“hola ¿Quién está ahí?” .
Eso era lo que John había dicho al contestar el teléfono. Pero en lugar de su
tono de voz conocido (que algunos de sus amigos le decían que era como de sapo)
lo que salió de su garganta fue un tono sedoso y seductor.
“¿Es este el numero del Sr.
Brisbaine John?”. Dijo la voz de un hombre enojado al otro lado de la
línea.
“Er…, se ha equivocado de numero”.
Murmuro John y colgó. “¿Qué ha sido eso?”. Dijo en voz
alta, todavía sin poder creer que esa voz de mujer seductora que le había
venido de su propia garganta. Pero lo
hizo. “Hola, hola, hooooolaaaa”. Hablo
tratando de mirar como si tuviera un micrófono. Intentado que saliera lo mas
masculina posible. Pero aun así todavía sonaba como de una mujer, y claramente
era una voz que se escuchaba en el otro lado de una “línea caliente” que
ofrecía sexo por teléfono. Repitió el ejercicio un par de veces hasta
convencerse de que no era una alucinación auditiva. Pensó en una nueva prueba,
por lo que cogió el teléfono y marco el numero de uno de sus amigos, David
Duff. Cogió el altavoz y espero hasta que David respondiera.
“Buenas Tardes”.
“Buenas tardes, señorita, ¿en qué
le puedo ayudar?”. Al ver como su amigo parecía incapaz de reconocer su
voz hizo lo mismo con otro amigo e hizo algo más arriesgado.
“disculpe. Estoy llamando para
pedir una referencias sobre el detective John Brisbaine”
“¿y que puede buscar una chica
como tú de un tipo como John?”
Eso fue demasiado. John celebro
con risa tanto como pudo y colgó sin decir nada más. Esas galletas eran mágicas
después de todo, “como las de Alicia en el país de las maravillas!”, pensó, recordando
el libro que había leído en su infancia. “Hubiera sido mejor que me hicieran crecer y
convertirme en un gigante. Pasaría de todo el mundo que le debo dinero para
vivir en paz!”
Pero él no sería capaz de vivir
en paz durante lo que quedaba de ese día, y hasta el próximo, al mismo tiempo
que no sería capaz de salir de casa o contestar el teléfono. Justo cuando
estaba pensando en ello, el teléfono volvió a sonar. John ya había reconocido
la voz de las anteriores llamadas, era un prestamista de quien le había
prestado cinco mil hace un año y todavía no había pagado ni un centavo. Y
estaba seguro de que volvería a llamar una y otra vez si él se negara a
responder, porque era con un dolor de muelas.
Pero entonces tuvo una idea. Cogió el auricular y contesto, pero esta
vez en tono aun más seductor.
“Aquí la oficina del Sr. John
Brisbaine. ¿En qué le puedo ayudar?”
“Pero, ¿Quién diablos es usted?”,
dijo el hombre, enojado que tenía en línea
“Soy Shayla, la secretaria del Sr.
Brisbaine, ¿quiere dejarle algún mensaje?”
“Dile a ese hijo de puta que si
no me paga antes de final de semana voy a buscarlo a su casa y lo ahogo con mis
propias manos”
“Pero, señor, ¿Cuál es la razón
de su agresividad?, ¿Le he hablado mal?”
“Er..Bueno le pido perdón. Ya sé
que usted no es culpable de eso, pero ese pedazo de mierda…”
“Por favor, trate de calmarse un
poco. Relaaaaax. Piense en algo agradable, ehem, por ejemplo…es decir…, nunca
me ha visto, ¿Cómo se imagina que soy?, ¿seré morena?, ¿seré guapa?
“Es…,es….,¿Qué?”
“hombre, no sea tímido, ¿quiere
que yo le ponga mas cómodo?, vamos, no se atreve a adivinar el color de mi
cabello?”
“Bueno, escuchando la voz me
imagino….,¿pelirroja?”
“Primer intento!, ¿ves que cuando
estas más tranquilo, siempre podemos intimar más?. Y, dime, si estuvieras aquí,
si vinieras y me encontraras como ahora, sola, aburrida, y él con una ropa algo
ligerita, ¿Qué crees que harías conmigo?”
“Bueno, a decir verdad…, si
realmente fueses como yo te imagino…., tal vez incluso podría olvidar la
deuda…”
“¿ves?, ¡que bien si puede hablar
cuando estar relajado!, pero vamos a hacer algo. Es cierto que estoy sola, pero
ahora mi tiempo se ha acabado y tengo que irme. Déjame tu número de teléfono y
te voy a hacer una llamada, ¿te parece bien?”
“Perfecto, llámame al 555-3456,
mi nombre es William, William o’ hará. Puedes llamarme cuando quieras, cariño.
Te voy a esperar, te voy a esperar siempre”
“muy bien. Adiós!”
“Bye Bye!”
Y a continuación, John colgó el
teléfono.
John sin darse cuenta, la llamada
telefónica le había provocado una erección y enseguida sus manos las tenía
entre las piernas tocándose. Se puso rojo de vergüenza y descolgó el teléfono
para evitar nuevas llamadas entrantes. ¿Cómo podría él excitarse sexualmente
haciendo de mujer fatal por el teléfono?, ¿se estaría volviendo gay?. Para
sacar de cualquier duda, volvió a poner aquel video porno que tanto lo
excitaba. Solo con el principio ya tuvo que ir corriendo al baño ya que de lo
contrario haría un gran charco de semen en el sofá.
La recuperación de la excitación
y ahora mas clamado le echo un vistazo a las cartas que tenia encima de la mesa.
Los cinco mil dólares que debía a O’ hará era solo una pequeña parte de su
enorme deuda.
“tengo que hacer algo”
El siguió hablando en voz alta
con su voz de prostituta sofisticada. No sabía porque, pero sentía la necesidad
de hacerlo. Le gustaba escucharse a si mismo hablar.
“Si me voy con O’ hará se
olvidara pronto del trato amable que me dio cuando oyó la voz de mujer…espera
un momento!” se dio la vuela a las galletas que estaban abiertas en el
sofá. “si lo que hay aquí escrito acerca de la primera galleta tenia la razón
el resto debe funcionar también. Vamos a ver que hay mas escrito por aquí”.
Cogió la caja y le dio la vuelta.
Siguió con la lectura, con su voz femenina.
“el caso de comer dos galletas te
convertirás en una mujer sexy por un día. Comiéndose tres de convertirás en una
ninfómana con un deseo irrefrenable de sexo y lujuria que te hará perder el
control de tus actos. En algunas ocasiones incluso se puede tener temporales pérdidas
de memoria. Los efectos desaparecen al día siguiente. Comer cuatro galletas…”
Y siguió leyendo hasta el final.
Con más galletas la transformación era más evidente hasta convertirse en permanente,
a partir de la novena galleta.
“Dios!”, se dijo a sí
mismo.
Solo escuchándose a si mismo
hablando sintió que su miembro estaba empezando a endurecerse de nuevo.
“!maldita sea!”, pensó
mientras se ponía ambas manos en la boca. “no se escribe nada al respecto, pero podía
ser que estas cookies estuvieran afectando mi libido?”
Pero él todavía sentía una fuerte
compulsión a seguir hablando en voz alta.
“si casi me deshago con una sola
galleta, con más de una puede…nooooo!”
Su miembro estaba a punto de
estallar de nuevo. Y todavía quería hablar con esa voz, escucharla sentía el impulso
de violarse a sí mismo. No podía seguir y se enojaba. En un arranque de
inspiración como los que tenía cuando se encontraba con la pista de un caso,
fue a la caja donde había un engranaje de esclavitud, revolvió un poco entre
las cosas hasta que encontró lo que estaba buscando. Una mordaza de cuero que
se ataba detrás de su cara. Se lo puso y la apretó de golpe. Ahora trato de
hablar, pero la presión de la boca hacía imposible mover su mandíbula inferior
de la boca. “ahora te callas, puta!”, - se dijo -.
Solo pensar en ello le provoco
una excitación tan explosiva que tuvo que correr al baño a correrse de nuevo.
Se quito la mordaza, se metió en la ducha y abrió el grifo del agua fría.
Aunque sentía correr el agua en su cuerpo pensaba que no sería capaz de
reprimirse de lo que tenía en su mente. Era más fuerte que él y tenía que dejar
que se expresara. Siempre había actuado así antes cuando se enfrentaba este
tipo de sentimientos. Cuando él literalmente se comido todos los libros de
misterio como había podido y estaba lleno de orgullo cuando podía resolver los
casos, incluso antes de que el detective de la historia optara por seguir, así
que después de que el instinto y desobedeciera a sus padres, que querían que
fuera abogado, dedico su vida a su pasión.
Pero en este caso, su pasión
era…, la locura! ¿Él realmente deseaba tener el cuerpo de la mujer que había
imaginado con aquella voz tan sensual? Podía llegar tan fácilmente, era solo
cuestión de comer una galleta mas y…
Pero entonces como una bombilla
se encendió en su mente. Ese rayo de razonamiento que le permitió reunir todas
las piezas y resolver el misterio. ¿Y si se puede mezclar su deseo real con la
posibilidad de deshacerse de todas sus miserias con un solo tiro? Era realmente
una idea ridícula, pero las deudas lo estaban ahogando. Con este plan se podría
conseguir dinero fácil y deshacerse de todos sus acreedores. Pero era demasiado arriesgado y además el
otro asunto, el orgullo de ser un hombre.
No podía creer que estaba
pensando en hacerlo, pero no había otra opción. Tenía que trabajar o su
virilidad se rompería en pedazos. Fue definitivamente una decisión difícil, por
lo que John pasó varias horas para tomarla. Por último, todos sus argumentos
habían terminado. Era una batalla perdida, tendría que recurrir a ese plan.
Ahora que lo veía con más claridad se convención de que no era solo una buena
idea, era una excelente plan. Lo haría sin ningún remordimiento y después…, así
vería lo que vendría después.
Volvió a leer la letra pequeña
que había en la parte inferior de la caja para asegurarse. Vio que una una ya
era suficiente, ya que con la tercera obtendría un deseo sexual incontrolable y
que iba a perder el control sobre sus actos y sus recuerdos. Estaba empezando a
perder el control de lo que no podía dejar que empeorara o su plan se
arruinaría.
Miro por la venta de su pequeño
apartamento y vio que ya era de noche. Tenía que moverse rápidamente y con
absoluta rapidez. John hizo un inventario mental de todas las cosas que iba a
necesitar. Si, esa noche iba a realizar un espectáculo, y lo que necesita un
espectáculo es un escenario!.
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