Los
dos coches entraron en el jardín a las 19:45, cerraron la puerta y luego
bajaron con bolsas de ropa, me ordenaron que sirviera un pequeño aperitivo en
el salón. Sabiendo cuáles son sus gustos inmediatamente abrí una botella de
vino blanco y les traje a la sala de estar con las manos ocupadas con las copas
y la botella. Michelle me remitió de inmediato a la concia sin dejar que las
pusiera sobre la mesa, me dijo que para un buen servicio se debe poner encima
de una bandeja. Así que regrese con una bandeja para servirles con la mirada de
sus ojos sonrientes. Entonces mi esposa me dijo con una sonrisa radiante que tenían
un sorpresa para mí. Sus expresiones faciales indicaban claramente que la sorpresa
podía ser difícil de hacer y no estaba equivocado. Me ordenaron que me
desnudara, me quite la ropa, preguntándome que podía esperar de ellas. Mi mujer
abrí las bolsa, saco una bragas de encaje de color rosa que me las tenía que
poner inmediatamente. Se levanto cogiendo un sujetador a juego me lo puso
diciendo que iba a estar bien con eso. Yo preferiría estar desnudo, era menos
vergonzoso. Miriam luego saco una especia de corsé auto-ajustable, me dio unos
consejos para que me pusiera correctamente. Después de haberlo colocado, que
por cierto estaba ridículo, sacaron de la bolsa un vestido de color rosa. Yo
estaba furioso porque si que la ropa interior femenina siempre me había atraído,
pero no puesta en mi, además yo era como su espectáculo privado. El punto
culminante del espectáculo que mas me humillo fue que me colocaron una peluca
de cabello largo de color marrón. Rompieron como locas riendo y comentando lo
guapa que quedaba. Pedí permiso para servirme una copa, me dieron un poco de
102, me la bebí de golpe para ver si me daba coraje para no enviar todo eso a
la mierda.
Sin
duda sentí que estaba cerca de los limites cuando me invitaron a sentarse con
ellas. Sus manos tocaron traviesamente todo mi cuerpo, me acariciaron los
muslos, los pechos a través del
sujetador, tocando y besando, fusionando burlas por la situación, diciendo
cosas como "Esta noche, es noche de chicas", y cosas así, mi esposa añadió
que le gustaba bastante como estaba vestido. Sus manso no paraban, me estaba
volviendo loco, era como un juguete sexual en las manos de dos traviesas
mujeres.
Serví
la cena vestido de chica, no me molestaba, al contrario era divertido, un poco
menos cuando hablaban de buscar unos zapatos de tacón, para hacer mas chica. Después
de la cena, la noche se oriento de inmediato hacia los juegos y los mimos. Mi
esposa me envió hacia el cuarto de baño, lo cual hice no con mucho gusto porque
sabe que la lluvia dorada no es muy de mi agrado. Michelle dijo que quería
beber champan dorado mientras mi esposa jugaba con sus pezones mientras saboreaba
su coño. Ciertamente lo hice, pero parcialmente y estaba muy caliente, pero no
fue eso muy capaz de convencerme. Con unos cuantos tirones de pecho, asociados
a pellizcos de mis pezones me tiraron de rodillas a los pies de Michelle, mi
esposa estaba en un estado éxtasis y me obligo a beber toda la lluvia dorada de
Michelle. Luego fue el turno de mi esposa que hizo todas sus necesidades
delante de mis labios y con su consolador favorito lo introducía dentro de Michelle,
mientras con otra mano me pellizcaba mis pezones. Mi esposa es una mujer
fuerte, yo estaba inundado por unta tercera vez, pero esta vez me tome la convicción
de su fruto generosamente y disfrute.
Después
de esos momentos de éxtasis y de delirio, estábamos agotados. Nos dimos un baño
rápido los tres juntos y ellas me pusieron una camisola de satén antes de
ponerme el collar y atarlo a las patas de la cama, me tumbe en una manta en el
suelo. Lo que más me sorprendió y era que yo estaba feliz de estar junto a
ellas en el dormitorio, aunque estuviera en el suelo como un perro, estaba
feliz de que me dejaran dormir allí. Un sentimiento de pertenencia y de
bienestar me permitió rápidamente hundirme en los brazos de Morfeo.
Por
casualidad o para empeorar las cosas, Michelle encontró un trabajo al día
siguiente en Paris muy bien pagado y se fue dos días después. Guardo muy buen
recuerdo de esa sublime aventura. Ahora mi mujer me dice que quiere pasar 15 días
de vacaciones en verano juntos, no sé si tomármelo bien o mal, ya que no se qué
puede pasar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario