado antes de la cena, pero él no se había enamorada de ella.

 

“Si, señorita Ugrinoivc”

 

“Buenos chica, solo llamo para asegurarme de que no olvidas tus deberes para mañana por la mañana”

 

“Estaré delante de su puerta a las 7:00 A.M. Señora”

 

“Muy bien, pero se supone que debes llamarse señorita Ugrinovic o Mistress, nada más”.

 

“Lo siento, Mistress”

 

“Eso está bien, Susi, puedo perdonar eso por ser la primera vez, aun estas aprendiendo, te dejare que te vuelvas a dormir”.

 

“Gracias Sra. Urgrinovic”, Jose estaba feliz de que la conversación hubiera terminado estaba muy cansado y no quería cometer otro error.

 

“Espera hay una cosa más”, dijo de repente, “Estas usando nuestro anillo, ¿Verdad?, Vanesa dijo que no te lo puedes quitar sin permiso”.

 

Jose sintió un escalofrío que le recorrió la espalda, se lo había quitado antes de ducharse y todavía estaba en el baño, ¿Qué quería decir? Era como si ella supiera que le decía una mentira.

 

“Por supuesto señorita Ugrinovic”

 

“Buena chica, este puesto firmemente en tus pulgares, ¿Verdad?”

 

“Si, Mistres”

 

“Muy bien, porque estarías en un gran problema si no los usas, te das cuenta de eso, ¿No?”

 

“Si, señorita, Ugrinovic”

 

“Bien, déjame oír el ruido que hace, ahora mismo”

 

Jose no sabía qué hacer, miro a su alrededor para ver si había algo a su alcance que pudiera golpear para fingir el sonido, pero no pudo encontrar nada, después de un par de segundos, Ana dijo, “Estas en un gran problema, chica”, luego colgó el teléfono.

 

Él se fue al baño para ponérselo de inmediato, resulto ser una buena idea, porque Ana lo llamo dos veces más, una vez después de unos minutos para comprobar si ya se los había puesto, y otra alrededor de las 5:00 de la mañana, para decirle que se suponía que debía están en su casa a las 6:00.

 

Por un momento pensó en simplemente rechazar sus demandas, pero las alternativas no eran agradables, no quería ir a la cárcel o huir de la ley, además, ahora mismo no tenía dinero ni papeles, ya ni siquiera podía usar su teléfono, solo recibiría llamadas, pero no le permitiría hacer ninguna.

 

Le tomaría algún tiempo descubrir cómo lidiar con la situación en la que se encontraba y eventualmente salir de esto de alguna manera, por ahora, no tenía más remedio que seguir sus reglas si no quería empeorar las cosas para él.

 

Jose se dio otra ducha, se volvió a poner el vestido de sirvienta y se apresuró a ir a su lugar, donde se pararía frente a su apartamento durante más de una hora antes de dejarlo entrar, recibió algunas miradas divertidas y despreocupadas de personas que pasaban por la calle, especialmente una señora mayor que parecía obviamente disgustada por su apariencia.

 

Fue recibido con varias bofetadas en la cara y una larga reprimenda de Ana por ignorar su regla más importante tan rápidamente, luego le dijeron que preparara el desayuno para las dos.

 

Una vez que había cocinado y servicio el desayuno, así como retirado y lavado los platos se le informo que era el momento de recibir su castigo, le dijeron que se desnudara por completo, una vez que estuvo desnudo, Ana le dio un nuevo par de zapatos para que se los pusiera, se veían similares a los que había llegado andando, pero eran de un número más pequeño y tenía problemas para ponérselos, también tenía un tacón extremadamente más estrecho, y ni siquiera podía estar derecho sin tambalearse un poco, Jose descubrió que los tacones hacían un sonido muy distintivo por el suelo cuando siguió a Ana hacia la cocina, donde ella le dio unas bragas de lates rosa para que se las pusiera, abrió el congelados y procedió a llenar las bragas con cubitos de hielo hasta que se abultaron alrededor de su cintura.

 

Entonces Ana le hizo ir a la sala de estar y pararse frente el sofá con las manos detrás de la espalda y las palmas juntas, las chicas se tomaron un tiempo libre, leyeron revistar y periódicos e ignorarlo por completo, excepto por algún empujón ocasional con la punta de los zapatos para mover los cubitos de hielo.

 

Mientras le dolían los pies por los nuevos zapatos y cada movimiento más leve se encontraba con una mirada furiosa de Ana, el frio se transformaba lentamente en una sensación de congelación y finalmente se sentía como se le quemase hasta el punto en que temía el menor movimiento o toque de su cuerpo de los zapatos para intensificar el dolor, eventualmente temblaba y sus dientes comenzaba a castañear, lo que le valió una sonrisa pícara de Vanesa, así como otra bofetada de Ana, gritando “Silencio”, él intento controlar mientras lo mantenían sufriendo.

 

Después de unos veinte minutos, Ana lo llevo al baño donde le quito las bragas y los cubitos cayeron por todo el suelo, ella procedió a poner un lubricante transparente sobre sus genitales y deslizar un tubo de metal curvo sobre su pene, a pesar de estar lubricado y arrugado por el hielo, todavía le quedaba bien ajustado y tenía un grueso manguito de metal sujeto que se cerraba firmemente detrás de su escroto.

 

El entumecimiento resultado del hielo y el enfriamiento inicial del lubricante, Jose sentía ahora una sensación de escozor alrededor de su ingle, Ana volvió a colocar el tubo en el estante del baño, en la etiqueta pudo leer “Ice Hot” vio lo sonrisa malvada en el rostro de ella cuando sus pelotas comenzaron a sentirse como si estuvieran en llamas y sus manos comenzaron a revolotearse.

 

“! ¡No te atrevas a tocarte de ninguna manera!, ¡Ahora limpia esto y luego ven a informarme!”

 

Su entrepierna estaba en llamas y salían lágrimas de dolor mientras recogía los cubitos de hielo y secaba el suelo, cuando se reunió de nuevo con las chicas en la sala de estar, su entrepierna todavía estaba ardiendo.

 

“Manos detrás de la espalda, palmas juntas y permanecerás callado”, Dijo Ana mientras lo conducía a la sala de estar donde él se paraba con lágrimas en los ojos esperando que el dolor desapareciera, después de una eternidad de malestar e indiferencia, la sensación de ardor había disminuido y las chicas finalmente le prestaron algo de atención.

 

“Ahora, ¿Qué es lo que tienes en mente, Ana?”, pregunto Vanesa.

 

“Como puedes ver, nuestro esclavo tiene un nuevo par de zapatos muy femeninos que deberá usar a partir de ahora, le ayudaran a recordarle que no repita su error, además, debido a la gravedad de su ofensa hacia ti, lo he puesto un dispositivo de castidad y me gustaría pedirte ahora que determines su sentencia, Vanesa”.

 

“! ¡Estupendo! creo que cuatro semanas le vendrán bien”. Ella decidió.

 

“¿has escuchado esto, Susi?, ¡La señora Vanesa te concede cuatro semanas de castidad!, ¿Qué dices?”

 

“Gracias señora Vanesa”

 

*bofetada*

 

“Gracias señorita Von Kinsky”

 

“! ¡Mejor! por supuesto que, también recibidas otras cuatro semanas de mi parte, que serán en total ocho semanas de castidad para ti”.

 

“Gracias señorita Ugrinovic”

 

“Me gusta, Ana, lo estás haciendo bien” Vanesa comento.

 

Ana le sonrió, “Gracias señora, pero hay más”.

 

Vanesa aplaudió emocionada, “¡Excelente! no puedo esperar”.

 

Ana saco una varilla de acero inoxidable con una curvatura, tenía una especie de gancho en una extremo y una bola de metal en forma de huevo con una brida cónica única a un ángulo de 90 grados en el otro.

 

“Date la vuelta y agáchate, pon tus palmas en el suelo frente a ti y abre las piernas esclavo” dijo dándole a Jose una palmada en el trasero, obedeció y asumió la posición incomoda y difícil, tratando de evitar que sus pequeños tacones se separaran más en el suelo.

 

“Este extremo se conecta al dispositivo”, explicó Ana, mientras metía la mano entre sus piernas conectando el gancho al frente del tubo de metal y tirando de él en la parte posterior.

 

El pene y sus pelotas estaban incómodamente apretados y doblados por el ángulo hacia abajo del tubo.

 

“Yo lo llamo el apego de Camelot, se asegurará de que todo este bien guardado y de que las bragas tengan un aspecto plano”.

 

“¡Encantador!” Vanesa se inclino hacia delante para mirar mejor, Jose sintió un dedo que le aplicaba en el culo y antes de que pudiera preguntarse si estaba más helado, sintió la sensación de frio huevo de metal entremetiéndose.

 

“Esto entre aquí para mantener todo en su lugar”, Ana explico mientras empujaba el huevo contra su esfínter. Jose trato de reprimir un gemido cuando se introdujo dentro.

 

“¿Te quejas, Susi?”

 

“No señorita Ugrinovic” sabia que cualquier otra respuesta habría estado mal ya que ella literalmente lo tenia agarrado de los huevos en ese momento.

 

“Entones, ¿ese sonido que has hecho ha sido una expresión de placer?” Ana bromeo y movió el Plug

 

“Uh…, si señorita Ugrinovic” respondió mientras Vanesa se reía, era muy humillante.

 

“Bien por ti”, Ana continuo, “Debido a que te gusta tanto, vamos a hacer de esto una adicción permanente a tu atuendo, se te pedirá que uses el accesorio de Camelot en todo momento en este apartamento, considéralo parte del atuendo de criada a partir de ahora, tendrás que estar en lugar una vez que te vistas para servirnos, además de una apariencia femenina agradable, también evitara que te sientes y uses el baño de esta casa, ¿Qué dices?”

 

“Gracias señorita Ugrinovic”.

 

“¡Muy bien, Susi! Por supuesto el tubo de castidad permanecerá en su lugar, el mes de castidad que has recibido de cada una de nosotras es solo tu ciclo inicial, después de casa vez que te permitamos tener algo de alivio, te encerraremos de nuevo”, “Para el futuro, tu desempeño como empleada domestica y cocinera afectara en gran medida el tiempo que estarás encerrado, cuantas veces y de que manera se te permitirá tocarte, y por supuesto la duración de los ciclos…, Tanto Vanesa como yo creemos firmemente que la castidad te beneficiara en tu papel de sirviente y te ayudara a aceptar tu lugar, después de un par de semanas, te volverás más dócil y estarás motivado para complacernos, ¿No suena bien?”

 

“Si, señorita Ugrinovic”

 

“Bueno seguramente te darás cuenta de que hoy solo agregamos cosas positivas a tu nueva vida, cosas por las que deberías estar agradecido, ¿Verdad?”

 

Jose seguro que no sentía que le hubiera pasado nada positivo hoy, todavía sentía frio por el hielo y la quemadura de la crema al mismo tiempo, sus genitales estaban incómodamente bloqueados y comprimidos, había un gran tapón de metal en su trasero, sin embargo, sabía lo que tenía que responder.

 

“Si, señorita Ugrinovic”.

 

“¿No es dulce?” dijo Ana a Vanesa mientras se sentaba en el sofá junto a ella, luego volvió a enfrentarse a Jose, “Ya sabes como agradecernos, esclava”, señalando a sus pies.

 

Jose todavía de en esa posición incomoda de cuatro patas, se alegro de dejarla para ponerse de rodillas, pero el huevo de metal se hundió aun mas en su recto y dejo escapar un sonido de incomodidad, lo que hizo que las chicas se rieran con complejidad mientras besaba la punta de los zapatos.

 

“Ahora que lo sacamos del camino, puedes volverte a levantar y podemos hablar sobre tu castigo”, Dijo Ana y Vanesa se rio, ¡“! ¡Oh que eres mala!” Exclamo cuando vio la cara de estupefacción de jose, “Seguramente te has dado cuenta de que no podemos seguir mimándote así, después de todo te has quitado el anillo y eso tiene consecuencias”.

 

¿Todo este sufrimiento y humillación que ha tenido que soportar hoy ni siquiera era considerado como castigo?”

 

“Párate justo en frente de mi”, le ordeno Ana mientras para su horror, llenaba una jeringa con el temido ungüento, “Tu dispositivo tiene una pequeña característica especial, esclavo, hay una bolsa de goma incorporada en el tuvo y la voy a llenar con este contenido”, ella explico, mientras insertaba la punta en una boquilla en la parte superior del dispositivo, “la bolsa esta conectada al anillo huevo alrededor de tus pelotas, el tubo e incluso el huevo en tu trasero”, continuo empujando lentamente el embolo hacia abajo con una malvada sonrisa, “Mientras seas un buen chico y te comportes no pasara nada, pero una vez que tu princesita se hinche dentro de tu jaula, apretara la bolsa y la crema se derramara por todas partes, estoy te ayudara a entrenarte para evitar las erecciones, a la larga, desencadenara una reacción Pavloviana cada vez que te sientas excitado e incluso es posible que lleguemos a un punto en el que ya no puedas tener erecciones, ya veremos, ¿no? Vacío la jeringa y la dejo a un lado. “! ¡Ahora retrocede y observa!” ella le ordeno, cuando Jose levanto la cabeza para mirar a las chicas, las vio besándose y desabotonado se las blusas.

 

“Presta mucha atención, esta puede ser la única vez que se te permita ver esto”.

 

Jose las miro, se excito por lo que veía, su pene se hincho bombeando el temido ungüento en el dispositivo y mientras le dolían los pies por los pequeños zapatos que llevaba puestos, su trasero estaba estirado por un tapon de frio metal y su ingle comenzó a arder.

 

 

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